tag:blogger.com,1999:blog-59964070943143464292024-03-09T00:49:01.928+01:00The Man Who CanCelyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.comBlogger66125tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-72394032516542144692014-04-21T22:12:00.001+02:002014-04-21T22:12:47.860+02:00The School (Jeanne, 2)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Bueno Jeanne, mantén la calma. No pasa nada</i><i><span lang="EN-US">>></span></i><span lang="EN-US">. </span>Suspira
molesta. Nunca le ha gustado el instituto, ¿por qué tiene que ir? Su padre le
dio el ultimátum de que o empezaba a ir a clase cuando iniciara el próximo
semestre o la llevaba de vuelta con su madre. Jeanne aguantó todo lo que pudo
evitando volver al colegio, pero cuando su padre le dijo eso, sabía que no
había que buscarle las cosquillas y que debía acatar las órdenes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
De todas formas odia la idea de
ir a clase. No necesitaba nada de lo que le ofrecía; su filosofía se basaba en
que el colegio no te enseña lo que necesitas realmente en la vida. Te meten un
montón de palabras, cifras y datos en la cabeza y te obligan a memorizarlos
para luego ponerte a prueba. Y muchas de esas cosas luego no las volvería a
utilizarlas en toda su vida. Algunos son conocimientos básicos, pero Jeanne
puede aprender todo lo que desee y necesite por su cuenta y cuando quiera. Que
se lo impongan le quita toda la gracia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb hizo la matrícula de su hija
hacía unas semanas, así que todo el papeleo estaba hecho, una cosa de las que
Jeanne no tendría que preocuparse. Ya sabe que una estudiante modelo ni por
asomo va a ser. Se esforzará lo mínimo, pero lo suficiente como para ir pasando
todas las pruebas y exámenes. No cree que su padre le reprenda si no llega a
casa con notables y sobresalientes, así que ambos estarían contentos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le molesta también la idea de
cómo va a amoldarse a sus compañeros. A pesar de que le agrada la gente, su
compañía y el contacto con los demás, su odio hacia el instituto hace que
también odie a los alumnos, a sus compañeros, por lo que ellos siempre la han
visto como una borde amargada. Eso en cuanto a las chicas, que la odiaban por
ser tan distante y por el tema de los chicos; en cuanto a ellos, esa rebeldía y
pasotismo siempre les ha resultado atractivo. Jeanne más de una vez ha
sucumbido a la tentación de coquetear con muchos de ellos, pero sin llegar a
nada más, ni siquiera a entablar ninguna amistad; simplemente encendía el motor
del coche y le dejaba rugir, pero no pisaba el acelerador. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Quizá eso es lo que menos le
gusta del instituto, lo que piensen los demás de ella. Intenta que lo que la
gente diga de ella le resbale, y más en un sitio con el no quiere tener nada
que ver, pero es demasiado sensible. Nunca ha tenido un amigo de verdad,
alguien en quien confiar, con quien hablar cuando le preocupa algo o cuando no
se encuentra bien con quien pasar el rato, reírse, compartir cosas y momentos.
Jeanne ha sabido lidiar con esa soledad muy bien, pero siempre ha sentido que
le falta eso: alguien especial. Sabe que si encontrara a alguien que la
comprendiera y que quisiera estar con ella, sería la Jeanne de verdad, ella
misma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lleva demasiado rato mirando la
fachada del edificio, y como era de esperar, hay gente que pasa por su lado y
se le queda mirando extrañada. Jeanne se pasa una mano por el pelo, que vuelve
a caer revuelto a ambos lados de la cabeza, y empieza a subir los escalones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hace respiraciones profundas; no
entiende por qué está tan nerviosa, pero lo está. Pregunta en conserjería dónde
está su clase y se dirige a ella tras las instrucciones que le dan.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Alguien le pone una mano en el
hombro y da un salto asustada. Los chicos y chichas que están por el pasillo se
giran a mirarla. Más que nunca Jeanne adora con locura a la Jeanne del pasado
que decidió dejarse el pelo largo, en el que ahora puede esconderse de las miradas
y los curiosos, avergonzada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se da la vuelta y alza los ojos
para ver a la mujer que la ha asustado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Perdona, ¿eres Jeanne Moran?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella asiente. La mujer era joven,
de pelo oscuro, cara redondeada y una bonita sonrisa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Soy la señorita Oswin, tu
profesora de literatura. Encantada —le tiende la mano, de la que Jeanne duda un
instante pero que luego accede a estrechar—. Mi clase está a punto de comenzar.
¿Me acompañas?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vale…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por el camino, la profesora le
hace preguntas varias que ella responde escuetamente o con monosílabos aunque
le cuesta ser distante; la profesora parece simpática. Le consuela diciendo que
seguro cogerá el ritmo del semestre pasado sin problemas si se esfuerza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya hemos llegado. Tus compañeros
están dentro. Vamos a presentarte.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La profesora entra antes, y
detrás de ella Jeanne, cambiando totalmente el gesto sumiso por uno más seguro
de sí mismo y serio. Quizá no sería justo para esa profesora tan simpática,
pero debe empezar ya. Los alumnos apaciguan sus conversaciones al ver a la profesora
entrar, pero al ver que va acompañada, los murmullos vuelven a intensificarse.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Chicos —la dulce voz de la
profesora hace que los alumnos, dóciles, guarden silencio y le presten atención—.
¡Espero que hayáis tenido unas buenas vacaciones! Este semestre se incorpora
una nueva compañera, que no ha podido hacerlo antes por temas de la mudanza y matrículas
—pone una mano afectiva en el hombro de Jeanne—. ¿Te gustaría presentarte?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne resopla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me llamo Jeanne —se encoge de
hombros—, y no he venido antes porque no me apetecía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La clase estalla en carcajadas y
murmullos chismosos, niñitas que ya empiezan a mirarla mal o con recelo y
chicos que le sonríen o se quedan boquiabiertos por su desparpajo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Venga Jeanne. No los alborotes,
que luego no hay quien los controle —susurra la señorita Oswin, que al parecer
no se toma mal el comentario, algo que a Jeanne, en cierta manera, le alivia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le da una palmadita en la
espalda, invitándola a que se siente en el sitio que le señala con el brazo, un
pupitre en el centro a dos filas de la ventana. Jeanne se dirige a su sitio y
nota varios ojos puestos en ella. Mira al frente sin centrar sus ojos en nadie,
hace una mueca y se sienta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bien —prosigue la señorita Oswin—.
Supongo que habéis leído el libro que os mandé para vacaciones. Seguro que alguien
puede decir cuál es el tema principal. Una pista: no es el amor —añade después
de una risita.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una chica a la izquierda de
Jeanne baja avergonzada el brazo nada más terminar la profesora esa frase.
Jeanne sonríe; otra tonta que cree que el amor está en todas partes y es el
centro del universo. Parece que ella se da cuenta y le lanza una mirada
asesina, pero Jeanne contraataca y le lanza otra más mortífera. La chica cede
tras un resoplo de indignación y vuelve a mirar hacia delante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ambos personajes deben dejar
atrás sus crisis personales y estatus sociales para afrontar su relación —empieza
a decir un chico otra fila más a la izquierda de Jeanne—. Elisabeth debe olvidar
sus prejuicios y Darcy su orgullo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne observa que la clase es
bastante normal, con sus peculiaridades como cualquier otra, pero respira
respeto en el ambiente. El que ha dado la respuesta es un chico, y nadie ha
saltado para llamarle listillo, pelota, sabelotodo o mariquita, por el libro en cuestión del que habla, sea
obligatorio o no (eso a un abusón le importa un comino).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La tonta repipi de antes es la
única que siente el impulso de girarse en dirección contraria a la de Jeanne,
mirando esta vez al chico, y Jeanne siente por el aura negativa que desprende que
le está lanzando otra de sus miraditas a él, quien no parece prestarle
demasiada atención.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne se inclina un poco para
fijarse en el chico. <i><<Me resulta
familiar…>></i>. Él la mira, y aunque se queda unos momentos sin
reaccionar como ella, acaba abriendo los ojos de par en par del asombro. Jeanne
le imita cuando cae en la cuenta y se aferra tensa a la mesa, clavando las uñas
en los extremos de la mesa. <i><< ¡Oh
Dios, es el chico del callejón!!>></i>, piensa, y vuelve rápidamente la
vista al frente. No le había visto desde aquel día, y estuvo preocupada por él
un par de días después por si no estaba bien, pero verle ahora ahí le aliviaba
cantidad. Qué casualidad que estén en la misma clase y curso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne sonríe mientras mira a la
profesora, aunque no la escucha. Ahora que ha visto al chico a la luz y limpio,
puede apreciar más sus rasgos y facciones: tiene el pelo marrón oscuro y los
ojos pequeños y verdes, algunas pecas en nariz y mejillas y los labios finos.
Es mono, para qué negarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las clases van pasando, pero no
tiene ocasión de acercarse a él, del que ha descubierto que se llama Hamish (un
compañero le había llamado durante la clase de Historia para pedirle prestado
un bolígrafo). Jeanne más de una vez se inclina hacia delante o hacía atrás
para eludir a la repipi y poder mirarle, pero él hacía lo mismo a la vez que
ella, y cuando sus ojos se encontraban, pronto volvían ambos sus ojos hacia
delante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Termina la penúltima clase del
día. Jeanne se ha aburrido lo que no está escrito. <i><<Como imaginaba, una pérdida de tiempo>></i>, quitando
quizás el detalle de Hamish. La última clase parece que se da en otra aula, así
que todos salen a sus respectivas taquillas para coger algo que necesiten o
directamente se dirigen hacia la clase. Jeanne ve aquí su oportunidad para que,
después de buscar su taquilla, buscar al chico y hablar con él. Coge el papel
donde tiene apuntado el número de su taquilla y empieza a mirar todas hasta dar
con la suya.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por más casualidades de la vida,
su taquilla está prácticamente al lado de la de Hamish (sólo un par más las
separan). Él parece haberse dado cuenta también y se le queda mirando
tímidamente. Jeanne sonríe y le saluda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Eres el chico del callejón! —se
lleva unos mechones de pelo detrás de la oreja—. ¿Qué tal estás? Por cierto,
soy Jeanne.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le extiende la mano y él, veloz,
se la estrecha.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hamish. Pasé sólo esa noche en
el hospital hasta que al día siguiente fueron a por mí. Todo gracias a ti.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Qué bien. Me alegro de que no
fuera nada grave; estabas horrible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Él sonríe, quizá por no hacerle
un feo a su inofensiva falta de tacto. Puede que estuviera aún sensible por lo
que Dios sabe lo que le pasara esa noche. Jeanne se intenta disculpar con una
sonrisa inocente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No pude darte las gracias —continúa
Hamish.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tranquilo —hace un gesto con la
mano para quitarle importancia—. Estabas un poco ido; no podías ni hablar.
Además, cualquiera con dos dedos de frente habría hecho lo mismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ambos sonríen y se quedan unos
segundos sin decir nada, observándose. Él parece que la analiza o algo
parecido, porque no para de mirarla a los ojos, al pelo, a los ojos otra vez, a
su cuello, ropa, labios y de nuevo a los ojos. La penetra con la mirada, como
si intentara ver a través de ella y su cuerpo no le dejara ver lo que tiene
detrás. A Jeanne le entra un escalofrío, pero prefiere no preguntarle qué hace.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Desde cuándo lees libros para
chicas? —suelta de repente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué? —Hamish deja de hacer lo
que demonios estuviera haciendo para mirarla (esta vez con más normalidad) con
el ceño fruncido, extrañado—. Era para clase. Obligatorio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya, pero te has explicado muuuy
bien. Parece que entiendes bastante cómo funcionan.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me gustan los libros… Todos —añade
esto último tras una pausa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne asiente con un murmullo
cerrado. Intenta hacerle de rabiar, aunque no sabe por qué, no a él. A veces lo
hace, molestar a la gente, decir algo que quizá a ellos no les guste para
sacarles de sus casillas y ver cómo reaccionan. Es divertido. Era su forma de
ver si alguien merecía la pena o no.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le gustaría que Hamish mereciera
la pena; siente que le cae bien, o que puede llegar a hacerlo. Su amistad
empezaría con una divertida anécdota: le salvé cuando me lo encontré tirado en
un callejón y unas semanas después coincidimos en el instituto. El destino,
señoras y señores.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Con la señorita Oswin deberías
ser más amable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Contraataque. O está siguiendo el
juego o intenta echar de su campo la pelota.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Cuándo es la boda? —pregunta
ella con una amplia sonrisa.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p>— ¡¿Qué?! ¡No! Es sólo que es una
buena profesora. No sé cómo serás con los demás, pero te aconsejo que con ella
no seas igual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La ha calado. Sabe de qué va, o
eso parece. Sólo la conoce de un par de vistazos en clase y nada más, pero es
como si supiera que va de farol.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne suspira.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Te salvo la vida y me lo
agradeces con un sermón? No me gusta el instituto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Todos dicen lo mismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No, en serio. No me gusta,
na-da. Y no tengo por qué ser simpática con alguien en especial. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eso último no le suena bien una
vez dicho. Es como si diera a entender que nadie, absolutamente nadie, podía
llegar a caerle bien, ni siquiera Hamish. Echa a andar, huye, aunque no le gusta
verlo de esa manera. Para sorpresa de Hamish, no va en dirección a la siguiente
clase, sino a la puerta principal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Eh! —grita él, llamando la
atención de unos cuantos chicos que andan por ahí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne se gira con una sonrisa de
oreja a oreja y le guiña un ojo antes de volver y salir del edificio. No se va
porque quiera evitar a Hamish, hacer una bola de lo que le acaba de decir; no
quiere apartarlo. Simplemente no aguanta estar más tiempo en el colegio.
Necesita respirar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los días pasaron y pasaron, y
todo iba normal: Jeanne asistía a clase, su padre estaba satisfecho de haber
hecho mella en su rebeldía y haberla apaciguado y ella se sentía mal por la
opresión a la que estaba sometida. Lo que nunca habría esperado es que al final
se esforzara un poco en general, y todo había sido por Hamish, que quizá era el
único alivio que sentía, el haber encontrado a un amigo, a uno de verdad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de disculparse por haber
intentado sacarle de sus casillas (nunca pedía perdón, pero era una excepción),
empezaron a pasar más tiempo juntos. Ella a veces seguía metiéndose un poco con
él, pero al parecer las inofensivas pullas y bromas no le afectaban y ser las
tomaba bastante bien y con humor, algo que a Jeanne le encantaba (aunque
fingiese que le molestaba). Hamish había conseguido influenciarle e incluso le
ayudó a ponerse al día en el instituto, por lo que Jeanne ahora intentaba
prestar más atención por su bien y quizá, sólo quizá, por estar más tiempo con
Hamish. A pesar de que en sus primeros días ya había causado alguno, no quería
meterse en líos de manera continuada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué toca ahora? —le pregunta a
Hamish.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Historia —responde él sacando el
libro de la bandolera.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p>Jeanne está apoyada en el
alfeizar de la ventana, mirando al exterior.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No me apetece nada…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—A ti parece no apetecerte nada
nunca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡No es cierto! —replica ella.
Da un pequeño salto y se sienta en el alfeizar—. Me gusta hacer cosas, pero no
aquí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya. Bueno, pero no puedes hacer
nada para impedirlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No venir a clase.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No te conviene, Jeanne —dice él
tras un suspiro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo sé, lo sé —en realidad no lo
entiende, pero no quiere discutir—. ¿Qué haces después de clase?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hamish se deja caer encima de la
mesa, apoyando los brazos sobre el libro de Historia y a la vez la cabeza sobre
los brazos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Quizás vaya al parque.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué haces allí? —Jeanne le
mira con curiosidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dibujar, si hay algo que
dibujar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne se baja de la ventana y se
pone en cuclillas enfrente de él, imitando su postura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Guay! ¿Puedo ir? Quiero ver
cómo lo haces.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Él asiente con la cabeza con una
sonrisa. A Jeanne le daba la sensación de que a él también le caía bien ella,
aunque a veces fuera un poco serio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El profesor de Historia llega y
los chicos y chicas vuelven a sus respectivos asientos. Antes de ir a su sitio,
Jeanne le susurra a Hamish:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Qué vergüenza que no me hayas
dicho hasta ahora que dibujas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hamish se queda con la respuesta
en la boca cuando el profesor le llama la atención a Jeanne y esta tiene que
irse a su pupitre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne sonríe para sí. Le gusta
estar con Hamish, tener estos pequeños momentos. Nunca ha tenido a un amigo de
verdad, y la sensación de tener a alguien con quien bromear, pasar el rato,
hablar y compartir cosas es demasiado buena para desaprovecharla. Le parece hasta
irreal, y todavía no se cree que tenga a alguien un poquito especial que no sea
su madre o su padre. Desde hace semanas nota que consigue ser ella misma con
él; le sale solo, ni finge ni se esfuerza por ser como es. Es algo natural. <i><< ¿Será esto lo que pasa cuando tienes
un amigo, alguien con el que te gusta estar?>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al terminar las clases, Jeanne
acompañó a Hamish al parque. El chico tardó un poco hasta que se puso a
dibujar, y ese rato lo aprovecharon para hablar y conocerse mejor. Ambos
hablaron de sus familias, de las cosas que les gustan y de todo un poco, y así
supieron que tenían varias cosas en común.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de todo esto, Hamish por
fin encontró algo que dibujar: una niña pequeña con un globo rojo que paseaba
cerca de ellos. Jeanne pudo ver paso a paso cómo Hamish creaba su boceto, cada
trazado, cada línea, cada emborronado y cada vistazo rápido que daba a su
pequeña modelo para luego volver al papel y seguir creando.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne sonreía mientras le
observaba. Realmente le gusta Hamish; siente que algo
revolotea dentro de ella, pero se dice y está segura de que es porque nunca ha
estado con nadie como lo está con Hamish, siente lo que es la amistad. El chico le agradaba mucho, y más el
saber que la aceptaba a pesar de su carácter rebelde natural, pero Jeanne le
resulta divertida y a veces tímida, como él. Jeanne a veces llega a sentir que se
asemejan en que nunca ha tenido muchos amigos, pero eso sería raro; Hamish es
genial en muchos sentidos, a la gente debe gustarle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-45056205999354664302014-04-03T15:40:00.000+02:002014-04-03T15:40:04.377+02:00Impossible (Eli, 11)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Eh, Alex! —Bradley la llama
desde el otro lado de la sala. Eli se incorpora y deja de meter sus cosas en la
bolsa para darse la vuelta y prestarle atención—. Vamos a ir a tomar algo. ¿Te
apuntas?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El chico sonríe con esa sonrisa
encantadora de dientes blancos que tiene, y sus ojos azules la miran desde
lejos con intensidad. Eli nota cierta súplica en ellos, ganas de que acceda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo siento, Brad, no puedo.
Además… Estoy agotada —responde, pasándose el antebrazo por la frente brillante
por el sudor y retirándose el flequillo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vaya… Algún día dejarás que te
invite a una copa —responde él tras un suspiro lleno de teatral (aunque
sincera) pena.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella le sigue el juego con una
sonrisa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—O puede que a dos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando Bradley termina por irse
con el resto de compañeros, Eli pone los ojos en blanco y vuelve a su labor de
guardar las puntas en la bolsa. <i><<Qué
pesado…>></i>. Bradley era un chico atractivo, atlético, buen bailarín y
simpático, un tanto casanova, podría decir. A pesar de todos esos encantos y la
admiración que parecía sentir él por ella, no le interesaba. El joven llevaba
unas semanas intentando que accediera a ir a tomar algo, a dar una vuelta, a ir
al cine… Cualquier cosa con tal de quedar con ella, y Elisabeth siempre
conseguía con suerte tirarse algún farol y darle largas. ¿Para qué darle
esperanzas coqueteando y accediendo a sus invitaciones? Sería una total pérdida
de tiempo para ambos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Piensa en Erik, como piensa en él
cada día durante largo rato. Si no podía estar con él, no quería estar con
nadie. Aún guarda la esperanza de que él vuelva con ella, la encuentre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se echa la mochila a la espalda y
se dispone a salir de la academia. Jim le dijo que tenía terminantemente
prohibido seguir con el baile, pero le había quitado su casa, su nombre, su
novio y prácticamente su vida entera; no estaba dispuesta a desprenderse de lo
único que le proporcionaba placer, paz y aislamiento del miedo a perder los
nervios y la razón. El baile era su vía de escape, y esa pequeña academia del
barrio donde vivía ahora fue un milagro. No sólo asistía a clases, sino que en
un principio, cuando dio con la pequeña escuela de danza, se apuntó como
monitora y profesora de niñas pequeñas. El cambio radical en cuanto a su forma
de introducirse en la sociedad y de relacionarse con el mundo fue un respiro,
como cuando abres una puerta y el aire te envuelve, frío y arrollador, dejando
que te llene. Eli se sentía viva gracias a ello, a pesar de todo lo que se le
había quitado y de lo que se le privó por su falta de profesionalidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se abraza a sí misma y se frota
los brazos; empezaba a refrescar, y apresura el paso para entrar en calor y
llegar pronto a casa. Pasa enfrente de Koreander’s, su otro milagro. Unas
semanas después de haberse instalado, cuando el piso empezó a hacérsele pequeño
y le empezó a consumir la pena y la soledad, la añoranza y la melancolía,
decidió hacer un gran esfuerzo y echarse a la calle, conocer lo que a partir de
ahora iba a ser su entorno. Dio con esa pequeña y anticuada y mágica librería,
y se fijó en el cartel de ‘’Se busca ayudante’’. Al día siguiente entró y el
anciano Paul Doyle la recibió encantado, le hizo unas cuantas preguntas y al
ver que encajaba para el humilde trabajo, le estrechó afectuosamente la mano y la
contrató. Elisabeth vio en él a una persona sencilla y dedicada a su tienda y a
su nieto, el joven Hamish, un chico curioso y a veces parco en palabras pero
simpático.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora la tienda estaba cerrada, y
al pensar en Hamish se entristece un poco. Ella y el chico se llevaban bien; se
ayudaban mutuamente en la tienda, charlaban con naturalidad de lo que fuera y
tenían cosas en común, como el hobbie de parar a ver qué les rodeaba y decir lo
que se les pasaba por la cabeza, deducir, mirar y observar. Pero últimamente
Hamish estaba un poco distante. Un día volvió del hospital después de pasarse
allí una noche entera; su abuelo estuvo muy preocupado, pero Hamish no quiso
decir lo que le ocurrió y siempre que Eli le preguntaba rehuía la conversación
o simplemente se marchaba sin decir nada, hasta que ella desistió en su empeño
de averiguar el porqué. Llevaba días en que el pequeño, cuando se sentía en la
obligación de hablar con ella o de estar cerca de ella, evitaba su mirada, y
cuando ella buscaba sus ojos en busca de algo que le dijera qué le pasaba, los
suyos se desviaban con rapidez, eludiéndolos. Por todas estas cosas no se había
parado a hablar con él con calma, en confianza, una confianza que no era
excesiva entre ellos, pero la suficiente como para que si alguno de los dos
estuviera mal, pudieran sentarse a hablar de sus problemas. Piensa en que
pronto podría armarse de valor y preguntarle a Hamish qué le pasaba; que ella
supiera no había hecho nada que molestara al chico como para comportarse así, y
ya había pasado suficiente tiempo desde que él empezara a actuar de aquella
manera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por fin llega a casa. Con el paso
de los días, las semanas y los meses, lo que en un principio fueron cuatro
grises e insulsas paredes se convirtieron con dedicación y esmero en algo
parecido a una casa, aunque no era capaz todavía de llamarlo hogar. Lo había
amueblado a su gusto, lo adecentó, y ahora era cálido y personal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Deja las llaves en la mesita al
lado de la puerta y la bolsa a sus pies. Le rugen las tripas; el hambre la
devora por dentro, pero primero quiere darse una buena ducha refrescante y
liberadora. Cuando termina, se mira al espejo y se revuelve el pelo húmedo; ya
se había acostumbrado al castaño oscuro, pero a veces echaba de menos su rubio
natural. Se hace algo rápido de comer y se tira en el sofá para ver algo en la
tele. Desiste al aburrirle todos y cada uno de los canales y coge un libro que
se había traído un par de días antes de Koreander’s; Eli le había plagiado a
Hamish la inofensiva idea de tomar prestados los libros de la tienda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un rasposo y timbrado zumbido retumba
por toda la casa. Eli abre los ojos, dejándolos entrecerrados y mirando a
ningún sitio en particular borrosamente, y gruñe. Otro zumbido. Se incorpora de
golpe en el sofá, todavía con los músculos y el cerebro adormilados. El libro
estaba a sus pies en el suelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora son toques en la puerta.
Eli mira el reloj de la pared que hay en la cocina. Era tardísimo, ¿quién
podría ser? <i><<Como sea el cansino
de Brad…</i> —piensa mientras se frota los ojos con ambas manos para ahuyentar
las legañas y el cansancio—. <i>Aunque no
sabe dónde vivo>></i>. Podría ser Jim; nadie más que él (y puede que
Sebastian… no, puede no, seguro) sabía dónde vivía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se levanta del sofá y camina
perezosa hacia la puerta. Apoya las manos en la madera y arrima el ojo en la
mirilla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Imposible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se le corta la respiración y
suelta un gritito angustioso y lastimero. Siente que el corazón se le encoge y
se le para, los ojos se le humedecen y el vello se le eriza. Está totalmente
fuera de sí. Pero esa sensación paralizante
sólo dura unos segundos; se separa de la puerta y la abre rápida y bruscamente.
<i><<Sigo durmiendo. Esto es un
sueño>></i>, piensa. Intenta creerse sus palabras porque no quiere
sufrir, no puede ilusionarse y hacerse daño otra vez. No era la primera vez que
recreaba una escena parecida en sueños y luego sus sentimientos acaban
pisoteados. Quiere decir algo, y tiene la boca abierta dispuesta a hacerlo de
un momento a otro, pero se queda muda, y lo único que puede hacer cuando nota que
sus cuerdas vocales están vibrando es soltar otro pequeño suspiro lastimero,
haciendo que los ojos se le humedezcan aún más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te he… estado buscando… por
todas partes…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su pecho sube y baja, está
sudando y está empapado de la lluvia que había comenzado hacía unas horas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eric… —dice ella con la voz
entrecortada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se lleva las manos a los labios para
no estallar, pero no es capaz, y ya varias lágrimas, antes retenidas con tesón,
acaban surcando sus mejillas. Él sonríe y asiente, en parte también incrédulo
de tenerla delante de ella después de la larguísima búsqueda que había hecho.
Está pálido, muestra de agotamiento por el esfuerzo físico pero no mágico, algo
raro en él, pero sus ojos siguen brillando con esa intensidad que Eli no ha
olvidado; siguen siendo de un azul perla intenso, olas que se mueven en
círculos en el iris y con esas chispitas naranjas llameantes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli es incapaz de moverse y sigue
llorando, sin dejar de mirarle. Él da un paso hacia ella y busca sus manos.
Cuando las encuentra, Eli las aprieta débilmente, y empieza a subirlas por sus
brazos tocando la chaqueta de cuero, fría y húmeda, luego su pecho, a
continuación roza con algo más de firmeza su cuello y finalmente se echa a sus
labios para besarle, cortando de una vez por todas sus sollozos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando Eric volvió de ese
inoportuno trabajo para él pero idóneo entretenimiento para dar lugar a la
operación ‘’Borrar a Eli del mapa’’ de Jim, se chocó de lleno con la noticia
que no paraba de repercutir en todos los medios de comunicación: la Royal Ballet
School había saltado por los aires y Elisabeth había muerto. Jim le dio la
noticia, y fue la primera y única vez que a Eric le parecía un poco humano;
estaba destrozado, más malhumorado que de costumbre y roto, pero Eric no podía
aceptarlo. Algo dentro de él le decía que Eli seguía viva. Cuando se atrevió a
poner un pie en el piso, en el piso de Eli y suyo, en su casa, encontró el
collar que le regaló, ese con el que podía localizarla y aparecer a su lado,
estuviera donde estuviera. Eso le dio esperanzas, que era lo único que
necesitaba: Eli nunca, absolutamente nunca se lo había quitado desde que se lo
dio. Era una señal, una pista (no puesta a propósito por Elisabeth. Ella sólo
acató órdenes de no dejar nada que pudiera ayudar a Eric para dar con ella.
Irónicamente, el collar, tanto con ella como sin ella, era la pista más
importante del mundo entero). No fue capaz de localizarla con su magia, y tuvo
que ir barrio por barrio, puerta por puerta. Moriarty se dio cuenta de su
objetivo y no quiso que la localizara tan pronto, así que no se le puso fácil y
lo mantuvo todo lo ocupado posible con más viajes y trabajos, trabas camufladas
en forma de misiones que le mantenían bastante ensimismado en el trabajo y por
tanto alejado de su línea de meta. Pero siempre que Eric tenía unos momentos
para él, unos días sólo para él, siendo el único dueño y señor de su tiempo, siguió
su búsqueda. No comía, apenas dormía, y estar tanto sin cuidarse hizo que
empalideciera y se cansara más, pero no hizo caso de su malestar y no se paró a
pensar en él ni un segundo. Todo el esfuerzo estaba destinado a Elisabeth, por
llegar hasta ella. En ocasiones iba a su mundo para conseguir pociones que le
mantuvieran activo, que le ayudaran a seguir sin tener que pararse a descansar.
A veces sentía que se volvía loco, que abrazaba la locura porque su mente y su
corazón no eran capaces de aceptar que ella estaba muerta, pero tampoco hizo
caso a esos pensamientos. Y continuó, siguió luchando por llegar hasta ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora, por fin, está ahí, con
Eli, rodeando su cintura con la poca fuerza de la que dispone ya, atrayéndola
hacía él poco a poco y besándola con intensidad.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-77677355696145911092014-03-16T21:28:00.002+01:002014-03-16T21:28:56.462+01:00I will do it (Seb, 8)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><< ¡¿Pero qué coño?!>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿…Qué?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Que soy tu hija.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No sabe la cara que tiene ahora mismo, pero seguro que tiene geta de tonto incrédulo. ¿Hija? Él no tenía ninguna hija.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Yo no tengo ninguna hija.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella vuelve a cruzarse brazos. Estaba empezando a impacientarse, aunque Seb no sabe qué espera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno, eso es lo que tú creías.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sebastian resopla, molesto. La agarra del brazo y hace que entre en la casa. No la va a dejar ahí en la calle, porque esta conversación no iba a ser corta, ni mucho menos. Se dirige al salón, y ella le sigue despacio, recelosa, desconfiada, pero mirando a todos lados con curiosidad. <i><<Joder joder joder>></i>, piensa mientras la mira a ella, al suelo, a la pared y la vuelve a mirar a ella. Para empezar no se parecen físicamente en nada. Es cabezota, como él, pero ni que fuera la prueba definitiva para asegurar el parentesco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y cómo estás tan segura de que eres mi hija? —entrecomilla ‘’mi hija’’. La escena parecía sacada de una comedia de situación barata.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne rebusca en los bolsillos del pantalón hasta dar con el papel donde tenía la dirección de Sebastian y una foto de su madre y se la extiende.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me lo dijo ella, mamá —Seb coge la foto y la observa detenidamente. Si quiere recordarla necesitaría unos minutos—. La dejaste preñada y luego te largaste, hace quince años —continúa en tono acusador—. Se llama Sam… Samantha Woods. La recuerdas, ¿no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su vocecilla inocente, una especie de rezo porque él la recordase es como un click en su mente. Se acuerda a Sam, vagamente. Fue hace tanto tiempo… Joder él no sabía que se quedó embarazada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le entrega la foto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Mi madre me dijo que te quería mucho —continúa ella—, pero que tú tuviste que irte a no sé qué conflicto en Siria o a uno de esos sitios y que nunca volviste.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todo esto debe ser un sueño. Es demasiado ridículo, es una situación estúpida. ¿Cómo iba a salir de ahí? ¿Qué espera ella, que le diga que se quede, que la quiere y que lo siente? Se ríe al pensarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su rostro se tensa en una mueca seria y autoritaria. <i><<Genial, ahora sí que parezco el padre>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vuelve con ella —Jeanne va a replicar, pero él hace un gesto con la mano e intercepta el intento—. ¿Qué esperas que haga yo? Ella estará preocupada por ti. Lo mejor es que te vayas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La niña enrojece de rabia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué? No. No pienso volver, no después de haberme dejado todos mis ahorros en venir hasta aquí y dar contigo. Además tú no tienes derecho de decirme lo que puedo o no hacer. Ni tú, ni ella, ni nadie —sube el tono de su voz conforme se enfada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb también empieza a exasperarse.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Mira niña…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No soy una niña —corta ella—. No te estoy pidiendo que me cuides. No quiero nada tuyo. Joder, ni siquiera sé para qué venido. Esto ha sido una pérdida de tiempo —guarda de mala gana el papelito y la foto en el bolsillo de su chaqueta y se da media vuelta en dirección a la puerta—. Me buscaré la vida sola ¡y no volverás a saber nada de mí!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb nota su voz entrecortada; está llorando. A paso rápido la intercepta en la puerta y se la cierra de golpe, impidiendo que saliera. Ella le mira confusa, roja de rabia y con lágrimas corriendo por sus mejillas. Coge del pomo e intenta tirar de él con fuerza salvaje para abrir la puerta, pero Seb es mucho más fuerte y cabezota.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Cuántos años dices que tienes?<o:p></o:p></div>
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—Quince —responde seca sin mirarle. Sigue tironeando de la fuerza y gruñe con cada tirón—. Déjame salir.<o:p></o:p></div>
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—Tienes que volver con tu madre… —intenta sonar comprensivo.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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—No. Quiero. Volver. Con. Mi. Madre. Y tampoco voy a quedarme aquí contigo. Me lo has dejado muy claro. Me las apaño yo sola.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Seb la coge por el brazo para que deje de una vez la puerta, pero ella se zafa del agarre con brusquedad.<o:p></o:p></div>
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— ¡No me toques! ¿Qué más te da ahora lo que me pueda pasar?<o:p></o:p></div>
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No podía seguir negándolo. Era su hija. ¿Quién iría a buscarle, sin saber nada de él, sino su hija? La niña no iba a volver con su madre, lo ha dejado bastante claro, y si la llevaba de vuelta obligada seguro que se escaparía otra vez. Tampoco quería dejar que se quedara donde se estuviera quedando hasta ahora; era demasiado joven y él demasiado responsable. Lo peor era ver cómo se las apañaba para ocultarle que era un francotirador profesional y la mano derecha del mayor criminal asesor del mundo.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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<i><<Dios, Jim… No puedo contarle esto>></i>. Contarle a Jim que tenía una hija haría estallar la bomba de relojería que era ahora su jefe, y Seb sentía pavor ante el pensamiento de que Jim la pagara con él, incluso peor, con ella si la descubría. Así que ahora tendría tres problemas en el caso de hacerse cargo de la niña: cuidarla, ocultarle a Jim que tenía una hija y ocultarle a Jeanne la clase de trabajo que tenía.<o:p></o:p></div>
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Sebastian mira fijamente a la cría, una mirada que o bien la tranquiliza o bien la aterra. La cosa es que se le desvanecen las ganas de irse. Seb cree que había sido un arrebato impulsivo, que había perdido los nervios, pero que en el fondo quería conocerle y esa forma de actuar la había perjudicado, por eso Jeanne accede a volver al salón y a sentarse para calmarse, aunque lo hace con mala cara y limpiándose rápidamente las lágrimas.<o:p></o:p></div>
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Seb se sienta en otro sillón sin quitarle el ojo.<o:p></o:p></div>
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—De verdad —empieza—, ¿qué esperabas viniendo aquí?<o:p></o:p></div>
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Ella levanta la vista cuando ha extinguido los últimos rastros de lágrimas de su cara.<o:p></o:p></div>
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—Esperaba algo diferente, y lo que tuviera que pasar después si daba contigo me daba igual. Pero lo que no quiero es volver a casa. Estoy harta de mi vida allí —tiene la voz entrecortada pero no deja de mirar a Seb—. Es aburrida. Me siento sola. Quiero a mamá, pero me sigue tratando como a una niña pequeña, y desde siempre he querido saber quién era mi padre. Eso fue el empujón que me ha llevado a venir, la guinda del pastel para cambiar mi vida. Quería… Quiero algo distinto a lo que he tenido allí. Pero qué más da ya —suspira, fastidiada—. Vas a llamar a mi madre y tendré que marcharme.<o:p></o:p></div>
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Sebastian se levanta, incapaz de estarse quieto en esos momentos. Cómo necesitaba ahora mismo un cigarrillo, o un vaso de whisky, y raro era que no tenga ninguna de las dos cosas a mano ahora mismo. Vuelve a observar a la chica. Está cabizbaja, esperando que le diga ‘’Sí, ahora mismo voy a llamar a tu madre y te vas a largar de aquí’’. <i><<Recapitulando: tengo una hija, que no quiere volver a su casa y de la que voy a tener que ocuparme sí o sí>></i>. Jeanne empieza a sollozar, pero se nota que no quiere hacerlo, no quiere parecer una chiquilla, así que intenta silenciarlos todo lo que le permite su autocontrol emocional. Seb da unos pasos hacia delante. Resopla mientras se pasa una mano por el pelo, se lo echa para atrás y deja caer el brazo. <i><<Algún día me arrepentiré de esto>></i>.<o:p></o:p></div>
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—Puedes… —carraspea—. Puedes quedarte aquí.</div>
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<o:p></o:p>Ella levanta la cabeza al momento en el que termina de hablar.<o:p></o:p></div>
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— ¿De verdad? —pregunta emocionada, aún con la voz quebradiza por los sollozos de antes. Enseguida torna el gesto a uno más serio—. No será una trampa, ¿no?<o:p></o:p></div>
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Sebastian niega con la cabeza mientras ella se pone de pie frente a él y se seca otra vez las lágrimas de la cara. Sin esperárselo, Jeanne se lanza a su cuello y lo abraza mientras entierra la cara en su hombro y susurra un ‘’Gracias’’. Él se queda unos momentos paralizado, con los brazos abiertos, pero poco a poco los entorna para palmear su espalda y pasarle una malo por el pelo suave, rubio y ondulado. Ha sido un momento un poco incómodo y tierno a la vez, pero ella enseguida se aparta y recobra la compostura, a lo que Seb se une volviendo a fruncir los labios.<o:p></o:p></div>
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Lo único que espera es que no le dé quebraderos de cabeza, que sea obediente y que, si no lo es, que por lo menos él no se entere. Se pasan un rato en el salón hablando de diversas cosas; él le miente sobre su trabajo y ella le miente sobre sus estudios, pero Seb se da cuenta de que parece demasiado rebelde como para de verdad ir al instituto. Al final acaba convenciéndole de que debería ir; es una de sus condiciones para dejar que se quede con él, así que ella accede, de mal grado, pero lo hace.<o:p></o:p></div>
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<o:p><br /></o:p></div>
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Un fino polvillo azul revolotea en el aire ahumado y cargado del pub cuando la bola blanca choca contra la punta del taco y va a chocarse a su vez con la bola roja rayada hasta dar en una pared de la mesa de billar y luego en otra para entrar finalmente en el agujero de una de las esquinas. Sebastian se incorpora, mira con orgullo y autosuficiencia a sus contrincantes y se bebe el whisky que le queda del vaso para a continuación servirse otro. Hace un gesto con la botella por si alguien quiere y se la pasa a uno de los jugadores.<o:p></o:p></div>
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El objetivo de la noche: Peter Dawson, mafioso a merced de Moriarty. El muy cabrón se ha pasado de listo con el jefe y el sabueso Moran tiene que ir a ladrarle. Intentaría que fuera rápido; ahora tiene una preocupación en casa, Jeanne. No es la primera vez que se va a hacer su trabajo y la deja, pero teme que Jim se presente por allí y la encuentre. El jefe pocas veces se ha pasado por su casa, así que le incomoda el pensamiento de que cambie su modus operandi, y con la suerte que tenía Sebastian…<o:p></o:p></div>
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De nuevo su turno, y de nuevo deja con cara de alelados a sus contrincantes. Dawson refunfuña mientras se sirve otra copa. El lugar de citación era horrible para hacer bien uno de estos asuntos: un pub, lleno, aunque la zona del billar estaba bastante apartada de la barra y el resto del local y casi era un espacio cerrado. Seb tenía que ser imaginativo a la hora de actuar y a la de salir echando leches (disimuladamente).<o:p></o:p></div>
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El mafioso estaba respaldado por dos guardaespaldas, y había dos personas ajenas a todo lo que iba a pasar. En total, cuatro jugadores en el billar. Un poco raro, pero el juego no era el original, era uno de apuestas y normas extrañas, así que ahí estaban. El francotirador llevaba un rato intentando pre visualizar sus movimientos, imaginar varias situaciones, tanto en las que salía bien parado e liso como en las que no, y esas preferiblemente había que evitarlas. Había una mínima posibilidad de que, al haber apostado y al ir ganando, los dos mentecatos sobrantes en todo ese asunto se fueran al perder y tras haberle pagado. Con los gorilas había que intentar ser más específico.<o:p></o:p></div>
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— ¿De verdad queréis seguir jugando? —pregunta Seb mientras pone el taco en el suelo y se apoya en él. Con la mano libre hace un gesto inocente—. Soy un hombre generoso y comprensible. Si queréis abandonar, lo entenderé, y os podréis marchar con vuestro dinero.<o:p></o:p></div>
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Los demás corean un ‘’venga no me jodas, la apuesta sigue en pie’’ y Seb se disculpa con teatralidad. Es el turno de Peter Dawson. Hombre de estatura media, complexión normal tirando a grueso, gesto ceñudo que intentaba aparentar dureza pero que no se escapaba de la realidad. A Seb todo eso de las apariencias le da igual, porque todos acababan siendo lo mismo: una masa blanda que apesta a miedo cuando oyen el nombre de James Moriarty siendo pronunciado por la mano derecha de este mientras les aprisiona el cuello y esperan a morir o a conseguir más tiempo para renegociar con el criminal. <i><<Me preocupan más los guardaespaldas…>></i>, piensa alternando la mirada entre ambos; uno era su estatura y casi misma complexión, mientras que el otro tenía más masa muscular pero al que Seb le sacaba una cabeza. Frunce los labios, aún pensando en cómo ocuparse de ellos y a la vez no llamar mucho la atención en el pub.<o:p></o:p></div>
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El mafioso mete seguidas dos de sus bolas de pura chorra, y se regocija de su suerte. Seb esquiva la mirada y la dirige a su vaso, se echa a la boca el culín de whisky que le quedaba y vuelve a llenarse el vaso. El whisky siempre le ayuda a pensar. La noche estaba ya muy caída, y al notar que el pub poco a poco se está deshaciendo de esa nube de humo cae en que empieza a vaciarse, así que hace un poco de tiempo.<o:p></o:p></div>
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Gana la partida, pero no se muestra excesivamente orgulloso ni se lo restriega a ninguno en la cara. Se limita a sonreír de lado con naturalidad y extender la mano para que aflojen. Los dos desconocidos se van de allí cabizbajos nada más darle el dinero, tal y como había pensado. Baja los ojos hasta el dinero y empieza a contarlo, atento a su entorno con el rabillo del ojo. En ese espacio casi cerrado que era la zona del billar sólo quedan el perro y sus gorilas. Uno de ellos, el más renacuajo, se acerca a su jefe y le susurra algo al oído. Segundos después se marcha, quizá al baño o quizá a la calle a fumar, a mear en una esquina o a sabe Dios qué. Sebastian oye la puerta de la calle y se sobresalta de entusiasmo. <i><< ¿Desde cuándo tengo tanta suerte?>></i>.<o:p></o:p></div>
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Ahora sólo son dos contra uno en el cuadrilátero recreativo. O se ponía en marcha o perdía una valiosa y gran oportunidad. Se acerca a ellos, distraído mirando su dinero.<o:p></o:p></div>
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—Siento mucho que haya acabado así, pero… Nunca pierdo. Es como una maldición.<o:p></o:p></div>
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Se guarda el pequeño fajo de billetes en uno de los bolsillos de atrás del pantalón y por fin levanta los ojos.<o:p></o:p></div>
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—Menudo hijo de puta con suerte —escupe Dawson, aunque el rostro de Seb se muestra impasible ante esa falta de respeto.<o:p></o:p></div>
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Seb suelta una risita aguda mientras sonríe de lado. Se lleva una mano atrás, a la cintura, y palpa el mango del cuchillo un momento. Con la mano libre, coge uno de los vasos de encima de la mesa de billar, lo mira de cerca, ve el líquido color bronce en su interior, ese milagroso licor fluyendo y nadando en el cristal, y se lo estampa en la frente al guardaespaldas, agarrándolo después por las solapas de la chaqueta contra la pared, quedando en el acto inconsciente. Dawson, con un gesto asqueroso de incomprensión, no es capaz de reaccionar y busca algo con lo que defenderse. Esto es lo bueno de tipejos engreídos como él: creen que están a salvo detrás de un par de tíos fuertes y nunca se arman. Sebastian saca el cuchillo e intercepta su mano, la apoya en el tapiz verde y le clava el cuchillo en el dorso. Impide que grite tapándole la boca. Dawson empieza a forcejear con la mano que le queda libre y consigue llegar a la cara de Seb y arañarle, clavándole las uñas. El francotirador nota el ardor en su mejilla, le maldice y enseguida le rompe la muñeca. En los ojos de mafioso ya no hay ni rastro de osadía, sólo miedo.<o:p></o:p></div>
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Seb se aparta el pelo de la cara y le mira desde arriba con un gesto perturbador y sombrío.<o:p></o:p></div>
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—Supongo que sabes en nombre de quién vengo, ¿verdad? —el tipejo asiente con la cabeza. No para de gemir contra la palma de la mano de Seb, que no se contenta con eso y se deja seducir por la idea de ver más miedo en su rostro cuando nombra a James Moriarty, y sonríe satisfecho—. Esto es un aviso. Si no haces lo que se te mandó, volveremos a vernos, y no habrá gilipolleces de billares ni rasguños insignificantes —dice mirando el tapete, que empieza a tintarse de rojo alrededor de su mano—, sólo una bala incrustada en tu jodida cabeza, ¿me has entendido?<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se separa de él sin destapar todavía sus labios de besugo de su mano (el otro guardaespaldas estaba demasiado cerca y no quiere que se presente estando él todavía ahí. Los ojos de Dawson parecen decir ‘’lo haré, juro que lo haré, obedeceré’’, así que Sebastian Moran ha cumplido con su cometido una vez más. Dirige un último vistazo a su mano ensartada en el tapete.<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te lo regalo —susurra refiriéndose al cuchillo.<o:p></o:p></div>
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A continuación lo agarra de la nuca, y antes de que pueda chillar o gritar, le estampa la cabeza contra el marco de madera lisa, brillante y pulida de la mesa de billar, dejándolo aturdido. Dawson se queda colgando un poco en el aire, y con esto su único apoyo es la mano ensartada en la mesa, por lo que la gravedad cumple su función universal, tira hacia debajo de él, y el peso hace que se desgarre el dorso de su mano, profundizando y agrandando la herida. Seb se asegura de que no va a intentar pedir auxilio y sale con paso rápido por la puerta de atrás del local para evitar al guardaespaldas sobrante.<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otro trabajo bien hecho. Satisfecho de haber salido de una situación tan comprometida airoso y con sólo unos rasguños en la cara, se pone en marcha hasta donde dejó la moto para ir a casa. Justo cuando da con ella, recibe un mensaje de Jim.<o:p></o:p></div>
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—VEN.<o:p></o:p></div>
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<i><<Raro…>></i>. Mayúsculas amenazantes, sin sus iniciales… Resopla molesto, porque lo que más quiere ahora es llegar a casa para asegurarse de que Jeanne está bien. ¿Y si el mensaje era por ella, porque Jim ha ido a su casa y se la ha encontrado? Pero no… Cada vez que Jim le manda un mensaje citándolo era para ir siempre a su casa. Así que no puede ser eso. Decide no darle más vueltas a la cabeza, arranca la moto y se dirige al piso del jefe.<o:p></o:p></div>
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Le asusta más que nunca la fachada blanca de su casa. Apaga el motor de la moto una vez aparcada y sube con parsimonia los peldaños de la entrada. Cuando abre, la casa está casi a oscuras y silenciosa; sólo algunas bombillas de tonos anaranjados le dan calidez a la entrada, el salón y el despacho. No sabe si llamar a Jim o esperar a que este aparezca. Le desconcierta el silencio que hay, y le consuela el hecho de no ver sangre por las paredes y el suelo ni signos de lucha. La idea de que Jim podría haber encontrado a Jeanne esta noche se extingue de sus pensamientos con fugacidad.<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¡¡POR FIN!!<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
De repente Jim aparece en lo alto de las escaleras. Seb resopla y hace una mueca. <i><<Joder… Está borracho>></i>.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Jim, son las cinco de la mañana y estoy muy, muy cansado —pronuncia lentamente y con énfasis esas últimas palabras—. ¿Qué pasa? Quiero irme a casa.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim le manda callar con un siseo irregular y empieza a bajar alegre las escaleras. Cuando casi se resbala para en seco, deja a un lado la alegría y se dice a sí mismo que debe bajar con más cuidado y muchísimo más despacio.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Esta también es tu casa, ¿nooo? —deja atrás las escaleras y empieza a acercarse a él—. Así que tanto da.<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb retrocede al ver que lleva un cuchillo en la mano. La imagen de Jeanne muerta se le pasa de nuevo por la cabeza, pero el arma está limpia y reluciente, así que deshecha intranquilo una vez más ese pensamiento.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Jim. Qué estás haciendo —su tono es severo y habla con gravedad; no se va a andar con tonterías, ni aunque sea Jim—. Deja eso.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se acerca con precaución para quitarle el cuchillo, pero Jim da un respingo que lo aturde durante unos segundos y se aferra más al arma blanca.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—He estado recordando… —zarandea delante de sus narices el cuchillo. Sus ojos están hinchados, tiene la boca reseca de la que emana un espantoso y condensado olor a whisky y el francotirador está perplejo de que se mantenga aun así en pie, aunque sabe de sobra que Jim puede llegar a tener mucho aguante—. Cuando secuestramos al doctor… ¿Lo recuerdas?<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Eso fue hace meses. ¿Qué coño le pasa?>></i>.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En ningún momento se le pasa por la cabeza que Jim se aferra a la realidad, al presente, con el sexo o con alcohol para evitar y eludir sus recuerdos sobre Cardiff. Llevaba un tiempo recordando, y siempre que tenía a mano a Sebastian iba a por él, pero cuando no, a lo que echaba mano era a la bebida. Ambos métodos le mantenían alejado del pasado, su cabeza negaba todo aquello siempre que tuviera uno de sus dos efectivos métodos. Odiaba ver cada vez con más claridad que de verdad todo aquello sucedió, y odia a Seb por lo que hizo y por ocultárselo, pero no podía resistirse a lo que había dentro de él, a ese deseo voraz e incontrolable de estar con el francotirador. Sus sentimientos contradictorios le cabreaban sobremanera y no sabía qué hacer con ellos ni con Seb, así que cada vez pasaba más al límite de no controlarse. Cualquier día estallaría, sólo había que esperar, dejar que el contador llegase a cero.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Recuerdo que me echaste una mirada muuuuy fea cuando le hice al doctorzuelo mis iniciales en su pecho. ¿Qué te pasó, Sebby? ¿Tuviste celos, hmm?<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb intenta decir algo pero se queda mudo. Es cierto que había sentido una punzada en el corazón cuando oyó salir de los labios de Jim ‘’A mis juguetes los marco’’. Por un lado sintió que él no era un juguete, sino algo más; por otro pensó que Jim era así y que puede que para él Sebastian no significara nada, sólo otro currante más a su servicio, un juguete desechado hace tiempo al que no dejar ir y que no merece ser marcado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Jim… Dame el cuchillo.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Vuelve a acercarse a él, pero esta vez Jim no reacciona rehuyéndolo, sino que se echa encima de Sebastian con una fuerza sobrehumana, como si tuviera el control total de su cuerpo y ni una pizca de alcohol corriendo por su organismo. Lo empotra contra la pared, y Seb intenta hacerse sin éxito del cuchillo mientras Jim lo aprisiona por ambos lados. ¿Cómo era posible que no pudiera con Jim, más borracho que una cuba? Quizá porque tenía miedo de hacerle enfadar aún más y que se las hiciera pagar cuando estuviera sobrio. Y también porque no quiere que le salte un ojo con la puta hoja del cuchillo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim no estaba tan borracho como parecía. Sus excelentes dotes de actor han engañado otra vez a Seb, pero sí que llevaba unos cuantos litros de whisky recorriendo su cuerpo. Cuando oyó entrar a Sebastian pensó que lo más adecuado era aparentar estar más ido de lo que en verdad estaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si tanto quieres que te trate como a uno más, lo haré. Joder, ¡LO HARÉ!<o:p></o:p></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb frunce el ceño. ¿Como a uno más? ¿Entonces sí le daba un trato especial, sí significaba algo para él? La cantidad de veces que habían pasado la noche juntos nunca le había aclarado las ideas. Puede que Jim se estuviera yendo de la lengua por la furia contenido, pero era toda una revelación para Seb.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Decide no hacer nada, no oponerse ni animarle. Que de verdad Jim haga lo que crea mejor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb relaja los músculos y mira fijamente a Jim.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Haz lo que creas que debes hacer. Yo no soy quién para darte órdenes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su tono no es feroz, ni malhumorado. No intenta enfadarle más, que hiciera algo que no quisiera. Era un tono neutral, apacible, sincero.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim hace una mueca de incomprensión que pronto se mezcla con una de enfado, y no tarda en empezar a hundir la punta del cuchillo en la clavícula de Seb, quien suelta un grito con la primera punzada pero se contiene en las siguientes, sin dejar de mirar a su jefe a los ojos.</div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-80643682875065822642014-02-28T20:43:00.001+01:002014-02-28T20:43:49.576+01:00We need a case (John, 11)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Has terminado? —Sherlock, con
las gafas especiales que se pone cuando usa el soplete para alguno de los
experimentos, mira con ojos entrecerrados la pantalla del portátil de John.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John no contesta. Teclea unas
cuantas palabras más, despacio, algo que divierte a Sherlock sobremanera y a él
le hace enrojecer de rabia y vergüenza; seguía sin escribir muy rápido a
máquina, ¿y qué? Aun así le gusta ver a Sherlock sonreír de vez en cuando.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—… Ahora sí. Terminado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bien —el detective agacha más la
cabeza hasta ponerla a la altura de John—. ‘’El mensajero cadáver’’. Siguen sin
convencerme algunos títulos, John.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Mi blog, mis títulos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vale, vale… —hace como que se
coloca las gafas bien, enciende el soplete y vuelve a la mesa de la cocina a
continuar lo que quisiera que estuviera haciendo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los hechos eran estos: habían
pasado semanas, meses, desde que John recuperó la compostura y su capacidad de
razonar. Era el John Hamish Watson de siempre, el que se mudó con un Sherlock
Holmes arrogante y tozudo, el que resolvía crímenes con el detective asesor y
el que escribía los casos que resolvían. Su querido Sherlock seguía igual de
arrogante y tozudo, pero era una persona totalmente diferente. Ambos habían
cambiado para bien, ambos se tenían el uno al otro y ambos luchaban para
mantenerse vivos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora, después de tanto tiempo,
John se dedicaba a dar las últimas pinceladas al último caso relevante que
tuvieron entre manos: James Moriarty, Jackson Williams, Dean Crowe, Edward T.
Foster, Elisabeth Parker… Tras la trágica muerte de la joven, el caso estaba
cerrado. No podían meter en la cárcel a Moriarty; era prácticamente imposible,
daba risa siquiera pensar en intentar hacer tal cosa. Los demás culpables
habían muerto, así que probablemente podría decirse que era uno de los malos
casos, uno de esos que según Sherlock no deberían publicarse por no haberse
resuelto. Pero había sido muy importante para ambos, duro, largo y arrollador,
así que debía constar en acta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El detective se encontraba mejor
en el tema de haber perdido a su sobrina, a la que apenas conocía y que murió
como la protegida de su némesis y no como una Holmes. Cuando John mejoró, fue
su turno de hablar calmadamente con Sherlock sobre el tema. Este le expuso que
al principio estaba desolado y muy apenado, pero conforme pasaban los días,
mejoró, también porque tenía que dedicarse en cuerpo y alma a la recuperación
de John.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El doctor se levanta pesadamente
de la silla y da unos pasos para derrumbarse esta vez en su sofá, de espaldas a
Sherlock y al sonido de la llama silbante del soplete. Coge el periódico de la
mesita del té y empieza a leer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasan unas horas hasta que
Sherlock concluye su misterioso experimento, en las que a John le ha dado
tiempo de ir a comprar, hablar con la señora Hudson e incluso de darse una
ducha. Sentándose en su respectiva butaca, el detective junta las palmas de su
mano a la altura de sus labios y mira a un punto en el infinito situado cerca
de John.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y bien? —pregunta el doctor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y bien qué?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo que estabas haciendo. ¿Es
para algún caso en concreto?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No. Mero entretenimiento.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y te entretienes?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John se ríe y deja el periódico,
que ya había ojeado en menos de dos horas un par de veces.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—En serio. Necesitamos un caso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se tira hacia atrás en
el sillón y mira al techo, mientras resopla acompasadamente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—El mundo está aburrido… ES
aburrido, sieeeempre. No hay nada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por una parte esa paz agobiante
de no tener casos es un alivio para John, por lo menos porque Moriarty no está
detrás de ellos; por otra le hierve la sangre porque también se aburre, no
tanto como Sherlock, pero lo hace. Tienen tiempo para ellos, pero desde siempre
su tiempo lo habían dedicado a investigar y correr peligros. La sensación es de
un vacío asfixiante. ¿Cómo podía ser que no hubiera absolutamente nada para
ellos en estos momentos?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Quizá si esperamos más… —John
intenta sonar esperanzador, lo que tensa aún más a Sherlock—. Vale, vale, ya lo
sé… Pero no es culpa nuestra que no haya nada. No hay más remedio que esperar.
Tú aquí en casa con tus experimentos y yo en la clínica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la clínica sí que había casos,
cada dos por tres. La actividad era incesante en los turnos de John, y cuando
volvía a casa estaba agotado. Era cerrar el despacho y desear que por arte de
magia estuviera a un paso de su cama. Sherlock a veces le esperaba en el salón,
componiendo, mirando por la ventana, viendo la tele… Y otras ya estaba
durmiendo, porque su aburrimiento era tal que estar despierto le parecía una
pérdida de tiempo. En varias ocasiones John llegaba a casa y no se metía en el
acto en la cama con él, después de haberse dado la correspondiente ducha; se
quedaba de pie en la oscuridad mirando la sombra proyectada por Sherlock. Le
debía más de un favor, pensaba cuando le observaba. Sherlock Holmes era su
milagro, lo había sido siempre. Lo salvó hacía años conociéndole en el Barts,
cuando volvió después de la caída y lo volvió a salvar de la locura que lo
tenía prisionero. No se apartó de él en ningún momento, tuvo una paciencia
infinita y le cuidó durante toda esa etapa tan dura para ambos. No sabía cómo
recompensarle, porque Sherlock siempre haría algo aún más sorprendente por él
la próxima vez que estuviera en peligro, y John no era capaz de pensar en nada
que fuera de unas magnitudes tan asombrosas que pudiera compararse a lo que el
detective hacía por él. Lo único que podía hacer era estar a su lado, darle su
amor y devoción y ayudarle en todo lo posible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—De todas formas —sigue John,
levantándose de la butaca y poniéndose de rodillas enfrente de Sherlock—,
cuando salga algo, iremos como lobos hambrientos a por ello. Así que relájate,
coge el soplete y los tubos de ensayo y sigue entreteniéndote.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock resopla resignado, como
un niño aburrido encerrado en casa sin poder salir a la calle. Baja la vista
del techo para mirar a John, agazapado delante de él y sonriendo tímidamente. Sonríe
al doctor con ternura. <i><<Llevaba
demasiado sin verle sonreír así… </i>—se dice John al mirarle—. <i>Es reconfortante>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John piensa que le va a responder
con un ‘’vaaale’’ o un ‘’de acueeerdo’’, la típica respuesta que se le da a los
tontos para que se queden contentos, pero en lugar de eso, el detective sujeta
con ambas manos su cara y se acerca a él muy despacio. John cierra los ojos y
se deja llevar. Pasa menos de un segundo para que Sherlock recorra la corta
distancia que había entre ellos, y sus labios por fin se juntan y se unen en un
beso. Es sólo un beso, sus labios juntos, ninguno de los dos se mueve y ninguno
de los dos siente el impulso de profundizarlo, pero es mágico. El corazón de
John debería acelerarse, pero permanece calmado; el momento no es intenso, es
apasionado pero de una forma relajada, ni demasiado excitante y ni por un
segundo rozando la frialdad. Es tranquilo, suave, dulce e íntimo. Todo está
completamente en silencio y ellos siguen sin moverse, John notando las cálidas
manos de Sherlock en su cara y este a su vez notando las manos de su compañero
enredándose en su pelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al final, al unísono, se atraen
el uno hacia el otro y profundizan el beso. Ahora la pasión y el arrebato de
contagiarse el uno del otro sí entran en acción, y el corazón de John empieza a
aumentar las revoluciones. Gime de placer cuando se levantan y empieza a rodear
la cintura de Sherlock. La seda de la bata pasa fugazmente entre sus manos
hasta que da con su cintura por debajo de ella y acaricia su espalda. Sherlock
se separa de él, curva su espalda para llegar a su cuello y empieza a besarlo.
John entierra la cara en su hombro y toma aire con fuerza, una y otra vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
De repente Sherlock se detiene,
se queda paralizado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock... —murmura en un suspiro
el doctor—. ¿Sherlock…? Por Dios, qué pasa…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John se gira sin separarse
demasiado de él y sin dejar de tocarle y lo ve: la señora Hudson, inmóvil en la
puerta y con la boca abierta. Asombro no sería la palabra más adecuada para
describir su cara. Más bien parece que haya visto el fantasma de Elvis y esté
alucinando, encantada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oh Dios mío… ¡¡Oh Dios mío!!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock recupera la compostura y
vuelve a erguirse, frotándose nervioso la nuca y mirando hacia otro lado. Tiene
la cara roja de vergüenza. John ha imitado a la señora Hudson y también tiene
la boca abierta sin poder creérselo. Cuando mira a Sherlock tan incómodo sólo
se le ocurre taparse la boca para no reírse a carcajadas. <i><<Adorable>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La señora Hudson termina por irse
por donde ha venido lo más rápido que le permiten sus ya cansadas piernas. John
resopla, intentando quitarse de encima el calor que tiene. Su mente está
bloqueada y no recuerda si la señora Hudson sabía lo que había entre él y
Sherlock, o si lo intuía, o si no tenía ni la más remota idea. Su cara y la
leve sonrisa que había dibujada en su boca abierta le decía que seguramente se
lo olía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock todavía está un poco
tenso y mirando hacia otro lado. John le mira y se aclara la garganta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Es la primera vez que nos ve
así?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vale.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con movimientos cortos y pausados
ambos se buscan y cuando se miran empiezan a reírse. Cuando se les pasa vuelven
a abrazarse y a besarse con intensidad, dirigiéndose al dormitorio.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-73200188306951685532014-02-23T14:01:00.001+01:002014-02-23T14:01:59.071+01:00Oh, my, God (Jeanne, 1)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de dejar las cosas en un
hotelillo barato, Jeanne se precipita a la noche para dar un paseo. La llegada
a Londres no le había causado una primera buena impresión; el tren estaba hecho
un asco, un viejo verde de su mismo vagón no paró de mirarla durante todo el
trayecto, algo que le resultó repulsivo y asqueroso, y le costó horrores
encontrar un alojamiento que pudiera permitirse. No sabía cuánto tiempo iba a
estar allí, cuánto tiempo duraría su cometido, así que lo mejor era alojarse en
un sitio barato, barato y horrible, ya puestos a entrar en detalles. Sólo sabía
que si se quería duchar en el baño de su habitación, necesitaría de un control
mental enorme el olvidar lo sucio que estaba aquello. Por lo menos la cama era
confortable dentro de lo que cabía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No se encontraba por el centro de
la ciudad, así que está paseando por calles menos concurridas. Las luces
iluminan en tonos sepia las calles, y algunos escaparates dan un tono blanco
incandescente. Mira todo con bastante curiosidad aunque no con mucho
entusiasmo; hacía frío y haber salido a toda prisa de casa no le permitió hacer
una maleta en condiciones. Tenía lo justo, pero no lo necesario, lo que la
tenía un poco desanimada. Por los escalofríos que empieza a sentir cada vez que
da un paso su cabeza le repite una y otra vez que vuelva rápido al hotel, que
aunque sea horrible, por lo menos ahí estará calentita y tranquila. Así que no
espera ni un minuto más y, girando sobre sus talones con gracia, vuelve por
donde ha venido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Piensa en su madre y en las
últimas palabras que le dedicó. ‘’ ¡Estoy harta de que siempre que te pregunte
evites el tema! ¡Pienso ir a buscarle, y no podrás hacer nada por
impedírmelo!’’. Tenía quince años y llevaba varios intentando averiguar quién
era su padre. Su madre la asfixiaba; su amor era demasiado abrasador y
retentivo, la aprisionaba, y aunque la quería, no podía respirar. Necesitaba
salir, y por fin lo había hecho. Quizá la aventura que había emprendido no
durara ni dos días; quizá no encontrara a su padre, o que lo encontrara y fuera
una decepción. Tampoco se había parado nunca ha fantasear con él, porque eso
sólo haría que si algún día le encontraba, el resultado no fuera el esperado.
Sabe que su madre, aunque estará enfadada con ella, lo que más debe estar ahora
es preocupada, pero quiere seguir adelante, debe seguir sus impulsos y salir
del caparazón del desconocimiento en el que llevaba viviendo toda su vida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasa al lado de varios callejones
oscuros, pero uno le llama inevitablemente la atención: un gemido grave y
prolongado, de dolor, sale de él. Al principio pasa de largo conforme se le
eriza el vello del susto, pero se para, vuelve sobre sus pasos, y a una
distancia prudencial, pone la función linterna de su móvil y enfoca muy
despacio al callejón, primero hacia abajo para ir subiendo la luz poco a poco. <i><<Oh, vaya>></i>, piensa. Había
un chico, más o menos le parece que de su misma edad, tendido en el suelo, que
se incorpora torpemente, pero coloca la mano en una especie de charco (Jeanne
prefiere no pensar de qué puede ser), resbala y vuelve a caer. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne chasquea la lengua. A
pesar del frío que tiene y las ‘’ganas’’ por volver al hotel, se sorprende acercándose
al desconocido y poniéndose en cuclillas delante de él (no parece un vagabundo,
y es demasiado joven para estar en esa situación tan peliaguda). Empieza a
pincharle con cuidado con el dedo índice en la espalda, esperando a que
reaccionara.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eh… Eh… ¡¡Eh!!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El chico poco a poco vuelve en sí
de nuevo, y con la ayuda de Jeanne se incorpora hasta sentarse. Jeanne se
percata de una mancha oscura en su pelo, seguramente sangre, pues la pared
también está manchada al igual que el suelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te has pegado una buena, ¿eh? —suelta
ella mientras él se lleva la mano a la cabeza y mira sus dedos manchados de un
rojo líquido y espeso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Él la mira confuso y con una
mueca de desagrado y dolor y los ojos entrecerrados, como intentando enfocarla.
El chico hace un intento de ponerse de pie, pero se nota que solo no puede.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Espera, te ayudo —Jeanne lo coge
de un brazo y lo rodea con el otro por la cintura para aguantar parte del peso
y para que él estuviera más cómodo—. ¿Dónde vives? ¿Te llevo? Tú solo no
podrás…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El chico está helado; tiene los
labios morados, que le tiemblan como flanes, y la tez pálida como la nieve.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Creo que lo mejor es que vayas a
un hospital —resuelve ella al ver que él no reacciona y no es capaz de hablar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Muy despacio, salen del callejón
y consiguen dar pronto con un taxi.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Emm… Al hospital más cercano,
por favor —pide Jeanne al montar al chico y después ella. Era demasiado tarde y
estaba congelada, así que decide compartir el viaje; un par de libras a pagar
luego más no le harían daño.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El taxista obedece y tiene la
bondad de ir lo más rápido que puede al ver que sólo son un par de críos y que
uno saltaba a la vista necesitaba atención médica. Jeanne mira preocupada al
desconocido, que sigue con los ojos perdidos e intentando estar todo lo quieto que
puede para no marearse más. <i><<Debe
tener una contusión. El golpe ha debido ser fuerte, pobre…>></i>. Por fin
llegan al hospital, y un par de enfermeros salen en busca del chaval cuando
Jeanne lo saca del vehículo y avanza un poco por la entrada del edificio. Lo
deja en buenas manos, confiada de que ahora estará bien. Ha sido toda una
suerte que pasara por ahí…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Vuelve al taxi, que recorre la
distancia entre el hospital y su hotel igual de rápido como antes, le paga (el
taxista le rebaja un poco el precio, cosa que sorprende a Jeanne y le da un
punto positivo a Londres de los no sé cuántos negativos que llevaba) cuando
llega. Se mete en su habitación, tirándose rápidamente encima de la cama.
Tantea la superficie hasta agarrar las sábanas, las arrastra hacia ella, la
envuelven en un suspiro y se hace una bola debajo de ellas. Tenía frío, estaba
cansada y el día había sido largo y duro para ella. Cae dormida casi en el
acto, satisfecha y con cierto orgullo al pensar que había sido la heroína de
ese chaval al que seguramente no volvería a ver, pero que le llena de algo
parecido a la felicidad el saber que gracias a ella estará bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de alborotarse un poco el
pelo frente al espejo para no parecer una niña mona, y después de mirar
fijamente su reflejo diciéndose en voz baja palabras de ánimo, coge de la
mesita de noche la supuesta dirección de su supuesto padre apuntada en un trozo
de papel y sale del hotel. Con mucha atención y un mapa como guía y ayuda, busca
la calle, busca el número. Consigue llegar sin demasiados problemas a la calle
en cuestión, y su corazón se acelera conforme ve que el número 53 está cerca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
43, 45, 47… <i><<Calma Jeanne, ¡calma! Puede que ni siquiera viva ya
aquí>></i>. Tararea una cancioncilla para quitarse el miedo, pero sus
emociones le traicionan y sigue temblando y con el corazón a mil por hora. 49,
51… Unos pasos más y estaría delante del portal. Se detiene y vuelve a mirar el
papel para estar segura de que era el número 53 y que no tenía ni que
retroceder sobre sus pasos ni que andar un poco más hacia delante, lo que
acabaría haciendo que le diera un ataque al corazón, que se le salía del pecho.
Respira hondo y empieza a subir muy despacito los tres peldaños que hay a modo
de escalera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Uno, dos, tres. Ya está, ya no
podía echarse atrás. ¿Timbre o tres golpecitos en la puerta? <i><<Ni que fuera una decisión de vida o
muerte>></i>. Mueve en el aire la mano, aún decidiéndose por esa
estupidez, hasta que su cabeza se harta y se decide por los golpes en la
puerta. Pasan unos segundos y no oye nada. Empieza a ponerse nerviosa. Se aparta
con un soplido unos cuantos mechones de pelo rubio de la cara y vuelve a
llamar, esta vez con más decisión. Nada. <i><<Entonces…
¿ya está? Oh, vamos…>></i>. Suspira, un poco decepcionada. Como una parte
de su cerebro había pensado, el hombre al que había ido a buscar no vivía ahí,
así que ahora sólo quedaba dar marcha atrás y poner rumbo a casa. Todavía no
contenta ni dándose por vencida, apoya en la lámina de madera que era la puerta
ambas manos y la cabeza, intentando escuchar algo al otro lado, algún signo de
vida; unos pasos, ladridos de un posible perro, cacerolas chocando entre sí o la
cerámica de los platos mientras son guardados, alguien hablando a través de la
pantalla de la televisión o las ondas de la radio…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La puerta se abre de repente y Jeanne
pierde un poco el equilibrio al encontrarse con nada que la sujete, pero rápidamente
se recupera tras un pequeño grito de sorpresa. Alza lentamente la cabeza hasta
toparse con el que la había hecho perder la compostura (y pillándola
infraganti). Era un hombre alto, de complexión delgada pero fuerte, el rostro
alargado como su gesto serio e interrogativo, y el pelo rubio oscuro. Se fija
en la cicatriz en su ojo izquierdo, una cicatriz irregular al igual que
llamativa, pero no le hace sentir ni repulsión ni un impulso de hacer alguna
mueca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica traga saliva y quiere
hablar, pero no sale nada de sus temblorosas cuerdas vocales. El hombre acentúa
más su gesto interrogativo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿…Sí?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><< ¿Será él?>></i>, se pregunta Jeanne, intentando no darse
falsas esperanzas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Busco a Sebastian Moran —logra
decir, intentando sonar lo más serena posible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Quién pregunta?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Ugh, qué brusco>></i>. Frunce los labios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pregunto yo —se cruza de brazos,
más como una barrera que como una postura ofensiva. Él hace lo mismo, y su
mirada parece que la está evaluando. Jeanne empieza a impacientarse—. ¿Lo sabe
o no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El imponente hombre chasquea la
lengua y esboza una sonrisa de medio lado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Yo soy Sebastian Moran. ¿Qué
quieres?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jeanne traga saliva una vez más,
pero en esta ocasión le cuesta horrores hacerlo de lo seca que la tiene. Abre
la boca pero no es capaz de articular palabra. <i><<Oh, Dios, mío>></i>. Una pequeña Jeanne dentro de ella
empieza a dar saltos de alegría y a chillar al haber conseguido dar con él;
otra está muy quieta, intentando pensar cuál será su siguiente paso y en parte
temerosa de ese hombre; y luego estaba la Jeanne de tamaño real, con la boca
abierta y que descruza los brazos, los cuales caen a ambos lados de su cuerpo
como si estuvieran inertes.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me llamo Jeanne —murmura—.
Jeanne… Moran —levanta los ojos del suelo para mirarle—. Soy tu hija.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-37353223460981808112014-02-18T20:12:00.000+01:002014-02-18T20:12:06.783+01:00I observe (Hamish, 1)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para Hamish, la librería de su
abuelo era el mejor sitio del mundo. Nada se podía comparar a ella. Justo al
lado de la pequeña tienda de libros tenía un piso donde vivía con el viejo Paul
Doyle; era una casita modesta y empapelada con dibujos y bocetos del pequeño
Hamish. Le encantaba dibujar, dibujar y leer. A su corta edad había leído
muchos libros, desde novelas policíacas hasta romances de época, ya que todos
tienen historias interesantes que contar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Caminando en dirección a la
librería, recaba en si tiene pendiente alguna tarea del instituto para el día
siguiente, ya que se había ido a dar una vuelta al parque a dibujar y no se acuerda
de si había dejado todo listo para el día siguiente. Cuando entra en la
librería y dirige su mirada al mostrador, se paraliza durante un segundo; había
una joven, alta y esbelta, de pelo castaño muy oscuro y ojos azules que no
conocía de nada. <i><< ¿La nueva
encargada? </i>—se acuerda de que el abuelo dijo algo al respecto—.<i> La nueva encargada>></i>, confirma. Hacía
unos días que no pasaba por la librería; es la primera vez que la ve. La chica
levanta la vista de unos papeles que hojeaba con atención e interés y le
sorprende con una mirada interrogativa pero dulce.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Hola! —dice ella cruzándose de
brazos en el mostrador, sonriente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hamish se aferra a su bloc de
notas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—H-hola —responde. Ella le sonríe
y él la imita durante un segundo, antes de ponerse a hojear una de las
estanterías—.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La joven sale del mostrador y se
echa las manos a la espalda mientras lo sigue con la mirada. Hamish piensa que
tendrá unos dieciocho años o alguno más. Es atractiva, con unas mejillas
infladas y sonrosadas y unos ojos pequeños pero espectaculares que consiguieron
antes que se sonrojara un poco. A Mish le cuesta mirarla fijamente porque sus
ojos son tan penetrantes que se pone un poco nervioso, aunque el gesto de la
muchacha fuera agradable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Esto… ¿Necesitas algo?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No, gracias —responde el chico
rápidamente pero con educación. Coge una pequeña escalera de madera—. Puedo
solo. Sé dónde están todos los libros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica se sorprende ante su
autosuficiencia y sonríe divertida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eres Hamish, ¿no? ¿El nieto del
señor Doyle? —él asiente con la cabeza mientras sigue a lo suyo, poniéndose de
puntillas para alcanzar un libro de lo alto de la estantería que al final logra
alcanzar—. Soy… Alexandra Foster, pero puedes llamarme Alex.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Extiende la mano para que Hamish
se la estrechara. Después de coger el libro, el niño baja y le coge la mano, un
apretón que dura el rato que Hamish vuelve a mirarla a los ojos con gesto serio
pero curioso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pareces más simpática que la
otra dependienta. Era una bruja.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Alex suelta una pequeña
carcajada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y eso cómo lo sabes? Podría
ser más bruja que ella —dice con tono pícaro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tengo intuición —se encoge de
hombros—. Observo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eso está bien. Ya me mostrarás
tus dotes de observación, ¿vale? —el chico duda pero sonríe—. ¿Te gusta mucho
leer?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí, desde siempre… —Mish frunce
los labios sin saber qué más decir. Le había pillado por sorpresa encontrarse a
alguien más allí y estaba empezando a oscurecer. No podía retrasarse más si
quería ir a leer al parque—. Bu-bueno… Sólo he venido a por esto. De vez en
cuando cojo un libro y luego lo devuelvo —la chica vuelve al mostrador y él se
pone delante—. Hasta otra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Aquí estaré —responde ella dulcemente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se despide torpe con la mano y sale
de la tienda con la intención de ir al parque cuando se topa con un hombre en
la puerta que casi lo arrolla al entrar; trajeado, serio, ciertos aires altivos.
Antes de salir del todo se gira para echarle otra ojeada, y ve a Alexandra
dirigirse a él con cierta familiaridad, una sonrisa en su rostro y bastante
alegría. El hombre no intercambia el saludo de la misma manera, pero parece que
también se alegra de verla. <i><< ¿Novio?</i>
—la pregunta gira en su cabeza entorno a ellos—. <i>Demasiado mayor…>> </i>—puede escuchar un poco la conversación a
través del cristal. Ellos no podían verle porque estaba ‘’escondido’’ en el
grueso marco de la puerta, entre esta y la ventana. Distanciamiento, algún que
otro reproche, disculpas, elecciones, un abrazo, ¿cómo te van las cosas por
aquí?, ¿estás contenta?... — <i>¿…Ex-novio?
Pero sigue siendo mayor…>></i>. Lo siguiente le pone un poco en alerta:
‘’Sabes que tenía que hacerlo. Él no debía saber nada de ti. Esto es lo
mejor’’. ¿Ese hombre le ayudó a esconderse de alguien? Es extraño. ¿Por qué? Prefiere
no meterse más en asuntos que no le conciernen aunque le divierta hacer
conjeturas y deducciones y ponerse por fin en dirección al parque.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El atardecer no había llegado a
su momento culmine, así que podía estar allí un rato leyendo hasta que cayese y
las farolas se empezaran a encender. Como tenía planeado, Hamish se sienta bajo
la copa de un enorme árbol y se recuesta sobre su tronco, abriendo a
continuación el libro y disfrutando de la brisa que el buen tiempo le regalaba.
Vuelve a pensar un instante en el hombre de la tienda. No era la primera vez
que intentaba analizar a la gente; era un chico un poco tímido aunque sociable,
y las novelas de detective y las policíacas habían despertado en su interior
cierto interés por observar más atentamente a las personas, intentando siempre
no resultar demasiado siniestro y para ello intentando también no ser visto
mientras lo hacía. También la fama y el renombre del detective Sherlock Holmes
habían hecho mella en ese interés, ya que a Mish le parecía un hombre
asombroso, aunque nunca lo había visto en persona. Su pequeña afición a
observar y sacar conclusiones se la tomaba como un ejercicio mental, de pensar,
de mantener la mente y la imaginación siempre encendidas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un cosquilleo recorre de repente
la nuca de Hamish; en un parque nunca se está solo, ya que es un sitio público,
hay mucha gente y a veces alguien te mira de pasada, pero desde que había
llegado había tenido la sensación de que alguien lo observaba desde lo lejos a
él y solamente a él con mucha atención. Hasta que no mira de reojo a su
izquierda no está del todo seguro. Cierra el libro despacio, gira del todo la
cabeza y lo mira fijamente. El espía se esconde y Mish va hacia el árbol donde
estaba. Se encuentra con un chico de pelo oscuro y con gorro; sus ojos eran
azules y tenía una naricilla respingona. Era alto y delgado, y parecía unos
años mayor que él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Te conozco? —le pregunta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El chico levanta la cabeza al
momento y se lo encuentra de pie enfrente suyo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—N-no… Lo siento. No tendría que
estar mirándote de manera tan siniestra desde un árbol.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hamish se echa a reír pero enseguida
para, creyendo que podría molestarle al otro que lo hiciera por si se lo tomaba
como una mofa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No pasa nada, tranquilo. Yo
también lo hago, pero no de una forma tan cantosa —el chico baja la cabeza,
avergonzado. Hamish se agacha un poco para mirarle desde abajo—. Ey, ¿cómo te
llamas? Soy Hamish.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El otro vuelve a levantar la
vista y le mira algo más relajado, sin vergüenza ni miedo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Richard.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Eres de por aquí? Nunca te
había visto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ambos se ponen de pie. Hamish le
hace a Richard un gesto con la mano para que se pusieran a andar; se empezaba a
hacer tarde y no quería preocupar al abuelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No… Soy de otra parte de la ciudad, pero
dando un paseo me he desviado y estoy algo perdido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— Oh, vaya… Si quieres… puedo enseñarte un poco
esta parte de la ciudad, aunque es tarde. No puedo demorarme en volver a casa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No me vendría mal —dice Richard
mientras se le ilumina el rostro, mostrándose entusiasmado—. Gracias. Conque me
guíes por alguna calle principal es más que suficiente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se ponen en marcha con paso firme
y decidido. Hamish va dándole nombres de calles y sitios interesantes de
tiendas, galerías de arte, las calles más frecuentadas y demás. También le guía
por algunas callejuelas donde se podía atajar para ir más rápido; a Hamish le
gustaba investigar y más de una vez se había pasado un día entero yendo por callejones
(siempre con cuidado, nunca sabes lo que puedes encontrarte, o a quién). Cuando
llegan a la librería de su abuelo, que por fortuna estaba en una de las calles
principales por las que Rich podía volver hasta su casa, se despiden.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Yo me quedo aquí, ¿de acuerdo? —dice
Mish—. No es muy tarde ni todavía demasiado oscuro. Estoy seguro de que no
tendrás ningún problema para volver bien a casa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Has sido muy amable conmigo, de
verdad… Espera —Richard saca un bolígrafo del bolsillo de la chaqueta, le coge
la mano a Hamish, quien no puede evitar dejarse agarrar porque le ha pillado
por sorpresa, y le apunta su número— Me gustaría volver a verte —propone con
una sonrisa esperanzadora.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mish se mira la mano y luego
vuelve a mirar al chico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Por supuesto! —responde con
una sonrisa—. Sería genial. Ten cuidado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El chico se fue alejando conforme
Hamish abría la puerta del portal de su casa. Al mirar por el escaparate de la
tienda lo vio todo oscuro. El abuelo ya había cerrado, o lo habría hecho esa
chica, Alex. Acto seguido sube al piso. En un solo día había conocido a dos
nuevas posibles amistades. <i><<Un día
completo>></i>, piensa, aunque ahora había que ponerse con los deberes
por muy tarde que fuera…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¡Sábado! Por fin. Todas las obligaciones
del instituto estaban hechas, y el abuelo le dijo hace un par de días que lo necesitaba
para colocar un nuevo cargamento de libros que le habían enviado y que había
que poner orden en el almacén, así que Hamish baja encantado las escaleras de
casa hasta la librería para ponerse manos a la obra y ayudar a Alex. Ya habían
pasado unas semanas desde que la chica se instaló como nueva dependienta junto
al abuelo. A Mish le caía bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Buenos días!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Alexandra alza la cabeza al
escucharle entrar y sonríe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Estás de muy buen humor. ¿Y eso?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Es sábado, hace sol, han llegado
libros nuevos... Como para no estarlo —responde el chico mientras abre con una
amplia sonrisa una de las cajas y empieza a hojear cada uno de los libros que
hay en ella, entusiasmado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella también le ayuda, y junto a
una conversación amistosa y unas risas, terminan pronto de etiquetar y colocar
en su correspondiente estantería los libros nuevos. Cuando Hamish va a empezar
a ver lo que hay que hacer en el almacén, el hombre trajeado, el de la última
vez, el que casi arrolla a Hamish cuando este salía de la tienda y el otro
entraba, se presenta en la tienda para ver una vez más a Alex. Mish se queda al
margen observándole; llevaba consigo un pequeño paquete que pone encima del
mostrador, delante de la chica. Tras echarle un segundo vistazo, empieza a
sacar conclusiones; hombre de dinero, buen traje, impoluto; ojeras tal vez por
problemas económicos en el caso de que se fuera banquero, corredor de bolsa o
algo por el estilo; gesto serio e imponente que parecía que en pocas ocasiones se
forzaba para curvar los labios y sonreír, aunque con ella parecía salirle de
forma natural y muy disimuladamente…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Decide ir al almacén y no
husmear, o por lo menos no hacerlo delante de ellos. Mientras organiza
distraído un montón de cajas y quita un poco el polvo de algunas estanterías,
pone la oreja:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Estás bien?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí, tranquilo, de maravilla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Veo que tienes buena cara.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—El trabajo aquí es sencillo. No
me da muchos quebraderos de cabeza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te he traído esto. Puede que lo
necesites.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Vaya! Dios… Pero esto es muy
nuevo. Demasiado sofisticado para mí. ¿Qué hago con este trasto?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues lo que todo el mundo:
llamar, mandar mensajes —la voz se corta, como si lo que estuviera diciendo no
tuviera ningún sentido para él ni utilidad o tal vez necesidad para ella—.
Tiene GPS, datos, chips y esas cosas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hamish se asoma por la rendija
que ha dejado la puerta entreabierta para ver el móvil. Efectivamente, era un
móvil último modelo, de gama alta, recién salido a la venta. Si le ha regalado
algo tan sofisticado, no puede tener problemas económicos. Todavía sigue
dándole vueltas a la relación que podría haber entre ellos: novio no podía ser,
por la conversación que escuchó hace unos días, y llegó a que podría ser su ex,
pero es demasiado mayor para ella, ya que tendría unos treinta y pocos. El
regalo era bastante personal aunque un poco frío. Frunce el ceño. <i><<Piensa piensa piensa>></i>.
¿Un familiar? ¿Su tío…? ¿Su padre?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se le cae sin querer una caja al
suelo cuando se apoya más sobre la puerta y esta hace bastante ruido, por lo
que tanto Alex como el hombre trajeado dirigen la mirada al almacén para ver
qué ha pasado, pero como la puerta sigue casi cerrada menos por la pequeña
rendija, por la cual ellos no pueden ver nada, vuelven a lo suyo, se despiden,
ella con afecto y él con una especie de sonrisa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A los pocos minutos de que se
haya ido él, Alex se acerca al almacén.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué ha pasado? —pregunta al
encontrarse a Hamish en el suelo recogiendo la caja y metiendo las cosas que se
habían caído.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Nada, nada! —escupe
rápidamente, nervioso. No quería que pensara que estaba espiando—. Perdí el
equilibrio, nada más. ¿Ves? Ya está.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se levanta de un salto y se
revuelve el pelo mientras sale de la oscura habitación, seguido de Alexandra.
Fingiendo estar distraído, con las manos a la espalda, va al mostrador y
muestra su sorpresa al encontrar en él el móvil.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Vaaaaya! ¿Y esto?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me lo ha traído el señor que has
visto entrar antes. Es un regalo —Mish nota en su voz ternura, afecto…
nostalgia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hamish examina el celular unos
momentos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Es tu novio? —pregunta sin
levantar la vista del teléfono. Ya sabe que no es su novio, pero era una
pregunta bastante normal que formula intentando no poner mucho interés en su
tono de voz, como si lo hubiera dicho por decir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella se ríe, y parece que le
cuesta parar. Eso hace a Mish sonrojarse; seguro que pensaba que ella le interesaba,
o algo por el estilo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Qué va! Qué cosas, mi novio… —por
fin se repone del empacho de risas—. Es mi padre, padre adoptivo. Tuvimos una
serie de… problemas, pero ahora estamos bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mish levanta la vista y la mira.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Amm…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Nos has estado observando.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué? <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te he visto, de refilón, y sé
que has hecho más que observar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mish empieza a sentirse incómodo
pero también culpable porque le ha pillado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿A qué te refieres?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ahora mismo no has estado
mirando el móvil con interés, no como lo has hecho antes desde el almacén.
Antes observabas y sacabas conclusiones, ahora sólo estabas mirando por encima.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El chico traga saliva. ¿Cómo lo
sabía?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Cómo lo sabes?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella vuelve a reír.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Porque yo también lo hago, y
diferencio una forma de mirar las cosas de otra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella le pregunta qué conclusiones
había sacado, y él responde, un poco avergonzado. Cuando termina, Alex se cruza
de brazos, complacida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno, tu deuda está saldada: ya
me has mostrado tus dotes de observación, y no están nada mal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al final Mish sonríe, orgulloso y
agradecido por el cumplido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pero perdona por haber estado
poniendo la oreja. Es sólo que sentía curiosidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella le dice que no se preocupe y
se pone a mirar unos papeles de envíos y recibos, dando por terminada la conversación.
Mish vuelve al almacén a hacer lo que tenía que haber estado haciendo antes.
Que le haya dicho que ella también hace esas cosas le intriga. Seguro que a
ella también le resultaba divertido, aunque en su cabeza sigue revoloteando lo
que el hombre le dijo hace un par de semanas, sobre esconderla, apartarla de
alguien. <i><<Menudo drama>></i>.
Siente curiosidad, bastante, pero no quería preguntarle todavía a Alex sobre
ello; no lo veía correcto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La noche estaba cayendo, y las
bolsas de la compra hacen un ruido desagradable al rozarse con los pantalones
de Mish. Ya quedaba poco para volver a casa, pero se riñe a sí mismo por haber
salido tan tarde a comprar. Mientras espera a que el semáforo se ponga de su
parte para que pueda cruzar la calle, se percata de que se ha desviado un poco
de la ruta por pensar demasiado en volver pronto a casa, lo que hace que se
enfade más consigo mismo. Gira sobre sus talones para volver por donde había
venido, y suelta las bolsas de repente al encontrarse al hombre trajeado justo
delante de él. ¿Qué hacía él ahí? <i><<
¿Me ha seguido?>></i>. Las bolsas caen al suelo, y puede oír los botes de
cristal romperse. Adiós a la compra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oh vaya, perdona —exclama el
hombre. Mish no sabe qué hacer, porque quedársele mirando sin decir nada no le
parece la mejor opción, así que decide agacharse a ver qué se puede salvar de
las bolsas—. No pretendía asustarte.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No le gusta su tono. Su voz no le
infundía confianza, y parecía como si no hiciera ningún esfuerzo por intentar
que sonara amigable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—N-no pasa nada —consigue
farfullar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El hombre no se mueve del sitio,
ni se agacha para ayudarle. Sigue ahí plantado, con las manos en los bolsillos.
Hamish vuelve a coger las bolsas, de las que se puede salvar todo menos los
alimentos en botes de cristal y se levanta. Echa a andar, despacio, para que no
parezca que huye de él, quien se coloca a su lado mientras camina. El chico
mantiene la cabeza gacha; no se le ocurre nada que decir, y después de la mala
impresión que le acaba de dar el desconocido y lo poco que sabe de él, lo único
en lo que puede pensar es en volver a casa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El hombre camina mirando hacia
adelante, tarareando. Espera a que crucen una esquina donde no parece que haya
mucha gente, y cuando se topan con un callejón, empuja a Hamish con disimulo
pero con bastante brusquedad a él. Las bolsas se estrellan contra el suelo una
vez más. Hamish se estampa en la dura pared de ladrillo e intenta mantenerse de
pie. Su mirada es toda confusión, incomprensión, deseos de largarse de ahí,
aunque en el fondo sabe que no va a ser tan fácil; el hombre se pone delante de
él, aprisionándole, con los brazos a ambos lados de su cabeza, impidiendo
cualquier posible huida. Mish empieza a respirar con agitación y dibuja una
mueca de dolor; el golpe en el hombro contra la pared le ha dolido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Nunca te han dicho que es de
mala educación escuchar a hurtadillas conversaciones ajenas?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¡¿Él también le había visto?! <i><<P-pero si estaba de espaldas al
almacén. ¿Cómo es posible?>></i>. Intenta mantenerse todo lo sereno que
puede, aunque un gemido de reconocible y palpable miedo lo delata y tira por
tierra su intento de controlarse. Va a disculparse como buenamente sus nervios
le permiten, pero el hombre le agarra por el cuello, apretando con dedos firmes
y fríos su garganta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Yo que tú dejaría de hacerlo, si
no quieres que pase algo realmente feo a, por ejemplo, tu abuelo. ¿Y tú no
querrás que al anciano Paul Doyle le pase algo, verdad?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su sonrisa, tan falsa como
espeluznante, hace temblar a Hamish, pero que nombre a su abuelo le asusta aún
más. ¿Era un aviso… o una amenaza? Ese hombre no era un corredor de bolsa, ni
un banquero, ni nada por el estilo. Ese hombre era peligroso. Consigue negar
con la cabeza, ya que le asusta que si intenta articular alguna palabra, el
hombre le aprisione más el cuello o le estrangule.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bien… Buen chico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin dejar de agarrarle, le aleja
un poco de la pared. Su gesto se ha templado, ahora es neutral, ni una pizca de
emoción en él, lo que lo hace más perturbador. No contento con la más que clara
amenaza, termina por volver a empotrar al chico contra la pared, haciendo que
la cabeza de Hamish rebotara bruscamente en esta. El hombre mira cómo el
pequeño se arrastra por ella y se deja caer al suelo, aturdido, y después se va
sin decir nada más.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La cabeza de Hamish se nubla, las
cosas le dan vueltas, está aturdido y un ligero pitido retumba en sus oídos. Cierra
los ojos conforme su cuerpo se ladea y se tumba en el suelo.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-52951123119965059632014-02-08T14:17:00.000+01:002014-02-08T14:17:42.236+01:00She's gone (Sherlock, 15)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock oye a John desde el
lavabo gritar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Aquí viene otro…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sólo habían pasado dos días desde
el secuestro. Lo conseguiría, pensaba Sherlock, conseguiría salir de toda la
oscuridad que rodeaba a John, o por lo menos albergaba esa esperanza. Todavía
era pronto para decirlo. Sólo había comenzado el proceso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Vuelve a la habitación con un par
de gasas y vendas limpias; había que curar la marca del pecho. Le habla con
palabras dulces y un tono tranquilizador para que John vuelva con él y se quede
unos minutos quieto mientras le desinfecta la herida y le coloca los nuevos
vendajes. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Estoy aquí, John —susurra—.
Estoy contigo, no te preocupes, todo va a ir bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John consigue parar de gemir
fuerte para llorar en silencio, intentando no mirar a Sherlock una vez ha
vuelto a la realidad. Se sentía avergonzado por no ser capaz de controlarse, e
impotente por no poder hacer nada parar ayudar a Sherlock en su labor de
aguantarle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock desecha las vendas
usadas y vuelve a la cama con él, abrazándolo. Permanecen unos minutos hablando
en voz baja, de lo que sea; eso mantenía a John distraído y cerca de Sherlock, cerca
del John de siempre. El sueño invade de nuevo a John y Sherlock aprovecha para
echarle un vistazo: pequeños temblores en todo el cuerpo; un tic en el ojo
derecho, y un incontrolado temblor en el labio inferior; los dedos de sus manos
no paraban de abrirse y cerrarse, y seguía gimiendo muy bajito, o diciendo
cosas raras. Más que signos de locura, Sherlock los ve como signos de miedo. Apoya
la cabeza en la almohada. Estaba agotado de darle vueltas a la cabeza. <i><<Sólo llevamos así un día, un maldito
día, y ya me exaspero. Pero va a volver, conmigo. Sé que puede>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin saber cómo, John le echa
bruscamente de la cama después de dar un fuerte grito. Sherlock se golpea la
cabeza con la mesita de noche, y tarda un poco en reaccionar, en llevarse una
mano a la zona donde se ha dado, presionar y apretar los dientes de dolor. Mira
desconcertado a John. Se incorpora y le sujeta con ambas manos para que se esté
quieto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡JOHN! ¡Eh, John, soy yo!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡ALÉJATE DE MI, MONSTRUO!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eso sólo hace que Sherlock le
sujete con más fuerza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡No conseguirás llegar hasta
Sherlock! —sigue chillando—. ¡No te dejaré!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cree que era Moriarty. Sherlock
empieza a aflojar el aprisionamiento para alejarse de él, y se lleva las manos
a la cabeza, mirando a todas partes. ¿Cómo hacer que volviera a la realidad?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡John, soy Sherlock! ¡Vamos,
por favor, eres fuerte, LUCHA!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las palabras dulces y
tranquilizadoras no funcionaban, ni los susurros, y ni por un momento se le
ocurre aplicar la fuerza; no quería hacerle daño. La confianza que ponía tan
ciega en John de que fuera fuerte y luchara con ello no asomaba por ninguna
parte. Necesitaba algo más que él, sus palabras y caricias. Algún recuerdo,
algo cercano, algo personal, de ellos, cualquier cosa, aunque fuese una
tontería.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las comisuras de Sherlock
empiezan a curvarse hasta crear una sonrisa de oreja a oreja.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡John! ¡Te he dicho mil veces
que no hay leche! ¿Todavía no has ido a comprar? ¡No tenemos, y yo no pienso ir
a por ella!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se acerca aún con la sonrisa
permanente en su rostro; con el paso del tiempo, el tema de la leche resultó
hasta divertido, pasando de ser una disputa a una broma. <i><<Vamos…</i> —piensa ansioso, sin dejar que eso se refleje en su
alegre y fingido gesto—. <i>Vamos…>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John se queda quieto por un
momento, mirando interrogativo y con el gesto congestionado a Sherlock, que se
distancia un poco de él para darle espacio, y por si acaso volvía a empujarle o
algo peor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Ya…? ¡¿Ya no hay leche?! ¡Ve
tú! Yo fui la últim-…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock le mira expectante, un
poco ilusionado también. ¿Había funcionado? John agacha la mirada, que parece
más consciente. Vuelve a mirar a Sherlock, y por fin le ve a él, no a Moriarty.
Sherlock se da cuenta, también lo ve, y suspira lleno de alivio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿… John?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John sonríe, pero triste,
compungido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo siento, Sherlock…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Llevará un poco de tiempo, John.
Pero lo conseguirás.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se acerca para besarle, y cuando
va a separarse, John vuelve a atraerlo hacia él. No quería que se alejara de él
tan pronto. Vuelven a tenderse en la cama, y vuelven a conciliar el sueño
durante un rato. Parece ser que John ya se ha tranquilizado y duerme más sereno
que de costumbre, lo que alivia en exceso a Sherlock cuando se despierta. Con
mucho cuidado, sale de la habitación y cierra la puerta. Necesitaba un momento
para él ahora que John estaba plácidamente dormido y siente que no va a
despertar en un buen rato.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Va hacia el salón, mira un par de
partituras, otras por el suelo de cosas que estaba componiendo hacía unos días,
y mira los pos-its en la pared de algunos casos. No puede concentrarse lo
suficiente como para ponerse con alguno, así que recurre a la televisión como
vía de escape. Deja lo primero que aparece en pantalla cuando la enciende y se
recuesta en su sillón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Buenas noches. Interrumpimos la
programación habitual para informar de una desafortunada explosión en la Royal
Ballet School, en Sutherland Avenue —empieza a declarar una presentadora del
noticiario cuando se corta el programa que se estaba emitiendo en ese momento.
Sherlock se tensa al escuchar la localización; es el estudio de Elisabeth—. La
explosión, sucedida hace aproximadamente dos horas, se debe posiblemente a un
escape de gas, tal y como declara en estos momentos la policía. Hay un total de
quince víctimas, entre los que se encuentran tres profesores, diez alumnos y
dos transeúntes, y dos heridos leves que pasaban por la zona. La policía pronto
hará el comunicado oficial del acontecimiento. Ahora les pasamos con nuestro
corresponsal en el lugar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock mira atónito la
pantalla; todo estaba envuelto en una espesa capa de humo y llamas. Los
bomberos, en su empeño de extinguir el fuego, tiraban de metros y metros de
manguera y rodeaban el edificio. Una ambulancia asistía a los dos heridos leves,
mientras que otros paramédicos se dedicaban a cubrir los cuerpos de los
transeúntes fallecidos. Lo más seguro es que las víctimas registradas en el edificio
estuvieran carbonizadas o en un estado muy grave.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Deja caer el mando del televisor
al suelo y camina rápido hacia la habitación. Silencioso, se asegura de que
John sigue dormido, y luego vuelca sus pensamientos y miedos sobre Elisabeth.
Corre a coger su abrigo y se apresura escaleras abajo hacia la calle para ir al
lugar del accidente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo primero que hace nada más
llegar al lugar es mirar estupefacto y horrorizado el edificio mientras aparta
a la gente de su camino sin siquiera mirarles. Sólo tiene ojos para el devastado
edificio. La gente está conmocionada, asustada, incrédula, pero no tanto como
lo está Sherlock.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Dejadme pasar! —se oía a lo
lejos, una voz que le sonaba demasiado, pero más humana, rota y agitada—. ¡¡Dejadme
pasar!! ¡Soy uno de los padres! Oh Dios mío, no… No…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Moriarty, haciendo su entrada
estelar y una interpretación digna de galardón. Iba acompañado de un nombre,
más alto y de rostro más sereno que el suyo, aunque algo compungido también,
que le sostenía para que no cayera al suelo. Sherlock deduce que será su segundo
de a bordo, su mano derecha. Moriarty al final no puede dejar pasar la
oportunidad de caer dramáticamente al suelo para seguir llorando, lo que hace
que a Sherlock se le encoja el corazón no por la escena que está presenciando,
sino por las dudas que se vuelven hechos: Elisabeth era una de las víctimas. Da
un paso hacia atrás, creyendo que él también iba a caer al suelo, pero se
mantiene en pie. La había perdido, una parte de su familia. <i><<Se ha ido… >></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando la masa de gente se
empieza a disipar, de las pocas personas que siguen en el lugar haciendo su
miserable papel de padre destrozado era Moriarty. Sherlock se acerca a él con
paso firme una vez se ha recompuesto emocionalmente. Lo coge de la sudadera que
llevaba y lo estampa contra la pared. Su acompañante no hace nada por impedirlo,
pero se mantiene cerca de ellos. Moriarty sigue dentro del papel, diciendo que
qué demonios hacía, pero hay algo en sus ojos…. Sherlock lo nota.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Era sólo una niña… —susurra
entre dientes, sin dejar de aprisionar sus manos sobre su cuerpo. Le señala con
el dedo, que poco a poco se contrae hasta cerrar la mano un puño. Se controlar,
aunque le cuesta horrores.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Crees que yo he hecho esto? —responde
Richard, su nombre de tapadera. Su voz era entrecortada, y por supuesto fingida,
pero sus ojos era imperturbables, los de Moriarty—. ¿A mi propia hija?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por un lado sabe que la relación
de Moriarty y Elisabeth estaba reforzada por años de cuidado y atención, y
seguramente cariño. Pero por otro era Moriarty.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eres capaz de cualquier cosa, de
cualquier cosa… ¡¡Era mi sobrina!! Lo sé, lo descubrí. Lo has hecho para
quitarla de en medio, de mi camino. Eres despreciable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y tú un egoísta insensible —Richard
Brook se zafa de su agarre— si crees que he podido matar a mi hija.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock carga de nuevo hacia él,
pero esta vez su acompañante no se queda atrás y se lo impide.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Esa chica era muy importante
para mí, detective —continúa—. Tú no tenías ningún derecho sobre ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí lo tenía. Sabes que sí. Era
mi familia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Yo era su familia! ¡Yo he
cuidado de ella todos estos años! Que hayas tomado unas pruebas de ADN no
significa nada, porque yo fui el que estuvo con ella, siempre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No creas ni un solo segundo que
si no hubiera sabido que existía no la habría buscado antes. No sabíamos nada —replica
Sherlock, pensando también en su hermano, al que por supuesto no iba a
mencionar nada ahora tras el accidente. Ya no podía—, nadie lo sabía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock empieza a sentir
ansiedad. No podía seguir ahí, y menos tan cerca del criminal y tan lejos de
John, que estaba indefenso ahora. Había sido un impulso ciego el ir allí, pero
lo necesitaba. Le dedica una mirada fría y llena de odio al criminal y se da la
vuelta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Moriarty le hace una seña a
Sebastian, y este le da una patada en el gemelo a Sherlock, que cae al suelo.
El lugar del accidente ya estaba libre de miradas curiosas; sólo quedaban los
responsables de apagar el fuego y los paramédicos, que seguían atendiendo a los
heridos. Nadie estaba prestando atención a la escena. Moriarty se acerca y se
agacha a su lado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No sabes nada sobre mí, Sherlock
—su voz vuelve a ser la de siempre—. Crees que sí. Crees que soy un asesino, un
criminal, un agente del mal y Dios sabe qué más, pero en realidad no sabes absolutamente
nada. Eres un necio vulgar. Te has vuelto más vulgar desde nuestro gran
encuentro, más humano. Me das pena —escupe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock respira
entrecortadamente. Nota su pierna arder; el músculo intentaba destensarse. Se
atreve a mirarle una vez más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tú también eres humano… —se
acerca a él un poco más, desafiante—. Elisabeth era la prueba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim se separa, mira a Sebastian y
le hace otra seña. El francotirador pisa con fuerza la mano del detective y la
restriega por el suelo. Sherlock consigue no gritar fuerte para no llamar la
atención, y soporta el dolor como buenamente puede para no contentar a
Moriarty. Este no dice nada más, raro en él, y Sherlock lo interpreta como que
su comentario ha sido acertado y no tiene con qué negarlo. Se marcha seguido de
su mano derecha, dejándolo ahí en el suelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mira su mano; estaba sangrando, y
temblaba, pero era un mal menor. Se incorpora, y un con un poco de cojera
camina hasta toparse con un taxi que le lleva de vuelta a Baker Street.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Dónde has estado? —John estaba
esperando en el salón. Se abraza desesperadamente a sí mismo, y su labio
inferior vuelve a temblar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock le mira largo y tendido
en silencio. Las gotas de sangre caen en la madera del parqué del piso, una
tras otra. Cuando consigue tranquilizar a John, le dice que se siente, y que
tiene que contarle algo muy, muy importante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esa noche Sherlock necesitó soledad, y le pidió a John que le dejara dormir solo. Al principio el doctor sintió
un poco de pavor, porque sin él las pesadillas podrían aparecer y tener otro ataque,
pero ver a Sherlock tan desolado le hizo comprender que necesitaba estar a
solas con sus pensamientos, dedicarse a ellos. Con suerte John no pasó una mala
noche.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al día siguiente el detective
hizo un gran esfuerzo para ir al hospital a reconocer los restos carbonizados
de Elisabeth. Se topó con Molly, que fue la que le acompañó a la morgue, aunque
antes de ello le avisó de que podría ser
difícil reconocerla; el rostro estaba totalmente desfigurado, con quemaduras de
tercer grado. Fue complicado etiquetarla como Elisabeth Parker. Sherlock no
hizo caso y le suplicó que le acompañara. Molly, después de intentar animarlo,
le dejó a solas. Con un solo vistazo Sherlock supo que era ella, ese cuerpo
ennegrecido era Elisabeth, y le dijo adiós, esta vez para siempre.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-7708872619390206342014-02-01T17:34:00.000+01:002014-02-01T21:10:32.253+01:00Goodbye, Elisabeth H. Parker (Seb, 7)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de dejar la furgoneta en
el piso franco donde había acontecido el secuestro del doctor, Sebastian se
dirigió en su moto a casa de Jim. Este había llamado a uno de sus chóferes para que le llevara antes, mientras Seb se
ocupaba de lo otro. Cuando llega a casa, se encuentra a Jim más rodeado de
papeles y cajas que de costumbre en su despacho.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué haces?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Tú qué crees? —contesta Jim
con desagrado. Resopla—. Hay que hacer algo con Elisabeth.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb se percata de que la chica
está sentada en uno de los sillones, muy quieta, y con la cabeza gacha. Parece
que Jim estaba esperando a que llegara Sebastian para empezar con el proceso. Él
poco pintaba en todo esto, pero suponiendo que Jim era su jefe y él su mano
derecha, lo más que podía hacer era quedarse. Se enciende un cigarrillo y
empieza a caminar por la estancia. Mira un par de veces a cada uno, y al final
se para al lado de la chimenea y mira los leños ennegrecerse al igual que la
punta de su cigarrillo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Mírame —le ordena Jim a Eli.
Ella obedece enseguida, pero muy despacio, temerosa—. Voy a hacerte una
pregunta, y quiero que seas objetiva. Si estuvieras en mi lugar, y alguien la
hubiera cagado como tú la has cagado, ¿qué harías?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica empieza a temblar. <i><<Matar a esa persona>></i>,
piensa Seb mientras le da otra calada al cigarrillo. Es la única solución que
daría Moriarty a un caso así. Eli contesta, justo lo que Sebastian había
pensado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bien, veo que lo entiendes.
Lamentablemente, no puedo hacerte eso a ti. Así que la segunda pregunta es… —Jim
se levanta y empieza a caminar muy despacio, gesticulando con los brazos
conforme habla—. ¿Cuál es la intención de matar a alguien, al fin y al cabo?
Terminar con su vida —la señala—. Eso es lo que voy a hacer contigo, pero no en
el sentido literal de la palabra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica ya había empezado a
llorar. Sus pequeños gemidos hacen que Seb se gire a mirarla, y luego mira a
Jim, impasible ante esa imagen. Sebastian entiende que el criminal no puede mostrarse
ni humano ni paternal ni cercano a ella en estos momentos. Por la decadente
figura que ahora es la niña de papá, Seb intuye que ya sabe todo lo que se le
viene encima, todo a lo que tendrá que renunciar y dejar atrás. Vuelve a pensar
que su presencia ahí es innecesaria, pero le da más vueltas al asunto y llega a
la conclusión de que puede que el criminal asesor necesitara… apoyo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim le entrega a Eli una carpeta
y ella empieza a leer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Son los papeles de un… piso de
alquiler en… en… —intenta tomar aire para continuar, pero su voz es aguda,
lastimera y quebradiza— en la otra punta de Londres… —levanta la cabeza y mira
a Jim, angustiada—. Jim lo siento, lo siento muchísimo lo siento por favor no —habla
atropelladamente, como si tuviera que hacerlo ahora o callar para siempre—.
Siento que me equivocase, no pude controlarme, ya sabes lo que me pasa yo no
quería por favor…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—CALLA. Y. SIGUE. LEYENDO.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sebastian ni se inmuta. Está ahí
como una estatua, un oyente pasivo. Empieza a sentir algo parecido a lástima
por ella; nunca ha sentido especial cariño hacia ella, pero sabe que es
importante para Jim y Jim lo es para Eli, así que esto a ambos les dejará
destrozados. La diferencia es que Jim no dejará ver ese destrozo emocional y
será complicado interesarse por él sin que le ladre y muerda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth suelta un sollozo grave
y vuelve a los papeles, mojándolos con sus lágrimas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—La otra punta… de Londres, a
nombre de… —frunce el ceño—. ¿Alexandra Foster? ¿…Foster?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Llevarás los apellidos del caso
que fallaste —responde Jim—. Considéralo una marca de la vergüenza —vuelve a su
butaca y la mira muy serio y fijamente—. Estás despedida. Lo dejarás todo, el
ballet, a tu queridísimo mago, y por supuesto y no menos importante, a mí. Y
deberías estar agradecida de que no te mande a otra ciudad, así que acepta las
consecuencias de tu ineptitud —Eli empieza a balbucear—. No tendrás contacto
con nosotros, con nadie. Si Erik tanto te quiere y adora, podrá encontrarte sin
que le dejemos un camino de baldosas amarillas que seguir, aunque le será
difícil, por lo que tengo en mente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En un momento de debilidad, la
chica busca con la mirada a Sebastian, intentando recurrir a él para que
intercediera. Seb se sorprende y frunce los labios alrededor del cigarrillo,
sin comprender. ¿Qué podía hacer él? Lo mejor en estos casos es mantenerse
apartado. No podía hacer nada por ella, así que aparta la mirada hacia Jim.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te sobrestimé, Elisabeth —continúa
Jim—. No estabas preparada para algo de ese nivel. En realidad la culpa es mía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El gesto de Elisabeth por esas
palabras hace ver que le duelen de corazón, sentir cómo merma la confianza de
su padre. Todo se estaba desvaneciendo, y no se le ocurre replicar, decir algo
a su favor. A estas alturas sabe que es inútil. El criminal asesor sigue
hablando, ignorando sus sentimientos y su aspecto desolador.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hay que fingir tu muerte —saca
más papeles de un archivador—. Una explosión de gas será suficiente. No
quedarán restos reconocibles, y falsearemos las pruebas de ADN. El fuego
quemará cualquier prueba que la policía, y más importante, Sherlock Holmes,
pudiera utilizar. El objetivo será tu local de ensayo. Habrá más víctimas, no
se puede evitar, pero es por un bien mayor. Elige tú la hora, que no tenga que
hacerlo todo yo, a no ser que tampoco sepas decirme eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella contesta rápidamente uno de
sus horarios. Seb nota en su voz deseos de que todo esto acabe de una vez por
todas. Ya ha cambiado el chip, por lo menos en apariencia. Si no había vuelta
atrás, había que seguir adelante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bien —lo anota en los papeles y
cierra la carpeta—. Deberás teñirte el pelo, oscuro. Lo mejor es que pases
desapercibida a donde vas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí… Entonces, ¿ya está? ¿Todo ha
terminado? ¿Y sobre ti es cierto, que no volveré a verte?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim sigue mirándola fijamente,
sin ningún cambio en su rostro, pero Seb ve más allá de eso, y sabe que le
entran dudas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Que seas una inepta en el
trabajo no quiere decir que se borren nuestros lazos. Tendré que pensar en
ello, pero en principio no.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth agacha la cabeza y
asiente muy despacio. Se levanta y se dispone a irse. Jim le dedicar unas
últimas directrices y conocimientos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vuelve a casa, haz las maletas y
vete. Erik no está en casa; antes de todo esto le mande a regañadientes a un
trabajo fuera de Londres, para que nos diera tiempo a armar la operación. En un
par de días tendrá lugar la explosión, cuando tú ya estés asentada al otro lado
de la ciudad. Cuando él vuelva, sabrá lo mismo que todo el mundo: que tú has
muerto en esa explosión.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—De acuerdo…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Adiós, Alexandra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella se para para mirarle. Seb ve
que Jim vuelve a los papeles, ajeno a que ella se ha quedado ahí. El
francotirador la mira, y ella a él, sin dirigirse una sola palabra, pero no
hace falta, no entre ellos, nunca lo ha hecho. <i><<Adiós, Elisabeth H. Parker>></i>. La joven reemprende su
camino y deja la casa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim reacciona en cuanto oye la
puerta cerrarse y deja los papeles, apoyando la cabeza en la mesa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Qué dolor de cabeza me da todo
esto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb se sienta al otro lado de la
mesa. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y ahora?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ahora es cuando entras tú. Tienes que buscar a una
chica que se parezca a Elisabeth. La dejaremos suficientemente irreconocible
como para que la policía y Holmes se crean que es ella. No dejes marcas en el
cuerpo; asfíxiala con una bolsa, o algo así.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No hay problema —deposita el
cigarrillo apurado en el cenicero y mira de reojo a Jim—. Por cierto… A pesar
de todo esto, ¿le tendrás echado un ojo, verdad?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues claro que le tendré echado
un ojo, y tú también —espeta—. No quiero que haga más tonterías.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb había aprendido a leer entre
líneas. Sus palabras equivalían a ‘’en el fondo me preocupo por ella’’. Se
percata de que en la mesa hay otras cosas aparte de los papeles del trabajo y
la operación de la explosión: dibujos de cuando Eli era una niña, cartas
dirigidas a Jim, pruebas médicas, los papeles de la adopción… Jim se da cuenta
de que su compañero se ha fijado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No hace falta que te diga cómo…
estoy ahora mismo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Siento. Querrás decir cómo te sientes ahora mismo>></i>,
piensa Sebastian después de un suspiro. Claro que lo sabía. Jim le contó el
tema de sangre Holmes de Elisabeth hace muchos años, y sabía lo que se había
esforzado en mantenerla al margen del detective y de cualquier peligro. También
había sido testigo de lo que podría llamarse cariño entre él y la niña, algo
que le salía natural y que hacía que Seb sintiera celos de Eli por no conseguir
ni un ápice de esa naturalidad afectiva en el criminal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No, no hace falta. Me lo puedo
imaginar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una conversación así con Jim tan
personal no la habría soñado Seb en la vida. Y aunque ahora ambos estaban en
una fase bastante extraña en su ‘’relación’’, en la que las veces que se han
dirigido más de dos frases seguidas se podían contar con los dedos de una mano,
se le dibuja una más que diminuta sonrisa en el rostro al tener la oportunidad
de tener otra. Porque Moriarty no era así con nadie, exceptuando a Elisabeth, y
ahora por fin abría a él, aunque fuera un poco, una ocasión realmente especial que
para James no significaría mucho pero que para Sebastian sí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim coge una de las cartas y
empieza a leer:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—‘’Querido Jim. Me resulta
difícil escribirte en estos momentos, pero no sabía a quién más acudir.
Necesito tu ayuda: acaban de diagnosticarle a mamá cáncer cerebral y está
ingresada desde hace un mes. Sé que es egoísta por mi parte pedirte esto, y más
después de tanto tiempo sin hablar ni vernos. Comprenderé que no quieras
ayudarme, pero estaba desesperada. El doctor dice que si no conseguimos dinero
para seguir el tratamiento, dejarán de dárselo. No quiero que mamá se muera…’’ —deja
caer la carta en la mesa—. Maldita sea.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sebastian frunce los labios y le
mira preocupado. Piensa que nunca le ha visto tan abatido, no como Jim
Moriarty.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ella estará bien —dice, intenta
sonar positivo—. Le has alejado de la gente que puede hacerle daño o apartarla
de ti.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y mi remedio ha sido apartarla
yo mismo. Pero tienes razón… Es lo mejor que se podía hacer.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb le dedica una sonrisa
reconfortante, a la que el criminal no reacciona afablemente; se limita ordenar
con cuidado esos efectos personales de la niña que un día fue Elisabeth Parker
y meterlos en la caja, dando por acabado el asunto. Seb decide que es hora de
ponerse manos a la obra y ponerse a buscar a esa doble.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Intenta no cagarla tú también —dice
Jim antes de que se vaya—. Ya sería el colmo que también tuviera que deshacerme
de ti.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb se le queda mirando, bastante
extrañado por esa falta de confianza en él, pero termina por irse sin decir
nada. Le desorienta la sensación que tiene de que Jim sabía algo, algo que no
debería saber sobre él… sobre ellos, y que intentaba reprimir ese conocimiento
con el sexo una y otra vez. Pero tarde o temprano explotaría, y Seb se la
cargaría. <i><<Si sabe algo sobre
Cardiff…>></i>. Prefiere no pensar en ello ahora y dedicar su cuerpo y
mente al trabajo encargado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mientras tanto, Elisabeth llegaba
a lo que sería su nuevo hogar. Por el camino aprovechó y compró algo de comer y
también el tinte del pelo. Mejor era hacerlo cuanto antes. Miro el piso, ya
amueblado, aunque para ella estaba vacío; le costaría mucho tiempo llegar a
aceptar que esa era su casa. Dejó las maletas en el suelo y empezó a caminar
por el piso despacio, muy despacio. Todavía no se había hecho a la idea por
mucho que lo estaba intentando de que estaba dejando atrás todo. Cogió el tinte
del pelo y se precipitó al baño. Después de hacer la mezcla y lavarse antes las
manos, se miró al espejo. Aquella chica rubia era una extraña, un recuerdo del
pasado, y debía desaparecer. Cogió con una mano un poco del producto para el cabello
y con la otra empezó a extenderlo, mechón a mechón. Sentía el picor en las
raíces de su pelo, pero no lloraba por eso. Lloraba por Jim, por la vida que
había dejado escapar de entre sus dedos por culpa de un error, y lloraba por
Erik; no pudo ni siquiera llevarse el collar que el mago le regaló, el que
podía hacer que con solo tocarlo él apareciera. Obedecer significa dejar los
sentimientos también a un lado, y no podía sentir la tentación de comunicarse
con Erik si Jim le había dicho que no debía hacerlo. Le quedaba la esperanza de
que el mago, con el paso del tiempo, diera con ella, o también quedaba la
posibilidad de que se tragara lo de su muerte y la olvidara, que siguiera
adelante, tal y como ella tenía que hacer ahora. Pasado el tiempo requerido
para el tinte, se aclaró el pelo, y al mirarse al espejo, aún llorando en
silencio, ya no era Elisabeth Parker, bailarina durante el día y asesina por la
noche, novia de un mago encantador e hija del mayor y mejor criminal asesor del
mundo. Ahora era Alexandra Foster, una desconocida.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-56001083389471315382014-01-28T20:07:00.000+01:002014-01-28T20:07:06.727+01:00We'll always be with you (Sherlock, 14)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John seguía inconsciente. La
gente que pasaba por allí miraba a Sherlock con el doctor en brazos, totalmente
ajenos e interrogativos. Sherlock se da toda la prisa que puede, y nada más
llegar a casa, lleva a John a la cama. Una pequeña franja de la chaqueta abierta
le deja que ver que tiene la camisa manchada de sangre. Al abrir la chaqueta y
desbotonar la camisa torpemente, ve las iniciales de Moriarty en su piel, una
herida bombeante y de sangre muy fea. <i><<La
letra con sangre entra>></i>. No quiere pensar en qué le ha podido decir
el criminal a John, ni qué consecuencias tendría esa marca en él, y se siente
realmente frustrado. Lo importante ahora era curarle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ni siquiera se había quitado el
abrigo. Conforme se acerca al lavabo, empieza a quitárselo y lo tira encima de la mesa de la cocina, haciendo un
sonoro ruido porque cae encima de los tubos de ensayo y de un montón de
papeles. Coge del baño una toalla húmeda, un cuenco y el botiquín de mano y
vuelve al lado de John.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—John, ¿puedes oírme? John,
necesito que despiertes, por favor —el doctor tose un par de veces y abre muy
lentamente los ojos. Su respiración es agitada. La herida le arde en el pecho—.
Maldición… Lo siento John, de veras que lo siento. Ha sido culpa mía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John apenas puede escucharle; le
pitan los oídos conforme recupera la consciencia. Poco a poco se da cuenta del
terrible escozor que siente en el pectoral y cae en la cuenta en las iniciales.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock… —el detective se
acerca a él. John suelta un grito; la herida se hacía más palpitante—. Antibióticos,
Sherlock… y vendas, y… —vuelve a gritar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo tengo. Lo tengo todo, John.
Dime qué tengo que hacer. Yo resuelvo casos, pero tú eres el que salva vidas.
Qué hago.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con agitación y dolor por parte
de John y con nervios y muchísima paciencia por parte de Sherlock, el detective
sigue sus indicaciones. Limpia la herida con cuidado y consigue que deje de
sangrar. Los cortes eran largos y muy, muy profundos. Que iba a dejar marca no
era ningún secreto. La respiración de John se normaliza al sentir el suave tacto
de las manos de Sherlock colocándole con esmero las vendas, levantándolo
parcialmente de la cama para poder pasarlas por la espada y el brazo. Le cierra
la camisa y lo tapa con las sabanas. John sonríe, exhausto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Buen trabajo…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al momento cierra los ojos y
Sherlock le deja descansar. Tenía las manos llenas de sangre, la sangre de
John. Corre al baño a lavárselas, pero eso no es suficiente y se mete en la
ducha. Necesita quitarse cualquier resto de su sangre. Nada más terminar, tira
a la basura la toalla manchada de sangre y las gasas y vendas que ya no serán
de utilidad, también manchadas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Una vez más tranquilo, y después
de ver que John seguía dormido, decide ir a ver a la señora Hudson. Tenía que
asegurarse de que se encontraba mejor, y en cuanto lo verificara, volvería al
lado de John. No quería dejarlo ahora.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Señora Hudson —dice al entrar en
su salón. La ve un poco más animada, pero también desolada, triste y preocupada—.
Veo que ya está mejor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella se echa a llorar nada más
verle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock, lo siento, lo siento
tanto… Siento haber dejado la puerta de la calle abierta, no me di cuenta.
Ahora tendremos que cambiar la cerradura. Perdóname…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El detective va a su encuentro y
la abraza con cuidado. Tanto ella como él necesitaban consuelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—La culpa es mía, no suya.
Siempre lo es. No tiene que disculparse por nada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella se separa y le pone
cariñosamente una mano en la rodilla. Ha dejado de llorar, y su sonrisa es
dulce y sincera. Esa mujer siempre había sido como una madre para él, aunque a
veces le exasperara y pusiera nerviosa. En el fondo la adoraba y quería.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock, quiero que sepas que,
por muy mal que puedan ir las cosas, nosotros siempre estaremos contigo. Ya te
fuiste una vez, y no quiero que tengas que volver a hacerlo. ¿Te acuerdas del
susto que me diste cuando volviste? Creí que eras un fantasma. No pude
creérmelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sus palabras le emocionan, pero
enseguida la broma le hace sonreír.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Gracias, señora Hudson…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella le devuelve la sonrisa. Un
pequeño ruidito proveniente del estómago de Sherlock la sobresalta. No había
comido nada en varias horas y ahora su organismo se volvía en su contra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Parece que estás hambriento, ¡y
estás paliducho! Deja que te haga algo, lo que sea.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock no puede negarse y
accede. Al terminar, deja a la señora Hudson descansar; claramente todavía no
estaba del todo bien, y necesitaba dormir. Vuelve con John, el cual se ha
despertado, y enseguida se sienta a su lado en el borde de la cama.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué tal me ve, doctor? —bromea
John—. Dios… Me duele todo…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo siento… He sido un egoísta
con todo el tema de la chica. Ha sido culpa mía que Moriarty fuera a por ti.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eh, eh… Estoy aquí… más o menos,
y eso es lo importante. Dime… ¿la herida es… muy profunda?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock no podía suavizarlo de
ninguna manera, ni mentirle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo suficiente como para dejar
marca…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John maldice con la voz
entrecortada. Tener las iniciales de la persona que intentaba destruirle a él y
corromper a Sherlock era el peor mal de ojo que podrían haberle echado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dijo que era su juguete…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No eres ningún juguete —replica
rápidamente Sherlock—. Eres una persona, y no tienes nada que te una a él. Esas
iniciales no tienen que significar nada para ti. Es lo que él quiere que hagas:
que te importen y te vuelvas loco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te juro que… que se lo haré
pagar si te hace algo… No quiero que entres en su juego otra vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No puedo dejarlo, sabes que no
puedo. Que si lo hago, él vendrá de todas formas. Esto no va a acabar hasta a
saber cuándo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John intenta replicarle, pero
siente un pinchazo en la herida y se tumba de nuevo en la cama.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pero creo que por una temporada
nos va a dejar tranquilos —continúa Sherlock. John le mira interrogativo—. Tuve
que dejar ir a Elisabeth. Ahora tendrá que ocuparse de ella, y nosotros estamos
fuera de eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock seguía sintiendo que
tendría que localizar a la chica para intentar volver a prestarle su ayuda, su
intención de ayudarla, pero sabe que no accedería. Era su sobrina, ella lo
sabía, pero parecía que no quería saber nada de él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué has hecho qué? No…
¡Sherlock, ella era la pieza clave del juego!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿De qué hablas?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Es la reina! ¡Podríamos haber
hecho con Moriarty lo que quisiéramos si tuviéramos a su reina en nuestro
poder! ¡Incluso matarla, y habríamos podido hacer jaque mate!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se separa rápidamente de
él, muy sorprendido. John no sabía que Elisabeth era su sobrina, ¿pero matarla,
a una niña?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿John? ¡¿Matarla?! ¿Eres
consciente de lo que estás diciendo? ¿Dónde está el John que sabía hacer lo
correcto, del que me enamoré? A esa chica no hay que tocarla. ¿Cómo se te
ocurre pensar algo así?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Liquidada, el problema se iría,
sí… Todo se acabaría.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No estaba en sus cabales.
Sherlock se frustra; la imagen de John intentando ir a por Elisabeth y acabando
con ella le ciega y monta en cólera. Necesita calmarse, como sea. Empieza a dar
vueltas por la habitación. ¿Dónde estarían sus parches de nicotina? O mejor, el
tabaco haría más efecto. <i><< ¿Pero
qué digo?>></i>. Se olvida de todo y vuelve al lado de John, más
centrado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Estaba nervioso, demasiado
nervioso. Seguía diciendo sandeces pero para él mismo, ignorando la cercana
presencia del detective. Decía cosas como que empezaba a aceptar que necesitaba
el peligro para sentirse vivo, que necesitaba arriesgar su vida por él. Volvió
de la guerra trastornado y con cojera psicosomática. ¿Cómo se le ocurre decir
que necesita algo así otra vez? Ese no era John, el John que quería una vida
tranquila, tener un par de casos o tres a la semana y que quería estar con
Sherlock para siempre pasara lo que pasara. Era verdad que John necesitaba eso en su vida, pero nunca lo había dicho en voz alta, o ni siquiera había caído en la cuenta de tal cosa, aunque Sherlock sí. Miraba a todos lados con los ojos
muy abiertos, y balbuceaba que no quería perderlo, que él era un ordinario, que
no quería salir de la partida y perderla… ¿Estaba balbuceando movimientos de
ajedrez? ¿Qué le había hecho Moriarty? Quería volverle loco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—John, ¡JOHN, PARA! —le zarandea
con ímpetu. John no reacciona, estaba en una especie de trance. Parecía que el
poco tiempo que había pasado con Moriarty le había pasado más factura de la que
él hubiese querido. Se le ocurre que el dolor puede hacerle reaccionar, así que
aprieta con la palma de la mano primero poco y luego más las iniciales, y el
doctor empieza a gritar y a revolverse. Le sujeta por los hombros y lo tumba en
la cama para inmovilizarlo—. ¡Estate quieto!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por fin reacciona, y su gesto es
de horror y pánico. Empieza a llorar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué pasa…? ¿Qué me pasa? ¡¿Qué
me intenta hacer?!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Intenta que te rebajes a su
nivel, que te vuelvas inhumano. ¡No le dejes! Estoy contigo, y no tienes que
entrar en su juego, no es necesario. Si lo haces, pondrás en peligro a muchas
personas, a ti, a mí, y a todos. No voy a dejar que lo único que me ha
importado, antes de irme, durante, y en estos momentos se ponga aún más en
peligro. Cuantos menos jugadores haya mejor. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡DEJA DE HABLAR DE JUEGOS,
MALDITA SEA!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Vuelve a alterarse. Sherlock no
deja de sujetarlo por los hombros, y John se resiste, pero no le deja moverse.
Sherlock se disculpa y apoya la frente en la suya. John vuelve a apaciguarse
por tenerlo tan cerca, por sentir su calor y sus ojos y labios tan cerca de él.
El mero contacto le hace volver a la realidad y volver a asustarse por su forma
enloquecida de actuar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—John tú puedes combatir esto.
Puedes y lo harás. Yo te ayudaré.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: red;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: red;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Fueron días duros para Sherlock,
y también para John. Cuando menos se lo esperaba, el detective se topaba de
nuevo con un brote psicótico del doctor, y le costaba horrores devolverlo a la
realidad. Moriarty había conseguido que John se obsesionara de tal manera con
sobrevivir y con participar en su estúpido juego que Sherlock a veces se
desesperaba y huía, dejaba la casa y dejaba a John con su locura. Esas
escapadas fueron disminuyendo cuando Sherlock se dio cuenta de que haciéndolo
no conseguía nada, sólo empeorar la situación; no podía ser egoísta, a pesar
del temor que le causaba la situación, y mayor era el terror que le producía todo
aquello por no saber cómo lidiar con ello. Las discusiones fueron disminuyendo
con el tiempo y poniendo mucha paciencia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Primero fue Elisabeth. Sherlock
finalmente le contó quién era y qué significaba para él. Cuando John lo
comprendió, interpretó para sus adentros que era otra pieza en toda esa
historia, y además una víctima, como él. No entendía cómo alguien como Moriarty
podía hacerse cargo de una chiquilla, pero nunca se le pasó por la cabeza que
probablemente el criminal asesor tuviera un diminuto lado humano. A pesar de
esto, no sentía compasión por ella, no le caía bien, y esto hizo que Sherlock a
veces fuera el que empezaba la discusión para intentar hacerle entrar en razón.
Con el paso del tiempo John cedió y sintió culpa por sus pensamientos
anteriores hacia ella; comprendió que para Sherlock era importante, y por lo
tanto, intocable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otra discusión, posiblemente la
peor emocionalmente para John porque acabó desgastándolo, llevó como tema
principal la necesidad de que John necesitara el peligro en su vida. Por esos
momentos John se encontraba más tranquilo, pero pasaba una etapa muy dura; tras
alejarse de la locura, pasó a la autocompasión y los lamentos. Llegó a la
conclusión de que algo había en él que desesperadamente le instaba a buscar el
peligro, a rodearse de él, y aunque eso le hacía sentirse vivo, sin el cual
tendría una vida aburrida y monótona, también le producía una gran pena, porque
el sentimiento de perder todo aquello en cualquier momento era terrible. Se
sumió en noches sin dormir, llorando. Cerraba los ojos y ahí esta él, Moriarty,
mirándole y riéndose de él. Sherlock no se separó de su lado, y siempre le
hablaba entre susurros, intentando evitar cualquier provocación o exaltación, y
elegía con sumo cuidado sus palabras para ello. Le explicaba que sin esa necesidad
de codearse con el peligro, de estar ‘’rodeado de psicópatas y sociópatas’’,
John no tendría esencia, que todas las personas tienen algo especial, y eso era
lo que le hacía especial.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasada etapa, John volvió a la
locura, esta vez causada por horas y horas encerrado en el baño mirándose
inmóvil y en un estado casi de shock al espejo, mirando esa asquerosa marca que
nunca se iría, que no le dejaría en paz. Sherlock realmente se sentía
insignificante cuando se lo encontraba así; parecía una vasija, un recipiente
vacío. Insistía en que Moriarty buscaba que él se centrara en ella, se
obsesionara con ella; le decía que sólo era otra marca en el cuerpo, como un
lunar más, y que si para él no significaba nada, para John tampoco debía
hacerlo, y que debía superar toda esa locura porque lo estaba cegando. Lo
importante debía ser lo que estuviera marcado en su corazón, sus sentimientos,
y que debía borrar de su cabeza cualquier preocupación y obsesión relacionada
con las iniciales. A John le costó mucho sudor y lágrimas recapacitar y aceptar
que no estaba sucio ni debía sentir vergüenza por las iniciales JM en su pecho,
pero tanto él como Sherlock sí que acabaron dándole un significado: fuerza. Seguían
vivos, seguían luchando juntos, y ni siquiera la sangre, el dolor y el miedo
que podía causar el nombre que escondía esas iniciales podían Sherlock Holmes y
John Watson.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Olvídate de Moriarty, de sus
ojos, de su marca —le dijo un día próximo a su inminente recuperación—, olvídate
absolutamente de todo y céntrate en mí, en nuestra vida juntos aquí,
resolviendo casos, tú escribiendo en el blog y yo haciendo experimentos en la
mesa de la cocina, en la señora Hudson preparándonos el té. Tienes todo eso y
más, John.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—… ¿Me vas a dejar?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Nunca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Fue en ese momento, en la sonrisa
de Sherlock, en su voz, en sus ojos, todo él, cuando se desvaneció la locura,
el miedo, Moriarty. John cerró los ojos y vio las fichas negras del otro
jugador caer estrepitosamente, y vio todos los momentos vividos con Sherlock y
los que les quedaba por vivir, borrosos y deseosos de hacerse claros, de ser
futuros recuerdos felices. Vio la fuerza que emanaba de ambos, lo que eran
capaces de hacer juntos. Nadie ni nada podría con ellos.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Fue ahí cuando la pesadilla
terminó.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-71869600567939631682014-01-24T22:57:00.000+01:002014-01-24T22:57:03.246+01:00JM (Jim, 7)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Empieza a darle palmadas a John una
vez que Seb ha terminado de atarlo en la silla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eh, ¡eh! Despierta. Es hora de
seguir nuestra partida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John no reacciona, solamente deja
caer la cabeza de un lado a otro, aturdido, pero sin abrir los ojos. Jim se
echa a un lado y extiende los brazos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Me haces el favor? —le
pregunta a Seb, que al momento se acerca al doctor y le da una brutal bofetada
con la que John se despierta al instante y suelta un grito de dolor—. Muchísimo
mejor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John traga con dificultad y mira
con los ojos abiertos como platos a todos lados, sin saber dónde está.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué…? ¿D-dónde…?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Cómo y cuándo, muy bien. Basta de
preguntas estúpidas, doctor. Quiero seguir jugando, y si no estás al loro, no
puedo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de unos minutos de
impaciente espera para que John volviera en sí, Jim se sienta enfrente de él y
le mira con atención, ladeando la cabeza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Siempre he sentido curiosidad
por saber por qué te cogió tanto cariño el detective, y viceversa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Es algo que tú… —responde John
con dificultad, casi susurrando. Su voz era apagada y le borboteaba sangre de
la bofetada recibida antes— no entenderías.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te equivocas. Tengo una hija,
¿recuerdas? Y con nosotros está ahora mismo mi fiel compañero —dice señalando
detrás de él, donde se encontraba Seb con los brazos cruzados y mirando la
escena sin demasiado interés.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ah, sí… Tu pequeña asesina y tu
perro faldero. No se puede comparar a lo que Sherlock y yo tenemos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Perro faldero? —pregunta
Sebastian con una sonrisa—. Puedo darte otra bofetada si me da la gana, doctor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John alza las cejas y le mira
sonriente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues adelante —replica
desafiante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim hace una señal con dos dedos
para que Seb se acerque y lo haga. <i><<Él
lo ha pedido. No le voy a privar el gusto>></i>, piensa mientras observa
a John recibir un puñetazo en la mandíbula y a continuación escupir a un lado
sangre. John aprovecha el momento para intentar reponerse y mirar su entorno,
del que antes no se había percatado. Era un sótano, de uno de los innumerables
pisos francos que Jim tenía repartidos por todo Londres.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No estás en posición de meterte
con los míos, John. Creo que has podido ver algunas de las obras de Elisabeth,
¿verdad? —John le dedica una mirada orgullosa y llena de odio—. Por tu mirada
veo que piensas que podrías acabar con ella fácilmente. Me gustaría verte
intentarlo y fracasar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John jadea, intentando
recuperarse del golpe, y le mira con odio, pero Jim podía percibir cierto toque
de lástima.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿No… no quería seguir la
partida? Me toca mover… Eres un psicópata. ¿Qué tipo de relación puedes
entablar tú? Tratas a todos como si fueran tus juguetes, dándoles órdenes que
tienen que acatar sin un ápice de duda o reproche. Seguro que no te importa lo
que les pase, ¿y aun así te atreves a decir que puedes saber lo que es el
cariño, el afecto? —tose para aclararse la garganta y escupe otra bola de
sangre al suelo—. Tu droga… tu fuente de poder es manipular a los demás, y sin
ella te sientes vacío, no eres nada. Quieres controlarlo todo… No sabes amar,
pero quieres que te amen, y las cosas… no funcionan así…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim le escucha con atención. No
tenía razón; le estaba juzgando sin apenas saber cómo era realmente. ¿Amor?
Menuda estupidez. <i><<El amor es para
los débiles. Yo tengo relaciones de plena confianza si con las que las entablo
son capaces de no romper esa confianza. Si no, claro que los desecho. No me
sirve tener a alguien inútil en este tipo de vida>></i>. Mira con
frialdad a John, haciéndole entender que le ha escuchado, aunque ni por un
momento le va a tomar la palabra ni está de acuerdo con él, así que al momento
alza las cejas y frunce los labios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me abuuuurres —canturrea
despreocupado—. No llegué a pensar que podrías aburrirme tanto, pero después de
ese sermón… —finge un bostezo—. ¿Cómo puede él aguantarte?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John va a replicarle, pero se da
por vencido. Sus energía van muriendo poco a poco aunque no pierde la
esperanza; no podría tenerlo encerrado de por vida, se acabaría aburriendo de
él. Un móvil empieza a sonar, y el doctor levanta rápidamente la cabeza, porque
sabía que era el suyo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hablando del rey de Roma —Jim se
mete la mano en el bolsillo y se lo enseña graciosamente—. Te lo he cogido
prestado. Espero que no te importe —descuelga y saluda alegremente—. ¡Vaya,
pero si eres tú! Qué alegría oírte, Sherly —Jim ve que a John se le desencaja
el gesto y empieza a chillar. Le hace una seña a Sebastian para que lo calle—.
Ssshhh. Los mayores estamos hablando, Johnny —Seb le da otro puñetazo, esta vez
en el estómago, y luego le pone un esparadrapo en la boca. Jim enciende una
pequeña televisión rodeada de miles de dispositivos y cables. Cambia de canal
varias veces hasta que da con el piso de Sherlock y puede verlo perfectamente,
alterado y nervioso por no encontrar a su doctor en él como seguramente
esperaba. Sube el volumen para poder oír lo que dice.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dónde está John… ¡DÓNDE!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tranquilo, Sherlock. Está a buen
recaudo conmigo. Por cierto, ¡te veeeeoooo! —Sherlock empieza a mirar por todos
los rincones del salón y a rebuscar, hasta que da con la cámara, que está en lo
alto de una de las estanterías de libros, y la mira fijamente—. Verás a Johnny
cuando la chica esté libre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—He soltado a Elisabeth.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Ah, sí? A veeer —saca su
móvil. Efectivamente hacía unos minutos Elisabeth le había mandado un mensaje
diciéndole que el detective le había soltado y que estaba en casa. Ya se
ocuparía de ella más tarde; ahora no iba a dejar notar su enorme frustración
por su descuido—. Sí, es verdad. Vaya, me sorprendes. La mandas a los brazos de
un peligroso criminal, el cual es además su padre adoptivo, así que has hecho
lo correcto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No creo que eso sea verdad, pero
me da igual. Tráeme a John, ya —aunque la cámara sólo se veía en blanco y
negro, Jim puede notar que Sherlock tiene las mejillas encendidas de rabia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y yo que creía que querías
jugar, como en los viejos tiempos… —suspira—. Bueno, está bien. En media hora
lo tendrás en el parque que está a dos manzanas de Baker. Ciao.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Corta y apaga también la
televisión. John no paraba de forcejear y de ahogar sus gritos en el
esparadrapo; ver a Sherlock lo había desesperado y puesto más nervioso,
temiendo que a él también le pasara algo. Jim se acerca a él después de cogerle
a Seb uno de los cuchillos que llevaba a la espalda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Has tenido mucha, pero que mucha
suerte de que ya haya salido. Tenía pensado divertirme mucho contigo, pero sólo
dispongo de media hora… así que tendré que improvisar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasa la hoja del cuchillo por su
cara hasta llegar al cuello, pero sin clavarlo a consciencia en su piel, con
una sonrisa maliciosa y juguetona. John empieza a respirar agitado y sin
control, mirando detenidamente la hoja del cuchillo. Jim puede ver que el sudor
se mezcla con la sangre que le sale de la nariz y sonríe. En un movimiento
rápido y brusco le abre la camisa, arrancando los botones. La sangre que le
gotea de la comisura de la boca llega hasta el pecho y ocre hacia abajo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dices que la gente para mí son
juguetes, ¿no? Bueno, pues a mis juguetes los marco, y como voy a jugar
contigo, eres uno de mis juguetitos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John abre mucho los ojos y
empieza a moverse lo poco que las cuerdas le dejan y negando con fuerza con la
cabeza. Jim agarra bien el cuchillo y empieza a hundirlo en su pecho. Mientras
traza líneas muy profundas, se ríe por lo bajo y disfruta de los gritos de
dolor ahogados de John.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si sigues gritando tanto te vas
a desmayar y no me vas a dejar verte agonizar, así que CÁLLATE —grita con
fuerza, acercándose a su cara, pero John no para de gritar angustiado. La
sangre empieza a borbotear de las marcas que Jim le hace en el pecho y puede
sentir cómo le arde la piel abierta y la sangre palpita apasionadamente. Procura
tardar todo lo que las pocas marcas que le está haciendo para hacerle sufrir
más. Cuando termina, John sigue gritando y con los ojos cerrados muy fuerte—.
JM, Jim Moriarty. A partir de ahora quedas marcado como uno de mis juguetes,
John Watson —pone la mano en la piel abierta, que no para de sangrar, y aprieta
con fuerza, manchándose toda la palma de la mano y haciendo chillar más a John—,
y esto no se puede borrar —dice mientras le obliga a abrir los ojos y le enseña
la mano ensangrentada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John, agotado de tantos gritos y
tanto dolor, se rinde, y respira profundamente y con los ojos entreabiertos,
mirando todo lo que le rodea turbiamente. Aunque el esparadrapo no le deja
articular ni una palabra, intenta decir el nombre de Sherlock, y acaba por
desmayarse. Jim saca un pañuelo y se limpia la mano, tirándolo luego al suelo.
Va a donde está Sebastian, que apenas ha abierto la boca en todo el proceso
agonizante del doctor y le mira serio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Tienes algo que decir? —le
pregunta Jim. Seb se cruza de brazos y mira al doctor largo rato—. No te quedes
ahí. Desátalo y llévalo a la furgoneta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pesadamente, el francotirador
obedece. Durante todo el trayecto, no se dirigen la palabra, ya apenas lo hace,
sólo algunas palabras parcas y frases cortas. Jim sabía lo de Cardiff, odiaba
haber descubierto todo aquello, y luchaba por dejarlo atrás, pero Richard a
veces volvía a él, le hablaba de esa manera tan infantil y exasperante, y le
enseñaba lo que él y Seb hicieron, lo que surgió entre ellos, como si fueran
personas corrientes. Jim intentaba eliminar todo eso de él manteniendo las
distancias y sólo acercándose a Seb cuando necesitaba del todo disipar esa
neblina de recuerdos con sexo, sexo y sexo. Eso le hacía quitárselo de encima,
ir directo al grano sin ningún sentimiento y sin remordimientos después. Pero a
veces no funcionaba, y estaba harto y empezaba a reprocharle en sus
pensamientos todo eso a Seb. No sabía cuándo estallaría, porque aunque
intentara aparcarlo, en el fondo quería saber qué ocurrió, cómo y por qué.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando por fin llegan al parque,
Sherlock todavía no había aparecido, así que Seb se baja del vehículo, tira a
John en una zona de césped sin nada de cuidado. A los pocos minutos, cuando ya
están en marcha de nuevo, oye que Sherlock grita el nombre de su compañero y se
aventura al tráfico sin importarle apenas que un coche le arrolle; uno le roza
el abrigo y le hace dar un traspié, pero se recupera al instante y corre al
lado del doctor.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-79301380340608370672014-01-20T18:24:00.003+01:002014-01-20T18:24:29.506+01:00ADN (Sherlock, 13)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los ficheros no contenían ningún
dato revelador. Lo único que tenía era el papel de la adopción. Sherlock se
apoya en la pared, agotado y con las esperanzas de que esta la succionara por
algún encantamiento y no le dejara ir al laboratorio del Barts. Tenía un 50% de
información y otro 50% hipotético. Si se hacía un análisis de sangre tenía la
certeza de que sus presentimientos eran ciertos, pero no quería que se hicieran
realidad. Algo dentro de él rechazaba la idea. Podría ser, pero necesitaba que
la chica le contase cómo. Todo eran acertijos y dudas en la mente de Sherlock,
y no quería darles solución, pero iba a hacerlo. Si el ADN coincidía necesitaba
que Elisabeth le contase cómo y por qué.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿A dónde vas? —Lestrade le
grita al verlo ir a paso rápido por el pasillo y poniéndose el abrigo con rapidez—.
Tienes que seguir el interrogatorio en las celdas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tengo que salir un momento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tras tomar un taxi y saludar a
Molly ya en el hospital, se apresura a los laboratorios. Se extrae un poco de
sangre, coge la prueba de sangre de Elisabeth y las pone a analizar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cabizbajo y con los ojos
cerrados, piensa en Martha Parker. Martha fue una joven bailarina de cualidades
extraordinarias y gran bondad y corazón que conoció cuando era pequeño. Martha
caía bien a todo el mundo; era dulce, cariñosa y divertida, y fue aceptada y
querida por todos los miembros de la familia Holmes, excepto por su madre, que
no soportaba que apartara a su hijo de su lado. Su hermano Mycroft y ella
estuvieron un tiempo juntos. Durante ese periodo, Mycroft era una persona
totalmente diferente; le preguntaba a Sherlock cómo le había ido el día, le
ayudaba si necesitaba algo, ¡hasta sonreía! Desde que su padre murió cuando él
todavía era pequeño, fue el único momento en el que Sherlock sintió que volvía
a tener una figura paterna en casa, alguien en quien apoyarse, aunque el joven
Sherlock no necesitara mucho apoyo; ya a tan corta edad se valía por sí mismo,
pero un niño no rechaza que alguien se preocupe por él, y más teniendo una
madre que ni le miraba. Pero la paz que reinó en casa de los Holmes, una paz
que Martha había traído, se desvaneció enseguida. Sin motivo alguno, Martha no
volvió a ver a Mycroft, quien volvió a ser tan frío como un témpano de hielo.
Extrañamente su madre estaba sumamente feliz de que la joven no volviera por allí,
pero Sherlock nunca entendió por qué, y nunca vio el momento ideal para hablar
con su madre porque él sabía que tenía algo que ver, ya que era sumamente difícil
comunicarse con alguien que a ojos del pequeño Holmes le despreciaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El apellido coincidía; estaba
claro que Elisabeth era hija de Martha Parker. Ahora sólo quedaba saber si ella
y Sherlock tenían la misma sangre fluyendo por sus venas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mira la pantalla del ordenador y
ve que el momento de que finalice el análisis es inminente. Justo cuando cierra
los ojos en un momento de reflexión, el ordenador pita, y los abre lentamente,
muy lentamente, como si quisiera hacer eterno un momento que era paz y no
quisiera enfrentarse a las turbulencias que el camino traía consigo. <i><<Análisis de concordancia de ADN
completado… Resultado: 100% correcto…>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Es… E-es mi… Mi sobrina —musita
en la soledad del laboratorio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si no fuera porque estaba
sentado, Sherlock se habría caído para atrás de la conmoción que le producía
haber leído la pantalla. ¿Cómo era posible? Su hermano nunca le había dicho
nada… <i><<A no ser… Que él tampoco lo
sepa>></i>. En un momento de debilidad y pura inconsciencia, coge el
móvil y busca en los contactos a su hermano, pero cuando está a punto de pulsar
el botón de llamada, se detiene. ¿Sería correcto que lo supiera, sabiendo cómo
era el Hombre de Hielo? No, por el momento hacerle saber a su hermano que tenía
una hija no era lo mejor. Si Sherlock no sabía qué hacer, él menos, así que
guarda de nuevo el móvil e intenta serenarse durante el trayecto de vuelta a la
comisaría.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora tenía muchas más preguntas
que hacerle a Elisabeth, pero sabía que la chica iba a jugar con él y no iba a
contestar a ninguna. Sherlock no quería tenerla encerrada en la comisaría, y
menos sabiendo que Moriarty era su tutor; la policía no le caía bien, pero
tampoco iba a sentenciarlos a muerte, y tampoco podía dejarla en libertad, ¿o
sí? ¿Eso ayudaría a entablar algún lazo entre ellos, por un favor? Se frota las
sienes, confuso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Nada más llegar a la comisaría,
se dirige a la sala de cámaras, apagando todas las que estaban en las celdas.
Luego se dirige a la cafetería, pasando de las miradas interrogativas de
Lestrade. Coge un sándwich y un café y va a las celdas. Al ver a la joven en un
compartimento cualquiera, sin nada de lo que le había pedido a los policías
para que estuviera todo lo cómoda posible, frunce el ceño.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Quién… te ha traído aquí?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth se incorpora con un
gesto de dolor. Cuando está sentada y mirándolo, se encoge de hombros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno —continúa Sherlock, cogiendo
una silla y poniéndose en frente de
ella, al otro lado de los barrotes—, me disculpo en el nombre de estos paletos uniformados. Te he
traído esto, por si tienes hambre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La joven entrecierra los ojos,
dudosa, pero el gesto amable que se escondía tras los fríos ojos de Sherlock la
incita a pasar las manos apresadas por las esposas entre los barrotes y coger
el tentempié.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Por qué no me dices la verdad,
Elisabeth? ¿Intentas protegerle? Eso no sirve de nada, sé que James Moriarty es
tu tutor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Se equivoca, señor Holmes —responde
ella tras darle un sorbo al café— Sólo intento protegerme a mí misma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Sé quién eres. Yo podría protegerte… aunque seas una
asesina>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No creo que haya vuelto para
seguir el interrogatorio de antes —echa un vistazo a los rincones donde están
las cámaras—. Las ha apagado. Viene a hacerme otras preguntas, preguntas que
sólo nos incumben a nosotros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock esboza una media
sonrisa; se había percatado de un diminuto puntito rojo en las cámaras.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Cuáles son esas preguntas? —ella
rueda los ojos—. Está bien… ¿Quién eres en realidad?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Usted ya sabe la respuesta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pero quiero que seas tú quien me
lo diga, que me lo digas todo, y sabes exactamente lo que quiero saber.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth deja a un lado de la
incómoda litera el café, ya terminado, y se pone de perfil, mirando a la
insulsa grisácea pared.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo siento, pero no pienso
contestar a nada estando aquí encerrada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se mostraba altiva, con una
confianza en exceso. Como bien creía que iba a acabar haciendo, la chica
sugería que la soltara, porque sabía perfectamente que Sherlock no iba a
dejarla allí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tu oferta es salir de aquí y mi
premio por ello es conseguir las respuestas a mis preguntas, ¿verdad? Lo
siento, no puedo hacer eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella le rehúye la mira y no
contesta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tanto la policía como yo
seguiremos trabajando en el caso. Esto no se olvidará así como así, y si te
fueras de aquí, te perseguiríamos. No te garantizo que si te dejara salir
estarías a salvo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Los dos sabemos que tanto fuera
de aquí como dentro estoy en peligro. Según usted mi peligro fuera de estas
paredes es Moriarty, y dentro de ellas la policía. La primera opción no
significa peligro para mí, y lo sabe. Pero bueno, señor Holmes, tendrá que
decidir: o la ignorancia… o la verdad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El detective asesor suelta una
disimulada carcajada. Iba a tener que hacerlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Las dudas le corroen, lo sé —continúa
ella. Le estaba enseñando la chuchería, le estaba tentando. <i><<Sabe jugar sus cartas>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sé más de lo que crees,
Elisabeth. Pero te necesito.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella se ríe, aunque no en plan
mofa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sáqueme de aquí, quíteme las
esposas, y entonces podría recapacitar sobre mi negativa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se cruza de brazos y se
recuesta en el respaldo de la silla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué… garantía tengo de que
hablarás?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ninguna —responde ella
tajantemente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tras un buen rato meditando, unos
minutos que se hicieron eternos y silenciosos, Sherlock se saca del bolsillo un
pequeño juego de alambres, pinzas y llaves trucadas enrolladas en una tira de
cuero flexible. No estaba actuando bien; si la dejaba dentro, se quemaba, y si
dejaba que se marchara, se chamuscaría, pero sus ganas de saber quién era en
realidad lo estaban matando. <i><<La
curiosidad mató al gato…>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Empieza a manipular la cerradura
ante la atenta y sorprendida mirada de Elisabeth. Parecía que en el fondo no
creía que la iba a liberar, pero era eso lo que exactamente estaba haciendo. Le
quita las esposas sin dejar de mirarla a los ojos con un gesto que inspiraba
ansias por saber más y porque ella confiara en él. La coge del brazo y la lleva
hasta la puerta trasera de Scotland sin ser vistos. En el callejón, la pone
enfrente de él y le obliga a mirarle desde muy cerca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si te vas ahora de aquí sin
decirme nada, te aseguro que no será la última vez que nos veamos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Nota en los ojos de Elisabeth
incomodidad y dudas, pero no la aparta de él, sino que la acerca más y más a
sus profundos ojos. Ella traga saliva y se aparta un poco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Entonces… —se zafa de su agarre
sin que él apenas se dé cuenta y se acerca su oído, susurrándole—: Hasta
nuestro próximo encuentro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth echa a correr mientras
Sherlock se queda mirando sin poder hacer nada, viendo que la chica coge un
taxi y desaparece. La sangre le hierve por lo poco profesional que ha sido, y
en el caso de haberla dejado encerrada, se sentiría igual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡¿Se puede saber qué has hecho?!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lestrade. Sherlock se da la
vuelta y ve al inspector furioso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Acabas de dejarla escapar —continúa—.
¡¿Por qué?!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No podía estar encerrada.
Trabaja para Moriarty. Acabo de salvaros de una bomba, o algo peor —empieza
andar, y Greg le sigue de cerca, resoplando—. No tenía sentido tenerla
encerrada si luego él iba a sacarla de aquí, ¿no crees?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya, pero… Bah…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No podía decirle que era su
sobrina. Era mejor mantenerlo en secreto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya que de momento no tenemos
nada más, me voy a Baker. Estaremos en contacto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tenía ganas de volver a casa.
Necesitaba desesperadamente tumbarse en el sillón, cerrar los ojos y meditar.
Un par de parches de nicotina no estarían mal para ayudarle a pensar. Después
haber estado así durante unas horas, pensaría si sería buena idea contarle a
John que Elisabeth era su sobrina. Pero ahora sólo quería desaparecer en su
mente, en su palacio mental.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Nada más entrar en el portal, se
para en seco. Ningún día, absolutamente ninguno, la señora Hudson a esas horas
estaba fuera de casa; siempre, absolutamente siempre, la señora Hudson a esas
horas estaba en casa viendo su programa favorito. Ahora la casa estaba en
completo silencio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Señora Hudson?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sin esperar ni un segundo más, se
adentra en su casa. La pobre mujer estaba en el suelo, balbuceando cosas
incomprensibles.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡SEÑORA HUDSON!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Corre a sujetarla y la examina;
ninguna lesión física; un diminuto punto en el cuello, de una jeringuilla
con una droga somnífera; pupilas
dilatadas que poco a poco vuelven a la normalidad, y pulso débil que recobra su
fluidez conforme recobra el conocimiento y la consciencia. La coge en brazos
con cuidado y la tumba en el sillón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Señora Hudson? ¿Qué ha pasado?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sher… Sherlock… Querido… No lo sé… Alguien me cogió por
detrás y… caí al suelo…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le sujeta la cara con las manos y
la mira fijamente. Ya estaba más consciente; estaría bien sin él, porque si
ella estaba así era por culpa de Moriarty, y a saber cómo estaría John. Le
acerca un vaso de agua y le habla despacio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Beba. Cierre la puerta con llave
y váyase a la cama. Yo tengo que irme, ¿de acuerdo?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella asiente y coge con manos
temblorosas el vaso. Sherlock le echa un último vistazo y se va corriendo
escaleras arriba gritando el nombre de John. Ni rastro de él. Las cosas del
salón estaban descolocadas, pero no había indicios de pelea. Da un par de
vueltas por el salón, nervioso.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Todo por mi culpa>></i>, piensa. Coge el móvil y marca el
número de John.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-46992694888233312872014-01-16T22:23:00.000+01:002014-01-16T22:23:04.041+01:00We're kings (John, 10)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John sonríe a Lestrade y deja la
sala para buscar a Sherlock. El despacho del inspector estaba a oscuras, pero
podía sentir la presencia de su amigo dentro. Abre la puerta despacio y luego
la cierra con cuidado. El detective se acerca a él por detrás.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No enciendas la luz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Pasa algo? —pregunta con
preocupación y sin comprender.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya lo has visto. No quiere
decirnos la verdad, e intenta desviar el interrogatorio a… otro tema. No puedo
seguir interrogándola. Tengo que seguir trabajando, pero deberías irte a
casa y descansar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En la penumbra, el doctor se
acerca a Sherlock hasta tenerlo a escasos centímetros y notar su respiración.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Puedo ayudar… iAdemás, dijiste que no me separara de ti.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo sé, pero en casa estarás
también seguro. No quiero retenerte aquí, y… prefiero hacer esto por mi cuenta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Claro… Lo que tú digas —responde
John con sinceridad y comprensión—. ¿Por qué ha preguntado que si le resultas
familiar? ¿Hay algo que no me has dicho?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El detective no contesta. Suspira
con profundidad y pone sus manos en los hombros de John, apretando
cariñosamente. Probablemente creyera que el contacto haría que la revelación
que iba a hacerle suavizara las cosas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Quizá, y sólo quizá… Ella y yo
tengamos un vínculo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Vínculo? —pregunta serio. No
le gustaba ni un pelo esa chica, y si tenía alguna conexión con Sherlock, no
era buena señal ni algo alentador para la seguridad de ambos—. ¿Qué clase de
vínculo, Sherlock?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya te lo explicaré. Tienes que
ir a casa, y yo seguiré aquí buscando información y haciendo lo que pueda.
Intentaré no tardar mucho en volver, ¿de acuerdo?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John asiente con la cabeza. Nota
que Sherlock se acerca y le besa, y él se incorpora hacia delante al momento.
Sonríe dentro del beso antes de separarse; la habitación estaba totalmente a
oscuras y nadie podía haber visto lo que había ocurrido, y deduce que por eso
Sherlock no quería que encendiera antes la luz. Acaricia su mejilla con dulzura
y se separa de él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No tardes —susurra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock sale del despacho y John
puede ver la silueta de este entrando en la sala donde se encontraba Lestrade.
John le sigue.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No va a decirnos nada más.
Llévala a una celda, pero que esté cómoda. Está herida físicamente y no quiero
que vaya a más —John frunce el ceño; no creía que Sherlock tuviera tanto
interés en que un asesino estuviera en las mejores condiciones posibles bajo su
supervisión, aunque fuera una jovencita—. Estaré en los archivos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Greg asiente y manda a dos
policías a coger a la chica mientras Sherlock se aleja y dobla la esquina, en
dirección a los archivos de la policía, sin presenciar que muy amablemente no
tratan a Elisabeth.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Eh! —exclama John—. Sherlock
ha dicho que la tratéis bien —se siente obligado a decir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los policías se sobresaltan ante
la regañina y obedecen, intentando no ser tan bruscos con la prisionera.
Después de despedirse de Greg, John sale de Scotland Yard y camina hasta casa
con paso firme y rápido. Quería llegar a casa cuanto antes, porque la verdad es
que necesitaba dormir. Todo el tema de Elisabeth Parker, las discusiones de
hacía unas semanas con Sherlock y la intranquilidad de que en cualquier momento
alguien podría ir a por ellos no le había dejado descansar desde hacía días.
Por lo menos las pesadillas no se adueñaban de su mente gracias a que dormía
con Sherlock. Aún no se abrazaban, ni dormía muy juntos el uno del otro, pero
sí que permanecían con las manos cogidas. Eso era más que suficiente para John:
ser consciente de que Sherlock estaba a su lado para protegerlo de su
subconsciente terrorífico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todavía era bastante temprano;
faltaban un par de horas para la hora del té. Él y Sherlock habían madrugado
para ponerse en marcha con el arresto de Elisabeth y se habían pasado toda la
mañana y la hora de comer en Scotland. Cuando John entra en Baker, supone que
la señora Hudson no está en casa; a esa hora se ponía la televisión y veía
alguna serie o programa de cotilleos, pero el silencio se apoderaba de todo el
piso de abajo del hogar. Pero lo que más le inquieta es que, al subir las
escaleras, la puerta que daba al salón estaba entreabierta. <i><<No recuerdo haberme ido de aquí sin
antes cerrar…>></i>. En un acto reflejo, se lleva la mano a la cintura,
sujetando con fuerza el mango de la pistola y quitándole el seguro. Traga
saliva y suspira silenciosamente. Podría encontrarse cualquier cosa, cualquier
peligro… A cualquier persona.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Moriarty. Cómo no.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John duda un momento si bajar el
arma o no, de si tenerlo a punta de pistola serviría de algo, pero para que no
se le notara que estaba sorprendido de la presencia del criminal en su hogar,
no baja la pistola. El arma se tambalea un poco al principio; la presencia de
Moriarty le asusta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Johnny boy! Ya era hora de que
volviera a casa —Moriarty se había tomado la libertad de poner a su gusto la
posición de la butaca de Sherlock para darle como era debido la bienvenida—.
¿Té? —pregunta señalando la mesita con la tetera y las tazas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John no le quita el ojo de
encima, y por supuesto no deja de apuntarle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te sugiero que bajes la pistola.
Sólo estoy aquí para hablar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasa a una posición más agresiva,
echando el hombro hacia atrás y sufriendo el ligero pinchazo fruto de su herida
de guerra.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No me lo creo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Vaya! Soy un libro abierto
para ti, doctor —su tono burlón saca de quicio a John, que no se mueve de su
sitio, a escasos metros de Jim—. Dime, John… ¿Y Sherlock? Me sorprende que no
estés pegaaado a él, ¿hmm?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Donde esté él no es de tu
incumbencia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim se levanta sin dejar de
mirarle, con una sonrisa de oreja a oreja. Le aburre que John no le haga caso y
baje el arma, y aunque éste no deja de apuntarle, pasa de él y se dedica a
mirar la chimenea y lo que hay encima de ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—La verdad es que no hace falta
que me digas dónde está. Lo sé de sobra. Veamos… Sólo hay dos posibilidades: o
contigo, o en Scotland Yard acosando a mi protegida, y puesto que aquí no veo a
ningún detectivucho asesor, pueeees...<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John traga saliva, nervioso. <i><<Sherlock no me perdonaría que lo
matase, pero si no lo hago, de aquí no salgo vivo>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y como bien habías adivinado con
sólo mirarme —continúa, haciendo un gesto con la mano y señalándose toda la
cara—, no estoy aquí para hablar. Como dice el dicho: ojo por ojo. Sherlock me
quita mi juguete, yo le quito el suyo. Somos iguales. Jugamos nuestra gran
partida de la vida con la táctica del movimiento espejo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al oír eso, John tiene más claro que
no iba a salir muy bien parado de la situación, y a la vez se enfurece por sus
palabras.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Veo que sigues tratando a la
gente como objetos. Dices que Sherlock y tú sois iguales, ¡pero no es verdad!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y yo veo que sigues tan ciego de
admiración y amor por el detective como antes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se tensa. Como si él también
fuera un libro abierto para el criminal, que se hecha a reír. Jim se dirige de
nuevo a la butaca, donde había una carpeta en uno de los reposabrazos. La abre
y tira al suelo un puñado de fotografías. <i><<No
puede ser>></i>, piensa John, invadiéndole un sentimiento de terror. Las
fotos representaban el momento en el que semanas atrás, Sherlock corrió en su
busca, y en plena calle, expuesto a todo peligro, le besó apasionadamente. <i><<Lo hizo para que viera que quería
estar conmigo y que no se avergonzaba de lo nuestro… Es culpa mía…>></i>.
El doctor no puede más y baja la pistola, abatido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya hablamos el mismo idioma,
¿no, doctor Watson?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Intenta pensar qué decir, si
admitir lo que ya era evidente por las fotos o no, pero le parece más
importante defender el honor y la persona de Sherlock. Para nada el criminal y
el detective eran la misma persona. Pueden que efectivamente ambos fueran seres
de una inteligencia suprema, pero sus corazones eran totalmente opuestos. Sherlock
había despertado el suyo a voluntad propia, por él, y dudaba de si Moriarty
tuviera tal órgano vital. Puede que algo palpitara en su pecho si había
adoptado una niña y la había cuidado, pero aun así Elisabeth Parker forma parte
de su ejército personal del mal, y John es incapaz de creer que algún acto de
amor o piedad hubiera hecho al criminal hacerse cargo de la joven. Y así se lo
explica a Moriarty. Sherlock y él nunca han sido iguales y nunca lo serían. Las
palabras se le atragantaban en la garganta. Todo lo que en realidad quería
decirle no es capaz de salir, y tampoco cree que sea necesario, porque lo
importante es que él tuviera constancia de que Sherlock era bondad y Moriarty
maldad, y porque sabía que al criminal sus explicaciones le darían igual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Todavía con esas? Piensa lo
que quieras, doctorcillo. Sherlock y yo somos reyes. Él se ha atrevido a sacar
a mi reina del tablero. Yo haré que se arrepienta de haberlo hecho tomando a la
suya —Jim se aproxima a él lentamente, y John lo único que puede hacer el
levantar la pistola y volver a apuntarle hasta que el cañón toca la frente de
Moriarty—. Me toca mover.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con una siniestra sonrisa, Jim le
planta cara a John, que sabe que no puede dispararle, y aceptar las
consecuencias de las que será partícipe, ya que era culpa suya que el criminal
supiera que ahora Sherlock y él estaban unidos por un vínculo más fuerte y
corto que la amistad. John tenía conocimiento de que, sabiendo Moriarty esto,
la cantidad de sufrimiento que iba a padecer sería desmesurado para hacer aún
más daño a Sherlock. La cosa no se limitaría como la última vez a arroparlo con
bombas, qué va.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cierra los ojos e intenta
concentrarse en lo único que le dará fuerzas durante el infierno que
experimentaría: Sherlock. De repente, un pinchazo en el cuello le hace tensar
los músculos hasta dolerle la fuerza con la que lo hace. Alguien detrás de él
le había pinchado con una jeringuilla que tenía un líquido paralizante y
adormecedor muy fuerte, que hace que John caiga de rodillas.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ains, Sebastian… Qué pena. Con
lo bien que me lo estaba pasando —a los pies de Jim, las voces que John oye
cada vez se difuminan más conforme le hace efecto inmediato la droga—. Aunque
la diversión sólo acaba de empezar.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-86728853326696650432014-01-10T21:20:00.001+01:002014-01-10T21:20:47.320+01:00Interrogation (Sherlock, 12)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Muy bien —Sherlock entra
apresuradamente en la comisaría. Dos policías, uno a cada lado de Elisabeth, la
sujetan para que no se escape—. A la sala de interrogatorios, ya. Llevadla ahí
y ahora voy yo —le dice a los dos policías con un gesto de mano—. John, Lestrade,
al despacho un momento, y… Anderson, ¿qué demonios haces tú aquí? —pregunta con
desagrado al ver al forense.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Trabajo aquí, señor Simpático
—contesta de mala gana y con desagrado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Para desgracia de todos
nosotros. Bueno —hace un gesto despectivo con la mano para perderlo de vista—,
vamos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El doctor, el inspector y él
entran en el despacho, quitándose los tres el abrigo y suspirando al unísono.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Cuál es el plan, Sherlock?
—pregunta Lestrade—. Es culpable. El ADN estaba en el cuerpo de la víctima.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y en ningún momento lo he
negado, pero necesito averiguar algo antes de llevarla a las celdas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—De acuerdo, pero date prisa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock va a salir del despacho,
pero John le agarra del brazo antes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿No necesitas que entre? Ya
sabes de quién es hija…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo sabía. Lo sabía perfectamente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Lestrade? —nada más saber los
resultados de los análisis el día que encontraron el cadáver de Foster, llamó
al inspector—. Sherlock. No, calla y escucha. Necesito que busques en los
archivos a Elisabeth Parker. Sí, es primordial. Lo que sea, ¿de acuerdo? Adiós.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No conocía a la chica de nada.
Sólo se habían encontrado una vez y habían hablado unos minutos, pero aun así
que una joven como ella hubiera hecho algo así le ponía nervioso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando el inspector le dio la
información que la policía tenía en sus archivos sobre la chica, su
intranquilidad creció. Elisabeth Parker, 18 años, adoptada a los 15 por Richard
Brook, alias Jim Moriarty. Ahí estaba la posibilidad de que Elisabeth fuera
capaz de haber matado a ese hombre, y debía ser arrestada, pero era un tema muy
espinoso. Si te metes con Jim Moriarty, no esperes salir vivo de tal ofensa, ni
tú ni tus seres queridos. Sherlock se precipitaba a la boca del lobo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿No entiendes que si esa chica
es arrestada, tú podrías sufrir las consecuencias? —le dijo a John. Llevaban
horas discutiendo de si tenían que hacerlo o no, de que la seguridad ahora para
ellos era lo primero, pero John insistía en que estaría bien y esa chica debía
ser arrestada—. John, si voy a por ella, Jim irá a por mí, y antes de eso, a
por ti, y lo sabes. No puedo... ¡No puedo protegerte! El juego nunca termina…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Las cosas irán bien, Sherlock…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No —le cortó—. Basta, basta con
eso. Las cosas no irán bien. Conmigo nunca van bien. No tenía que haberte dicho
lo que sentía por ti. Ahora todo será peor —empezaron a temblarle las manos—.
Ponte en mi lugar. Todo, absolutamente todo va a complicarse, y no estoy seguro
de poder protegerte. Dime, ¿qué hago? Estoy perdido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando John vio que Sherlock
temblaba aún más, no sólo sus manos, y que algo parecido a una lágrima, que
efectivamente lo era y no se lo creía porque nunca vio llorar al detective de
verdad, caía por su mejilla, sólo pudo acercarse a él, cogerle las manos y
apretarlas fuerte, poniéndolas a la altura del pecho.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Juntos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock tragó nervioso saliva.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Juntos… —repitió, un poco
inseguro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si tengo que estar de nuevo
entre Moriarty y tú, lo haré —Sherlock iba a interrumpirle, pero John se lo
impidió siseando con fuerza y apretándole más las manos—, y podremos con ello,
porque tú me protegerás y me salvarás. Estoy seguro, siempre lo he estado.
Siempre he sabido que si algo malo me pasa, tú irás a por mí, al igual que yo
haría lo mismo sin pensármelo dos veces.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La noche antes de ir a por
Elisabeth apenas pudo dormir. Lo estaba haciendo todo mal: llevar una relación
con John, su trabajo, ahora esto… Encima esa chica no paraba de dar vueltas en
su cabeza. La encontraba extrañamente familiar; sus ojos estaban más abiertos
que los de la gente corriente. Eran como los suyos, atentos a cualquier
detalle, unos ojos expectantes, buscando siempre algo. Estaba intrigado, y
necesitaba averiguar más sobre ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esa noche abrazó con fuerza a
John en la cama. No quería despertarse, no quería que se hiciera de día y
tuviera que enfrentarse a todo aquello. Al amanecer, y antes de salir de la
cama, le susurró nuevas instrucciones: que no se separara de él, que no hiciera
nada que no debiera, y lo que más le llamó la atención a John; le dijo que le
necesitaba, a lo que John contestó con un beso y un ‘’De acuerdo’’.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya levantados, Sherlock esperó a
que John terminara de arreglarse y de coger sus cosas para ir junto a la policía
al 38 A de Sutherland Avenue, donde estaba Elisabeth Parker. El doctor iba de
un lado para otro, y Sherlock en el salón totalmente quieto y siguiéndole con
la mirada, triste. Sabía que de aquello nada iba a salir bien, y sólo quería
que el tiempo se detuviera y permaneciera en casa, seguros, a salvo. Cuando
John terminó, Sherlock fue inesperadamente hasta a él y le dio un largo y
profundo beso, eterno. Se separó de él al rato, dejando a John casi sin aire
mirando a los ojos a Sherlock, totalmente serio. El detective se dio la vuelta
sin decir nada, se puso el abrigo y salieron de Baker.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Después de recordar todo esto,
Sherlock vuelve a situarse en el despacho del inspector, con John mirándolo
desconcertado porque no le había respondido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Quédate aquí —dice frío—. Tengo
que hacer esto yo solo. Lestrade y tú quedaros al otro lado del espejo, mirad
sus movimientos y lo que diga, ¿vale?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John y Lestrade asienten a la
vez. Sherlock sale del despacho y le echa un vistazo a Elisabeth, sentada con
las manos esposadas en los reposabrazos. Cuando fueron a su casa estaba ida,
con la mirada perdida; ahora tenía un gesto serio y taciturno, como si supiera
que estaba ahí porque había matado a Foster pero a la vez segura. <i><<No va a decirme lo que quiero: la
verdad. Cuanto más hable con ella más información sacaré de lo que realmente me
importa, así que tampoco es malo que se ande con rodeos>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Respira hondo y entra en la sala.
Eli eleva la cara del suelo y le mira. Luego mira el espejo de su derecha y
sonríe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Tú sólo? ¿Y el doctor? —la
chica hablaba con bastante soltura, decidida. Parecía hasta orgullosa. <i><<Parece que lo de actuar lo ha
aprendido de su maestro>></i>, piensa Sherlock, pero sabe que en el fondo
la chica estaba asustada; apenas unos minutos antes estaba poco receptiva,
apagada. Eli vuelve a mirar el espejo—. ¿Afganistán o Irak, doctor Watson?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se imagina la cara de
John ante la pregunta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Perdona?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—En el trayecto de mi casa a aquí
me aburría —contesta sin dejar de mirar el espejo—. Su corte de pelo, su postura,
cómo sujetó el arma cuando mi compañero de piso salió al portal y lo apuntó…
Echa inconscientemente hacia atrás el hombro izquierdo, seguramente por una
herida de guerra que se resiente al ser
forzada. ¿Me equivoco? —pregunta, ya mirando a Sherlock.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No, no te equivocas —responde
sentándose enfrente suya—. Y ya que él no está aquí para responder, Afganistán
—Eli sonríe satisfactoriamente, pero enseguida tuerce el gesto al ver que
Sherlock abre una carpeta con fotos del cadáver de Foster, tanto de la escena
de crimen como de la morgue—. ¿Sabes por qué estás aquí?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica se recuesta en el
respaldo de la silla, incómoda, por la mueca que hace. Sherlock puede ver que
no tiene buena cara. Elisabeth no parecía una asesina profesional; puede que no
estuviera adaptándose bien a su vida como verdugo y eso le pasaba factura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Se me acusa injustamente de
asesinato.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Se encontró el cuerpo mutilado debajo
de la estatua Peter Pan de Hyde Park de Edward Thomas Foster —dice señalando
con el dedo las fotos—. Al examinar el cadáver en busca de pruebas, encontramos
tu ADN.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli le mira fijamente y medita
durante unos segundos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me gusta dar paseos nocturnos.
Pasaba por allí y me encontré con ese hombre tendido en el suelo y
ensangrentado. Me acerqué a tomarle el pulso, pero ya estaba muerto y salí de
allí antes de que me entrasen más arcadas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—¿Desde cuándo se le toma el
pulso a alguien que sólo por su aspecto —baja la vista para mirar las fotos con
Foster bañado en sangre y descuartizado— se ve que está muerto? ¿O desde cuándo
se le toma a alguien el pulso clavándole las uñas a conciencia? —Sherlock se
cruza de brazos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Era de noche, apenas se veía.
Cuando me di cuenta de que estaba muerto yo ya le había tomado el pulso. Las
susodichas marcas de uñas no las hice yo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No es eso lo que dice el
análisis de ADN. Explícame si lo prefieres por qué había cabello que según los
análisis pertenecen a Elisabeth Parker, dando la casualidad de que esa eres tú.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth suspira y mira al
techo. Sherlock aprovecha para mirarla con atención. Seguía sin entender qué
hacía Jim Moriarty adoptando a una chica y llevándosela al campo de batalla.
¿Qué pinta una niña en esos juegos? El detective era incapaz de quitarse la
idea de que Elisabeth y él tuvieran algún vínculo, pero era absurdo. Sólo
porque sus ojos fueran iguales y tuviera notables cualidades de deducción no
significaba nada…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sufro dermatitis atópica. Se me
caería un poco de pelo cuando le tomé el pulso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—La dermatitis atópica sólo
afecta a niños pequeños y a ancianos. Desaparece en la adolescencia —responde
rápidamente cruzándose de brazos—. El cabello estaba agarrado a conciencia en
una de las manos mutiladas de Foster. Eso es un signo de que previamente a la
muerte hubo un forcejeo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Casualidades de la vida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—En este tipo de cosas las
casualidades son remotas, señorita Parker.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Señor Holmes, no voy a confesar
nada. Me acojo a la quinta enmienda. ¿Se dice así, no? —dice con retintín.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahora es Sherlock el que suspira.
<i><<Es lista, muy lista, perspicaz.
Pero no tengo tiempo para más tonterías>></i>. Cierra la carpeta de fotos
y la deja a un lado. Se cruza de brazos encima de la mesa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dime qué relación tienes con
James Moriarty.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿James Mo- qué? —pregunta con
un gesto interrogativo demasiado sobreactuado.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p>Sherlock sonríe con sarcasmo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Prefieres Richard Brook, tu
padre adoptivo? Pero si le gritaste a tu compañero de piso que se lo dijera a ‘’Jim’’,
tiene más sentido que te pregunte por su verdadero nombre, James Moriarty.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli se muerde el labio y Sherlock
sonríe de nuevo. Había cometido un fallo; había
nombrado a Moriarty sin darse cuenta. <i><<No puedes salir de esta>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Ah! Jim es la persona que me
cuida, el adulto que me supervisa en ausencia de Richard. Rich se fue de
vacaciones, pero no tiene nada que ver con ese James Moriarty.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí, claro —exclama Sherlock, ya
cansado de tanto juego sin sentido y de dar vueltas a lo que era evidente—.
Elisabeth, tanto tú como yo, por supuesto, sabemos que Richard Brook es James
Moriarty. No puedes negar lo que vi con mis propios ojos. ¿O no te acuerdas de
nuestro primer encuentro? Moriarty te guardaba las espaldas cuando hablé
contigo —<i><<Has entrado en la trampa
tú sola, Elisabeth>></i>—.<i> </i>Sólo
necesito que lo confirmes. Dime la verdad. Puedes confiar en mí —algo le obliga
a decirle esto último, pero era verdad. No fingía para que ella se sintiera
protegida. Algo dentro de él le decía que tenía que mostrarse cercano y
protector, un instinto diminuto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Repito —dice bruscamente la
chica—. Me acojo a la quinta enmienda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Está bien. Que yo lo sepa es lo
único que necesitamos, porque tengo razón —dice Sherlock levantándose. Antes de
abrir la puerta y salir de allí, la mira una última vez—. Discúlpame un
momento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sé que le inquieto, señor
Holmes, pero no por el asesinato. Es por otra cosa, ¿a que sí?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se da la vuelta y la
mira, esperando a que dijera algo más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me ha estado mirando con mucho
detenimiento —continúa—, y no sólo hoy. El día que nos conocimos también. ¿Le resulto… familiar, o algo?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Un pequeño tic en el ojo se
apodera de Sherlock, que sabe perfectamente de lo que habla la joven pero le
sorprende que ella misma saque el tema. <i><<Si
está con Moriarty, sabe perfectamente que yo no soy de fiar. ¿Por lo qué?
¿Curiosidad? Me está provocando, pero que diga estas cosas la pone a ella en
peligro. ¿Por qué lo hace? ¿Qué busca?>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth suspira cansada al
saber que el detective no va a contestarle y Sherlock sale de la sala de
interrogatorios. Cierra los ojos mientras se apoya en la pared. Por un lado
aparece Elisabeth, seria, mirándole fijamente con esos ojos penetrantes y
fríos. Por otro lado, estaba la que, si estaba en lo cierto, sería su madre, a
la que conoció cuando era muy pequeño. Esa mujer era bailarina, y Eli también
lo es. Intenta zanjar todo este asunto diciendo que eran casualidades, nada
más, pero una parte de él le decía que no se engañara. Tenía que profundizar
más, y tenía que hacerlo ya.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿John? —dice entrando en la
sala contigua a la de interrogatorios—. Tenemos que hablar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-39268392045898813802014-01-02T13:49:00.000+01:002014-01-02T13:49:12.207+01:00Uncontrolled (Eli, 10)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todavía estaba en el suelo, de
rodillas, y débilmente iba rozando la palma de la mano de Erik con los dedos
hasta que al final la suelta del todo. Miraba cómo Jim se iba escaleras arriba,
cómo los dejaba escapar, cómo les daba una oportunidad. Pero esa oportunidad
suponía una especie de destierro, una marca de la vergüenza. Jim no querría
verla ni a ella ni a Erik.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik le acaricia el pelo y le
sujeta la cara con ambas manos. Eli seguía ausente, mirando las escaleras.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Estás bien? Eli, mírame.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica parpadea un par de veces
con esfuerzo y se obliga a mirarle. Nota el cosquilleo de las lágrimas
recorriendo sus mejillas hasta el borde de la barbilla, y el frescor que
dejaban cuando se secaban.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—S-sí… Vámonos, por favor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al instante, desaparecen de la
casa y se encuentran en su apartamento, en la habitación de ella. Erik temblaba
por todo lo que había pasado, un temblor en el que se mezclaba miedo,
perplejidad por las numerosas reacciones de Jim y una pizca de alivio porque
Eli estuviera a salvo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Tenías que haberte ido! —grita
de pronto Eli, sobresaltando a Erik, aún inmerso en sus pensamientos. La voz se
le entrecortaba—. A mí no me habría hecho nada. ¡Habrías estado a salvo! —rompe
a llorar una vez más y se lanza a él, abrazándole, en el fondo agradecida
porque estuviera a su lado—.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y dejarte allí con él? No
podía hacer eso. La culpa ha sido mía. Yo fui quien desobedeció al jefe. Si
alguien tenía que haberse quedado allí, era yo, y asumir el castigo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—El castigo habría sido la
muerte.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo sé.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Pero…!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik la abraza más fuerte,
obligando a que se calle para que le dejara hablar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Imagínate que me voy, que no
acepto el trato cuando te tenía sujeta y con la pistola apuntando a tu cabeza y
que me voy. Ya le oíste, podría haberlo hecho con tal de que yo perdiera lo
único que me importa —sacude la cabeza, intentando borrar la horrible imagen de
ver cómo Jim le arrancaba la vida. La aparta de él para que lo mirase a los
ojos—. Con tal de que te perdiera a ti, Elisabeth. Aceptaría la peor de las
torturas sabiendo que tú estarías sana y salva, y no me lo pensaría ni un
segundo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli no podía contestar, porque lo
que le diría sería exactamente lo mismo, que ella arriesgaría su vida e incluso
la perdería por él. Además los ojos de Erik se lo pedían: no lo digas, le suplicaban.
<i><<Estaba dispuesto a morir por
mí…>></i>. Ella podría haber dicho que no tenía que haberse quedado por
ella, y él le habría replicado con un ‘’ ¿Y por quién me iba a quedar, si
no?’’, con ese tono de arrogancia y seguridad que a veces tenía, y le habría
sonreído para tranquilizarla, dando por zanjada la conversación. Pero no podía
callarse ahora, no después de todo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te quiero —murmura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik abre mucho los ojos,
anonadado, pero no tarda en reaccionar y esboza una tímida sonrisa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y yo a ti, Elisabeth —se acerca
a ella rápidamente, dándole un corto beso al que luego le siguió otro más largo
del que no se separaron durante unos segundos—. Te quiero.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli sonríe. Era el momento justo,
el momento idóneo para decírselo, el momento en el que sentía de verdad esas
palabras. Él habría muerto por ella, y ella también por él. Era un sentimiento,
una dedicación, un sacrificio mutuo y verdadero.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Terminan por irse a la cama. Erik
no tenía fuerzas suficientes como para cambiarse, así que sólo se quita la
chaqueta y los zapatos. La estrecha entre sus brazos y nota cómo le invade el
sueño a Eli, un sueño intranquilo y revoltoso. El mago era incapaz de cerrar
los ojos y dejar que la oscuridad se cerniera sobre su mente, que nublara los
malos pensamientos, ya que temía que si se dormía al despertar ella no
estuviera con él, que todo fuera un sueño y la perdiera, que Jim le hubiera
disparado y que ahora estuviera muerta y él solo. Para tranquilizarse, puso una
mano en el pecho de Eli, sintiendo su corazón, una palpitación regular, cálida,
viva, y luego sintió su propio corazón, también palpitante y lleno de vida. Era
real. Ella no se iría a ningún sitio, no iba a desaparecer. Así que termina por
aceptarlo y descansar un poco.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los días, las semanas pasaban, y
eran extrañas en el entorno de Elisabeth y Erik. No hablaban con Jim, ni para
trabajo. Se buscaban la vida solos. Tenían los papeles y lo necesario para
ocuparse de algún trabajillo juntos; Erik desde hacía unas semanas dejó los
entrenamientos y se dedicó a acompañar a Eli a sus cacerías. De todas formas,
aunque estaban juntos, Eli se sentía muy triste, y había días en los que no quería
ni salir de su habitación. Erik le suplicaba a la chica que se levantara de la
cama, que no podía estar así de decaída y que tenía que ponerse en marcha, pero
ella siempre le decía que quería estar sola. Erik no era capaz de dejarla sola,
y siempre se sentaba a su lado y le acaricia el pelo, sin moverse de ahí hasta
que Eli decidiera salir de la habitación. Erik no se separaba de ella en ningún
momento, porque la soledad no era el remedio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El no poder hablar con la persona
que la cuidó desde hacía tantos años y que le dio una oportunidad fuera de una
asquerosa casa de acogida la hacía morir por dentro. Un día no aguantó más y
tuvo que ir a hablar con Jim, a pesar de que Eirk le dijo que no debía. Eli
insistió en que necesitaba a Jim, que era lo más parecido a un padre para ella,
es más, lo era, era su padre, y no podía dejar que se fuera de su vida así
porque sí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Eres feliz? —le preguntó Jim,
cortando su palabrería.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ella asintió.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Está bien, no lo mataré. Tiene
suerte de que seas quien eres. Pero nada de arrumacos en mi presencia o le
parto la cara.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por fin Eli pudo conseguir cierta
relación con Jim, aunque en apariencia. Sabía que todavía había resentimiento,
pero haría lo que pudiera para que eso cambiara.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por fin había llegado el día, el día
en el que en la Academia iban a decir los papeles para la representación de El
lago de los cisnes. Eli llevaba semanas esperando los resultados. Se viste y
coge el petate con lo necesario para las clases. Le da un beso a Erik, que le
desea suerte, y sale corriendo de casa en dirección a la Academia. Entre jadeos
y con la garganta exhausta y fría por la carrera, llega por fin pero lo que se
encuentra al llegar la hace palidecer; una masa de compañeras estaba
felicitando a la hija de la directora de la Academia. La niña mimada y con mucho menos talento y
presencia que Eli había conseguido hacerse con el papel principal, el de Cisne
Blanco, y también el de su oscuro alter ego, el Cisne Negro. Eli se derrumba
por dentro, pero no puede irse a casa ahora; las clases iban a empezar, y
faltar a ellas no la ayudarían ni beneficiarían en nada. Ensaya, gira y baila
ausente, como si su alma hubiera volado lejos de su cuerpo y sólo fuera una
marioneta con hilos. Miraba triste a la campeona de las pruebas, quien la
miraba con desdén, regodeándose de su desgracia. Aunque las compañeras
felicitaban a esa chica que estaba ahí por enchufe, la mayoría sabían de sobra
que Elisabeth merecía mucho más ser la protagonista, porque su paso por las
pruebas fue excelente, rozando la perfección, con un porte y un talento que
muchas de ellas querrían. Aunque la envidiaban, era una envidia sana; muchas
tenían cierto aprecio hacia Eli, mientras que a otras sí que les podía la
envidia y no les gustaba que destacara, a pesar de que Eli nunca presumía entre
ellas de su potencial.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya en casa, deja caer al suelo
desganadamente la bolsa de baile y camina con pesadez por la casa. La casa
estaba tranquila, muy tranquila. Erik no estaba; había una nota del mago en un
pos-it en el marco de la puerta del salón:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
‘’He ido a hacer un trabajillo que
había en la lista. Te veo pronto, mi pequeña bailarina. Erik. ’’<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tira la nota al suelo y se
adentra en el salón. La mesa rebosaba de papeles y ficheros. Hasta el teclado
del ordenador era devorado por los folios blancos llenos de nombres, fechas
tachadas de rojo y círculos señalando datos importantes. La casa vacía la desolaba.
No soportaba estar tan sola, y menos ahora, cuando necesitaba no compasión,
pero alguien que la escuchara, y a Erik eso se le daba muy bien. Empiezan a
invadirla innumerables sentimientos que se mezclan, creando una pastosa bola en
su garganta que la molestaba. Tristeza, miedo, autocompasión, locura, un
sentimiento desenfrenado de hacer algo, de mantenerse ocupada, hiperactividad,
impidiendo que se quedara quieta en el sofá… y muchos más. Un gesto
involuntario creado a partir de una acción involuntaria del cerebro hace que
esboce una extraña sonrisa. A su cabeza llegan risas huecas, extrañas, vacías…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Coge uno de los papeles que no le
suena de haberlo manoseado con anterioridad. <i><<Foster ya ha vuelto de a saber dónde. Bien. ¡Genial!</i> —nota
unas pequeñas vibraciones en el lado izquierdo de su cabeza y un cosquillo en
la nuca—. <i>No pienso quedarme aquí toda la
tarde esperando a que Erik vuelva, y menos después de que la desgraciada de
Emily se haya llevado un papel que era mío</i> —el cosquillo empieza a
recorrerle la cabeza, haciendo que se le erizara las raíces del pelo, hasta que
se conecta con el pinchazo en su cerebro—. <i>Maldita
sea. Sólo porque es la hija de la directora </i>—va a su cuarto y abre la puertecilla secreta dentro de su armario,
donde guardaba uno de los pequeños arsenales de armas escondidos por la casa.
Coge un cuchillo con tres muescas en la hoja un poco curvada y con empuñadura
de cuero marrón oscura y se la lleva a la cintura—. <i>He estado esperando esto desde hace un tiempo, Edward Foster </i>—sale
de la casa, dejando la puerta abierta—<i>>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Era lo único que recordaba de esa
noche, salir disparadamente del salón a su cuarto y de su cuarto a la calle. Lo
de antes y lo de después era un borrón en su mente, un montón de líneas negras
que no le dejaban ver las imágenes guardadas en su memoria, aunque entre los
resquicios de esos tachones, podía ver algo un poco más claro, colorido… rojo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se despierta molesta, sintiendo
en su brazo una palpitación de dolor que recorría el codo y parte del
antebrazo. La cabeza también le dolía, pero no iba a necesitar sus pastillas
especiales. Se levanta la camiseta del pijama y puede ver un moratón en la zona
donde sentía la molestia. No parecía excesivamente reciente, sino que tenía el
aspecto de haber sido causado unos cuantos días atrás. <i><<No recuerdo haberme golpeado con anda…>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik entra en su cuarto, muy
despacio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Por qué entras así? —Eli se
gira a ver el reloj de su mesita de noche— Son las… ¡la una! ¿Por qué me he
despertado tan tarde?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik se acerca con los brazos
cruzados.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿De verdad no…? —deja la frase
a medias y se sienta en el borde de la cama. Levanta las sábanas y le examina
el moratón. Pone una mano encima del hematoma y al instante ya no está. Vuelve
a bajarle la manga de la camiseta—. Eli… —su tono era ausente, preocupante—.
Llevas tres días en la cama. Cuando volví a casa el otro día, la puerta estaba
abierta, y tú no estabas. Cuando volviste estabas con las manos ensangrentadas,
sujetando un cuchillo, y con sangre en la cara. Dijiste que habías matado a
Foster, y luego… te desmayaste.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli escucha atónita las palabras
del mago.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No me acuerdo de… de…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La imagen de estar mirando a Erik
se desvanece poco a poco, se distorsiona, como si la señal de la televisión se
perdiera lentamente y cambiara automáticamente a otro canal, un canal que ella
no estaba eligiendo, que iba a su cabeza libremente y que sus ojos ya eran
presos de la imagen nueva que había delante de ella. Se hallaba en el Royal
Park, específicamente en los Jardines de Kensington, delante de la estatua de
Peter Pan, en plena noche. Las farolas de alrededor son como luciérnagas
revoloteando en medio de la oscuridad. Eli estaba entre unos matorrales,
observando a un hombre acercarse por un camino de la derecha. Era Foster,
silbando una melodía alegre. Sin delicadeza, ni cuidado y si un plan pensado,
Eli sale del matorral.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Disfrutando?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
William Foster se da la vuelta
rápidamente, sorprendido, y examina a la joven de arriba abajo, con una mirada
repugnante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y quién eres tú, preciosidad?
¿No eres un poco joven para estar a estas horas paseando… y sola?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oh, sí… Soy una preciosidad que
se ha perdido. ¿Puedes ayudarme a encontrar el camino de vuelta?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El hombre, corpulento, de
cuarenta y pocos, pronunciadas entradas en la cabellera oscura, barba canosa y
grandes ojos grises, se acerca a ella con una sonrisa perturbadora. Eli
chasquea un par de veces la lengua y hace un gesto de negación con el dedo,
sacando el cuchillo de la cintura, oculto por la chaqueta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿No pillas el sarcasmo? Creo
que había quedado bastante claro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Sabes? Podrías cortarte con
eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Yo creo que no. He tenido un
gran maestro. Lo conoces —Foster frunce el ceño sin comprender—. Oh, vamos. Una
pista: empieza por James y termina por Moriarty.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Foster suelta una sonora y ronca
carcajada y se acerca un poco más a Eli.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿El gran criminal asesor manda
a una florecilla a mancharse los pétalos de sangre? No te veo capaz,
sinceramente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eso es lo curiosos de las flores
—dice Eli, pasando delicadamente un dedo por la hoja afilada del cuchillo—. Los
pétalos de una flor esconden lo que hay dentro —con un movimiento rápido,
agarra con fuerza el mango del cuchillo y rasga la manga de la chaqueta de
cuero de Foster, perplejo por su rapidez, y la pasada es tan profunda que
consigue hacerle un rasguño en la piel, y un reguero fino de sangre se desliza
hasta coquetear con sus rechonchos dedos—. ¿Ahora me ves capaz?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Foster retrocede unos pasos,
inseguro, y Eli puede percibir que lo ha visto, ha visto su muerte en ese
rápido movimiento, y que va a echar a correr en un intento desesperado por
escapar de la parca, pero Eli tiene las riendas, tiene a la presa, y era hora
de cazar, de despellejar al conejo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Efectivamente, Edward echa a
correr en dirección a la estatua, pero ese es el punto final de la carrera. Eli
se echa a su espalda y lo tira al suelo, quedando el hombre boca abajo y preso
entre sus piernas. Pero Eli no era lo suficientemente fuerte como para
retenerlo ahí lo necesario para rebanarle la garganta. Foster consigue echarla
a un lado e incorporarse. A Eli se le escapa el cuchillo, que resbala a unos
dos metros de ella, y no le da tiempo a reptar hacia el arma blanca, ya que
Foster la coge por las piernas, la atrae bruscamente hacia él y la aprisiona
cogiéndole de los antebrazos, apretando tanto que Eli puede notar cómo sus
manos llegan al hueso, y nota también la sangre correr por sus arterias de
manera acelerada ante la presión. Intenta arañarle los brazos, dejándose las
uñas en el intento y agrietándole y enrojeciéndole la piel, y hurgar en la
herida que le había hecho antes, pero era en vano; era demasiado fuerte y
pesado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Ahora qué, florecilla?
—pregunta Foster, acercando su sudorosa cara a la de Eli.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli masculla una maldición entre
dientes, pero astutamente le da un cabezazo a Foster, que se retira, llevándose
las manos a la cabeza y liberando a Eli. Le empuja con ambas manos y estira el
brazo para coger el cuello. Lo agarra firmemente y lo pasa por su garganta,
formando una cascada de sangre. Luego lo hunde en su pecho, dado de lleno en el
corazón, y Foster, con la boca abierta y los ojos como platos, mira a Eli de
forma aterradora, mostrándole a su asesina la poca vitalidad que sus córneas
grisáceas infundían. Al retirar el cuchillo, la sangre sale disparada en un
pequeño soplido a la cara de Eli, dejando unas cuantas gotas rojizas en sus
mejillas y en el cuello. Pero ahí no quedó la cosa. Foster, derrumbándose en el
suelo boca arriba, recibe unos cuando cortes más. La cara llega a albergar
tantas que iba a ser difícil reconocerle, aunque la ciencia y el ADN podrían
hacerlo. Los brazos, cortando antes la tela de la chaqueta y de la camisa, las
manos, el pecho… Todo lo estaba desgarrando, cortando. En un impulso
desenfrenado empieza a cortar los carrillos de las mejillas, algunos dedos y
una mano entera. Eli se levanta para contemplar su trabajo terminado. Sin duda,
apenas era capaz de ver alguna parte de su cuerpo o de su ropa que no estuviera
empapada de sangre. Era una figura inerte e inmóvil recubierta de sangre, de
una enorme cantidad de sangre, una mano lanzada a unos metros de él, también
carmesí, y alrededor del cuerpo de Foster unos cuantos dedos, los carrillos
desprendidos y masa muscular arrancada, rosada y roja.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli vuelve al presente, a lo que
parecía la realidad, pero lo que había visto era también muy real. Erik
chasqueaba delante de ella los dedos, como intentando que volviera del trance
en el que permanecía. Niega con la cabeza y da un pequeño grito.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me… m-me acuerdo. Dios… ¡Me
acuerdo! Ha sido horrible. Lo… descuarticé. Le desangré hasta que no pude más.
Soy…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eh, no eres nada —dice Erik
cortándola—. Sólo estabas descontrolada. No eras consciente de lo que pasaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli le mira a los ojos paralizada,
recordando toda esa sangre. <i><<Un
monstruo… Un monstruo descontrolado>></i>. Erik la devuelve a la realidad
cogiéndole la cara con ambas manos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eres perfecta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eso la hace llorar más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Pero eso no significa que no
haya asesinado sin cuidado a Foster! Habré dejado pruebas por todos lados…
Seguramente ya…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eli, para. Venga, vístete y baja
a comer algo. Voy a preparar el desayuno. Debes estar hambrienta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Asiente con la cabeza aunque
apenas le escucha. Logra captar la palabra ‘’desayuno’’, lo que le abre el
apetito y hace que sus tripas se revuelvan no sólo por el pánico de lo que
acababa de recordar. Erik la deja a solas para que se vista. No deja de pensar en
la cara de Foster, ni en sus manos cortando partes de su cuerpo inerte, ni en
las salpicaduras de sangre que tenía su cara al apartar el cuchillo del pecho
de Foster…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Baja las escaleras despacio.
Puede oír a Erik en la cocina preparando lo que podía percibir por el olor un
par de huevos revueltos y bacon, acompañado seguramente de un café o un té
verde. Sonríe. <i><<Erik tiene razón.
No era consciente de lo que hacía</i> —pronto la sonrisa desaparece de sus
labios—. <i>Pero han pasado dos días. La
policía ya debe estar investigando… y encontrarán algo… Y si llaman a Sherlock
Holmes… Estoy perdida, perdida…>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Llaman a la puerta y Eli alza la
vista para mirarla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡No abras! —la voz de Erik le
llega lejana, hueca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se dirige a la puerta, ausente, y
abre. <i><<Gregory Lestrade, inspector
de New Scotland Yard</i> —piensa al mirar al hombre a la izquierda delante de
ella. Gira la vista— <i>Y Sherlock
Holmes…>></i>. Detrás de ambos estaba un hombre un poco más bajo que el
señor Holmes, rubio y con una cazadora negra con hombreras de cuero. Supone que
es el doctor John Watson, fiel compañero de Sherlock; lo había visto en fotos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Elisabeth Parker? —pregunta el
inspector Lestrade. Eli estaba en shock. Lo estaba desde que vio lo que le hizo
a Foster, y es incapaz de hablar—. Queda arrestada por el asesinato de Edward
Thomas Foster hace dos días en los Jardines Kersington de Hyde Park.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No… —susurra. El inspector se
aproxima a ella para cogerle las muñecas y ponerle las esposas, pero Eli
consigue reaccionar y apartar las manos, retrocediendo asustada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Elisabeth… —Sherlock se acerca a
ella despacio pero firme—. Encontramos ADN tuyo en su cuerpo. Tienes que venir
con nosotros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lestrade aprovecha para ponerle
las esposas rápidamente y cogerla por el brazo. La joven se resiste con las
pocas fuerzas que tiene, pero Sherlock no tiene más remedio que abrazarla y
sacarla a la fuerza pero sin ser brusco del portal. Erik sale a su encuentro,
incrédulo, pero no podía hacer nada; un par de policías le apuntaban. Mostrar
su magia ante tanta gente no era buena idea y es incapaz de ayudarla.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Díselo! ¡Erik, díselo a Jim!
—Eli grita antes de que Lestrade cierre las puertas del coche policial.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-12166123197323975962013-12-28T15:53:00.000+01:002013-12-28T15:53:16.780+01:00Go out (Jim, 6)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El fuego en la chimenea
chisporroteaba entre los leños que ardían y se consumían, ennegreciéndose y
haciéndose cenizas muy, muy lentamente. Jim y Elisabeth estaban sentados
enfrente uno del otro y separados por un revoltijo de papeles a lo largo de la
mesa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ahora mismo está fuera de
nuestro alcance —prosigue Jim—, pero Foster volverá pronto al país, y será
entonces cuando sea tooodo tuyo. ¿Lo has entendido?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli suspira, cansada. Llevaban
repasando documentos, nombres y lugares desde hacía horas y no podía con su
alma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo he entendido… —repite como un
loro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oye, si quieres estar en esto,
ve acostumbrándote a que a veces trasnocharás o estarás horas y horas mirando
folios hasta que las letras se vuelvan borrosas, y aun así tendrás que hacer un
esfuerzo y seguir leyendo y memorizando —le reprocha con severidad—. Es importante
saber de antemano todo lo posible sobre la gente de la que te vas a encargar y
también sobre esa que está en una lista de espera eterna si no quieres cometer
errores —se apoya en el respaldo del sofá y suspira—. Anda, ve a beber algo y a
estirar las piernas. Despéjate y vuelves. Nos queda un poco, y de todas formas
tienes que esperar a que Erik vuelva.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth sonríe y se levanta
enérgicamente. Llevaba tiempo sin verla sonreír de esa manera, pero la
procedencia de su alegría le importa bien poco en esos momentos. También estaba
cansado de estar tantas horas mirando papeles y papeles. Lo que quería es que
Sebastian volviera de una vez de donde estuviera para poder ponerle las manos
encima. Un cúmulo de energía empieza a correr dentro de su cuerpo al pensar en
el francotirador. Últimamente lo único que quería es estar con él, no dejarle
ni un segundo, tenerlo para él solo, besar, acariciar, arañar y morder cada
centímetro de su cuerpo. Era un sentimiento de posesión increíblemente fuerte y
excitante. Todo con tal de mantener alejado de su mente el mal sueño que tuvo
sobre Cardiff, el cual seguía sin creérselo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La joven vuelve a los cinco
minutos, con un aspecto más fresco y con gesto de poder aguantar un rato más.
Se sienta de nuevo en su sitio y coge entre murmullos de nombres y más nombres
un par de papeles.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno… —se hace una coleta alta
para estar menos acalorada. Su pelo ondulado cae como una cascada, dejando a
los lados algunos mechones sueltos que se mueven con gracia con cualquier
pequeño movimiento de cabeza—. Íbamos por Foster. No, espera… Ya habíamos
terminado. Era el último objetivo de la mafia de Weisz, ¿no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí —responde Jim desganado.
Levanta la vista y le echa un ojo a Eli, frunciendo el ceño—. ¿Qué es eso?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué es qué?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim señala su cuello. Una pequeña
mancha en su piel bajo la oreja izquierda sobresale de entre las sombras de su
pelo al estar este recogido y su piel al descubierto. <i><<Lo mato>></i>. Una insubordinación total y fatal. A él le
advirtió que no la tocara; a ella, que tuviera cuidado. ¿Así muestran su
fidelidad y obediencia?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica se lleva la mano al
cuello.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No… N-no es nada. Hace un par de
días en los entrenamientos tuve un pequeño accidente y me di con... No tiene
importanc-<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No me mientas, maldita sea
—corta sus excusas alzando la voz bruscamente—. No. Me. Mientas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli empieza a ponerse nerviosa. <i><<Sabe que si viene es hombre muerto>></i>.
Estaba preparado; tenía la pistola a la espalda, en el cinturón. Sólo tendría
que sacarla y fin del asunto. Erik era una pieza valiosa, pero nadie se atreve
a desobedecer a Jim, y si lo hace, ciao ciao. A Eli le buscaría otro castigo,
ya que no iba a matarla, pero ahora sólo le preocupa el mago, apagar su
llameante e insubordinado espíritu mágico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El pomo de la puerta de la calle
chirría, haciendo estremecer a Eli. Jim hace una mueca, una media sonrisa
macabra y tétrica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿No te dije que no la tocaras? —grita con una voz grave a la
vez que se levanta de un salto y se
dirige a la puerta. Llega a Erik y lo coge del cuello, empujándolo hasta la puerta—.
¡¿Qué acabaría con tu asquerosa existencia si lo hacías?!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mientras habla, empotra la cabeza
del mago una y otra vez en la puerta sin piedad y sin soltarle del cuello. Erik
le mira desafiante, pero sabe que lo merece.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Matarlo? —Eli llega también a la
entrada nada más oírle—. ¡No! Jim, por favor… —este no le hace caso alguno—. Lo
siento, Erik —mira al mago aterrorizada—. Ha sido culpa mía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Cállate —interviene Jim—. Ya me
ocuparé de ti más tarde. Primero tengo que encargarme del magucho —se saca la pistola
de la espalda y pega el cañón en la cabeza de Erik, quien le mantiene durante
unos segundos la mirada a Jim, pero luego cierra los ojos con serenidad,
esperando paciente su final.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las lágrimas, los sollozos y las
continuas súplicas de Eli no hacen que Jim dude, y la verdad es que disfruta
viendo a Erik sufrir en silencio, esperando a que la bala se alojara en su
cerebro y la sangre brotara del orificio en un hilillo carmesí. Pero el deleite
de ese momento se acaba cuando Eli se arma de valor y le coge del brazo,
apartando a Jim lo suficiente de Erik para ponerse en medio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Aparta o no respondo —amenaza
Jim. Ella no obedece, y aunque sus ojos están llenos de lágrimas, le mira
fijamente—. Está bien —levanta el arma, a la vez que Erik suelta un pequeño suspiro,
pero al mago se le corta enseguida la respiración al ver que Jim coge ahora a
Eli, alejándola un poco de él y apuntándole en la cabeza—. Te lo advertí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué? ¡No! —exclama el mago.
Cierra las manos en puños y aprieta los dientes, furioso, aunque está temblando—.
N-no eres capaz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pruébame —responde Jim con una
sonrisa—. Ella es lo único que te importa. Aunque sea importante para mí, con
que te quedes sólo y sin nada me basta —Eli respira con dificultad y entre
sollozos—. Aunque… también podríamos hacer un cambio. ¿Qué me dices? Tu
insignificante existencia por su valiosísima vida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Erik, no aceptes! ¡No le
escuches, vete! —replica Eli. Para callarla, Jim aprieta más su cuello y la
agita bruscamente, haciendo que lo último que soltara fuera un gemido de
dolor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik estaba petrificado. Jim
sabía perfectamente cuál iba a ser su elección, y la magia no iba a salvarlo,
porque Jim no descansaría hasta darle caza y matarlo. <i><<La gente con sentimientos es débil. Sus movimientos son fáciles
de deducir. Elisabeth, has sido muy, muy estúpida>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—El tiempo corre, Harry Potter
—dice metiéndole prisa—, y la arena cae. Tic tac, tic tac…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Yo… —susurra al fin Erik—.
Joder, ¡yo!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim sonríe victorioso. Suelta a
Eli, que cae al suelo, y vuelve a apuntar a la cabeza a Erik.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Magnífica elección. ¿Últimas
palabras?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik suspira y relaja su cuerpo.
Eli viviría, él moriría. Era lo correcto. Mira a la joven, inmóvil en el suelo
y negando en silencio con la cabeza, y le sonríe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Volvería a hacerlo. Eres lo
mejor que me ha pasado… —mira a Jim, asintiendo para que diera el pistoletazo
de llegada—. No me arrepiento de nada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli alcanza a coger la mano de
Erik, que la aprieta con fuerza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡POR FAVOR, PAPÁ! —grita la
chica, como si sus palabras fueran a detener a Jim.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero lo hicieron. Por primera vez
desde que Erik entró por la puerta, Jim mira a Eli. Pero nunca se habían
comportado como tal cosa, como padre e hija. Nunca había habido ese afecto
total de fraternidad. La cuidó, la ayudó, pero sus actos estaban muy lejos de
ser comparados con los de un padre de verdad, con los de una persona que tiene
sentimientos las 24 horas del día. Los papeles podían decir muchas cosas, y los
actos también. Pero es en ese momento cuando Jim se da cuenta de que Elisabeth
es más importante de lo que creía, se da cuenta de ello y de lo que podía haber
hecho hace sólo unos momentos: matarla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Largo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Q-qué? —Eli también le estaba
mirando, empapada en lágrimas y aún de rodillas, sin soltarle la mano a Erik, y
podía ver a Jim paralizado, como si estuviera en trance.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim cambia a una expresión entre
indiferencia y tristeza.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Fuera de mi vista. Los dos,
antes de que me arrepienta.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-56220245118978561032013-12-22T13:44:00.000+01:002013-12-22T13:44:02.483+01:00I'm here (Sherlock, 11)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ver un cadáver custodiado por la
estatua de Peter Pan sin ninguna consistencia, un charco de pulpa pringosa de
carne, huesos y cartílagos desparramados por el cemento y bañados en sangre no
era una bonita forma de empezar el día, no para John, Lestrade y las mentes más
sensibles. Sherlock observaba sin ni un ápice de repulsión y asco en su mirada,
aunque no podía negarse que era una escena macabra. <i><<Quien haya hecho esto es un destripador sin alma>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se agacha y lo examina un poco
mejor, pero con el cadáver tan sucio y lleno de sangre era difícil ver pruebas.
Sólo podía sacar en claro que había sido un asesinato brutal, con lo más seguro
un fuerte forcejeo antes del sangriento acto final.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Que lo lleven a la morgue del
Barts —ordena incorporándose—. Ni se os ocurra tocarlo indebidamente ni ensuciarlo.
Que Molly se encargue de tenérmelo listo lo antes posible.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los forenses obedecen con
rapidez, intentando ser lo más cuidadosos posibles, ya que Sherlock los miraba
ferozmente, exigiendo que sus órdenes fueran catadas estricta y
profesionalmente. Consiguen dejar únicamente en el pavimento un charco seco de
sangre, sin ningún resto de tejido, cabello o hueso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Alguna idea de quién era?
—pregunta el detective a Lestrade.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No —contesta abatido el
inspector—. La cara está totalmente desfigurada e irreconocible, ya lo has
visto. No sabremos quién es hasta que se analice su ADN. Con un poco de suerte
entre tanta extremidad cortada y miembros descompuestos, podrás encontrar
también ADN del asesino.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John estaba supervisando el
trabajo de los forenses.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Adónde vamos ahora? —le
pregunta a Sherlock cuando se acerca a él y al inspector.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Al Barts. Estaremos en el
laboratorio esperando a que Molly vaya a por nosotros. Te tendré informado
—dice dirigiéndose a Lestrade. Se aleja junto al doctor y cogen un taxi en
dirección al hospital.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La ambulancia con el cadáver
tardaría unos minutos en llegar al hospital, y Sherlock y John ya habían
llegado a su destino. Para no estar un buen rato sin hacer nada y esperando
aburrido, el detective había cogido una muestra de la víctima mortal para
analizarla. Así no perdería el tiempo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se pone manos a la obra con el
microscopio y el ordenador de análisis mientras John ronda por el laboratorio.
En ese sitio habían pasado mucho tiempo juntos. Allí fue donde se vieron por
primera vez, donde conocieron a Jim Moriarty, y donde se vieron por última vez,
sin contar la azotea.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock teclea unas cuantas
veces en el portátil y se pasa la mano por la cara, cansado. Ahora sólo había
que esperar a que los resultados se dieran a conocer y a que Molly irrumpiera
en la habitación. Mira a John, que canturreaba y seguía mirando cosas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Gracias por hacerme caso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John gira la cabeza y le mira
interrogativo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Por no mostrarte afectuoso en
público. Lo que hablamos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ah, eso… Lo sé. Con una
reprimenda me es más que suficiente —dice un poco molesto pero también sumiso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Una reprimenda que era
necesaria. Fuiste muy poco inteligente —John hincha los carrillos, enfadado, y
Sherlock se ríe, aunque enseguida se pone serio—. Ya me comprendes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Unas semanas antes, después de
que Sherlock se declarara, el detective fue muy claro con las condiciones que
acarreaba el estar juntos. Su deber desde que tuvo constancia de sus
sentimientos era proteger a John, costara lo que costara, y sabía que ahora al
estar de verdad juntos iba a ser muy difícil.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock, tranquilo —le dijo
John—. Todo va a salir bien…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No. Bien saldrá si conseguimos
que esto funcione—replicó cortante—. No puedes decirle a nadie lo nuestro, y no
puedes mostrarte afectuoso en público. La ciudad tiene ojos, y sabes lo que
quiero decir, ¿no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues que sepas que no eres el
único aquí con una misión, Sherlock, la misma que la tuya, y si tengo que
ponerme en peligro por ti otra vez, lo haré.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock recordó el día en la
piscina, su primer encuentro con James Moriarty, y cómo John, repleto de bombas
y con una mirilla roja de rifle apuntando a su corazón, saltó a agarrar al
criminal para que él tuviera una oportunidad. En aquel momento Sherlock fue
pura adrenalina y podría haber hecho cualquier locura porque su amigo saliera
con vida de aquello. Pero ya no era sólo su amigo; era mucho más. Ahora cuando
se acordaba de ese amargo momento se le subía la bilis a la garganta. Se apartó
de John, que lo medio abrazaba para tranquilizarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡No! No dejaré que eso vuelva a
suceder. Yo puedo apañármelas solo. ¿Cuándo no lo he hecho? El problema era tú —sabía
que en el fondo mentía aunque su orgullo le impedía reconocer que más de una
vez John fue la diferencia entre el triunfo y el fracaso—. No soy un héroe.
Sólo alguien que intenta proteger lo que quiere.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John se quedó paralizado.
Sherlock pensó que sus palabras habían por fin hecho entrar al doctor y sonrió
satisfecho.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Lo que quieres?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El detective cayó en la cuenta, hizo
una mueca y borró la sonrisa de su cara. Había sido un impulso… emocional, no
se dio cuenta, y no era capaz de repetirlo. Todavía estaba empezando a lidiar
con el vocabulario propio de las emociones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No me hagas repetirlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John simplemente se quedó
boquiabierto, pero reaccionó y lo abrazó, aunque Sherlock no le correspondió.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Quieres que alguien se entere,
tenga que fingir mi muerte otra vez para que estés a salvo y que no vuelvas a
verme? Ahora no puedo hacer eso. Te aseguro que si vas por tu cuenta nada habrá
merecido la pena. Por favor… —enterró la cara en su hombro. John siseaba y le
decía que todo iría bien si estaban juntos. <i><<Es
inútil convencerlo>></i>, pensó.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ambos compartían la misión de
protegerse mutuamente, y Sherlock tardó en comprender que si estaban unidos,
eran más fuertes, y lo aceptó, aunque siempre con sus condiciones dominando la
situación, y por supuesto sabiendo que él era el que con más cuidado iba a ir.
Le besó durante largo rato, intentando que fuera un momento eterno, obligando
al tiempo a paralizarse. Cuando se separó de sus labios, cerró los ojos manteniendo
sus frentes juntas. <i><<Si algo se
tuerce, tendré este recuerdo>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero John no pudo contenerse. Un
día volvió del trabajo y le dijo a Sherlock que había estado hablando con
Lestrade y que se lo dijo, pero que no pasaba nada porque eran amigos y no
diría nada. Sherlock se puso hecho una furia, alternando en su tono de voz la
furia y el sarcasmo. Estuvo a punto de gritarle lo equivocado que estaba
confiando en él, pero se controló.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te dije lo sumamente peligroso
que era, y aun así has hecho lo que te ha dado la gana —sin darse cuenta iba
elevando su voz y notaba que John se encogía, asustado—. ¿Cómo sabes que
mientras se lo decías no había alguien escuchando o algo parecido? ¡¿Eh?! ¿Se
lo has dicho a alguien más? —se recostó en el asiento y extendió los brazos a
ambos lados, expectante—. Ahora es el momento idóneo para decírmelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡No! No se lo he dicho a nadie
más. Lo juro. No soy estúpido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Sí que lo eres! ¡Te dije lo
que teníamos que hacer! ¡Eres estúpido!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lestrade es nuestro amigo, ¡mi
amigo! Estuvo apoyándome cuando tú te fuiste, ¡cuando nos dejaste!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡TUVE QUE IRME! —gritó al mismo
tiempo que se levantaba rápida y secamente de la silla, haciendo que John se
asustara. Se acercó a él y pone imponente una mano en la mesa, delante suyo—.
Si tengo que mantenerte encerrado en esta casa, sabes que lo haré —dijo severo,
pero esperando que lo comprendiera, que se diera cuenta de su error—. Esto es
como la guerra, John. Un ataque enemigo puede sorprendernos en cualquier
momento. Yo soy el capitán y no voy a dejar que te adentres en zona enemiga. Te
quedas en la trinchera si no sabes apuntar —John le rehuyó la mirada y Sherlock
le obligó a mirarle—. ¿Pero es que no lo entiendes? No quiero que vuelvan a
envolverte con bombas como si fueras un regalo de Navidad ni que te apunten con
un arma. Y haré lo que esté en mi mano para ponerme delante de ti si se da el
caso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo que Sherlock no entendía es
que John necesitaba exteriorizar su felicidad, pero el detective estaba
demasiado ciego pensando en su protección. El detective intentaba construir a
su alrededor una fortaleza a prueba de cualquier peligro, mientras que John
quería salir y hablar con la gente a la que apreciaba y que le apreciaba, la
gente en la que podía confiar, comunicarles su felicidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eres un insensible —contestó
John—. ¡Nada ha cambiado ni aunque me hayas dicho lo que sientes! Si tanto
amenazas con irte, ¡VETE!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se incorporó y le miró
asombrado. Al final es John, airado, el que se marchó dando un portazo. Le hubiera
gustado gritarle que volvería a irse si eso significara que de nuevo John y
todos los demás estuviera a salvo, pero el doctor no le habría escuchado porque
enseguida retumbó un segundo portazo, el de la puerta de la calle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Aunque seguía enfadado, no tardó
en ir a buscarlo. Cruzó el umbral de la puerta a toda prisa y miró a ambos lado
de la calle, buscándolo desesperado. Puede que tuviera razón, que estaba siendo
insensible, que John era diferente y tenía otras necesidades. <i><<Sólo quiero que esté bien…>></i>,
pensaba mientras andaba a paso ligero. Consigue dar con él a su izquierda,
desapareciendo en la esquina de la calle, y corrió hacia él. Sin llamarlo, sin
gritarle, sin pedirle que se detuviera, lo alcanzó, lo cogió por el brazo y le
dio la vuelta bruscamente hasta estar cara a cara con él y lo besó.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando pudo reaccionar, John se
separó de él a toda prisa y agachó la cabeza. Luego miró a todos lados, nervioso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Estamos en plena calle…
—susurró.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo sé.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Volvieron a toda prisa al piso.
John cerró tras él la puerta y Sherlock lo aprisionó en ella, poniendo ambas
manos en la puerta, cerrándole el paso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Por favor, por favor… Ten
cuidado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se acercó a él y volvió a besarlo,
esta vez con más fuerza. John respondió a su impulso y le empujó hacia las
escaleras para subir torpemente por ellas, llegar al salón y tirar a Sherlock
en el sofá, donde empezó a desvestirlo y a besarle.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Desde entonces el doctor había
cumplido su palabra de no decirle a nadie más lo suyo con Sherlock y de
mostrarse en público como siempre lo había hecho. Sólo era el compañero de piso
y amigo del detective asesor Sherlock Holmes a ojos de cualquiera. En la
intimidad quedaba todo lo demás.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando John iba a darle la razón
a Sherlock sobre lo insensato que pudo ser, Molly irrumpe en el laboratorio.
Justo en ese momento, el escáner de sustancias del portátil de Sherlock avisa
que ha terminado, y que el ADN era de un tal Edward T. Foster. <i><<Era de la mafia de Dean Crowe.
Jackson Williams era su informador. Todo esto tiene que ver con el juego de
Moriarty…>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock, el cadáver ya está
listo para que lo examines —dice tímidamente la dulce e inocente Molly—. Ha
sido difícil, pero creo que podrás encontrar algo. Siempre lo haces —sonríe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock alza las cejas y le hace
una señal a John para ir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Te has vuelto a pintar los
labios —dice al pasar al lado de Molly—. Hacía tiempo que no te veía así. Te
queda bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica se ruboriza un poco y
hace un gesto para quitarle importancia a su comentario y los acompaña a la
morgue. Sherlock sonríe divertido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con el cadáver más ‘’presentable’’,
el resultado del asesinato era aún más terrorífico. Le faltaban las mejillas,
parte de la cabellera y un párpado, y el cuello no sólo tenía una línea
horizontal a modo de collar, sino seis, una perfectamente trazada y las otras
cinco curvas y entrelazándose en diagonal con la central. El cuerpo estaba
totalmente desmembrado, con las extremidades separadas del tronco y con más y más
cortes. Faltaba mucho tejido corporal, como si hubiera rebanado a conciencia el
cuchillo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—El que ha hecho esto o es un
psicópata o tiene un fuerte desorden psicológico —comenta Sherlock tras el
reconocimiento del cuerpo. Coge una de las manos—. Está agujereada no sólo una,
sino varias veces. El primer orificio sería para retener al sujeto cierto
tiempo y verlo sufrir. Los otros agujeros probablemente fueron posteriores a la
muerte del hombre. Bastantes contusiones, huesos rotos, el fémur derecho
completamente destrozado, la garganta abierta como si fuera un grifo… El
asesino sólo tenía que haberse llevado los ojos para arrancarle por completo el
alma.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Creo que es inútil, Sherlock.
Está destrozado. Puede que no haya nada…</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Paciencia, John —saca su
diminuta lupa y examina el cuello una vez más—. Hay arañazos. Y en el brazo
también —restos de piel levantada indicaban que en un momento de debilidad, el
asesino había sido retenido por Foster e intentó escapar. Sherlock hace una
señal y Molly le pasa unas pinzas—. Pelo… y no parece que sea de Foster.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Suspira y le lanza una mirada
victoriosa a Molly y John. Le da las gracias a la chica por su trabajo y vuelve
junto al doctor al laboratorio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Llevará unos cuantos minutos…
—susurra sentándose en el taburete una vez más y poniendo a analizar la
prueba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John asiente. Se pone delante del
detective, al otro lado de la mesa. Está algo inquieto; Sherlock lo nota porque
le tiembla el labio inferior y están enredando sus manos. Carraspea la garganta
para que John se decida de una vez a decir lo que tenga que decir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oye, esto… ¿Crees que… podría
irme a tu habitación? Ya sabes… Mudanza casera. Así tendrías tus cosas y
experimentos en mi habitación y nos ahorraríamos lo de las cabezas en la
nevera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock sigue inmerso en el
microscopio mirando cosas y de vez en cuando echándole un ojo al porcentaje del
análisis.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Por qué haríamos eso? Tú
tienes tu habitación, yo la mía. Puedo ir a la tuya igual que tú puedes ir a la
mía. Y seguirá habiendo cabezas en el frigorífico; son experimentos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Porque estamos juntos, por eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock suspira y deja a un lado
los utensilios científicos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me dijiste que no ibas a
forzarme a nada. No voy a cerrar con llave mi habitación. Puedes venir todas
las noches que quieras. No voy a decirte que no.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tienes razón, lo siento…
Bastante trabajo has hecho ya con dar el paso… —sonríe, pero aparta la mirada,
triste—. Es sólo que no quiero tener más pesadillas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock hace una mueca sin
comprender.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Suelo tener pesadillas en las
que te pierdo, una y otra vez, o en las que te veo morir, en diferentes sitios
y diferentes momentos de mi vida. Cuando volviste se fueron durante una
temporada, pero el día que te quedaste inconsciente por el veneno de cicuta, el
miedo volvió y…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le explica que la primera vez que
durmieron juntos fue la primera en la que esas pesadillas se desvanecieron otra
vez, y que estando con él es capaz de dormir.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No quiero que vuelvan, Sherlock.
No sabes las veces que he tenido que sufrir en sueños ver tu cara ensangrentada
besando las baldosas de la calle. No puedes. No puedes…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock le escucha atentamente.
Se levanta y va a su lado, cogiéndole la cara con ambas manos para que le
mirase y dejara de temblar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eh… —susurra—. Estoy aquí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La respiración de John poco a
poco se normaliza y deja de temblar. Le mira, resignado y triste.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo sé. Estoy bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No voy a irme a ningún lado, ¿de
acuerdo? Ahora entiendes mi tozudez y por qué me enfado si no me haces caso,
¿verdad? Podemos con todo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John sonríe, más aliviado con sus
palabras. Se acercan el uno al otro, pero pronto se separan; quieren besarse,
pero saben que no deben.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El ordenador anuncia que ha
terminado el análisis de ADN, y la foto del culpable con los datos base saltan
en la pantalla. Sherlock va al otro lado de la mesa y se queda atónito mirando
la foto. Conocía a la chica que estaba saliendo en la pantalla y no podía
creérselo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock —murmura John—.
Prométeme que estarás conmigo. No quiero vivir una vida sin ti.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock traga saliva. Quiere
decirle que todo irá bien, pero no puede mentirle. Sabe lo que puede pasar ahora.
Como si nada, se gira con una sonrisa en
los labios para mirar a John.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-58092051571263112042013-12-20T16:32:00.000+01:002013-12-20T16:32:07.117+01:00I don't want to go (John, 9)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John se sobresalta al oír un
fuerte portazo proveniente de la puerta que da a la calle. Estaba en la
habitación de Sherlock, dando vueltas y mirando sus cosas, y no quería que él
llegara y le sorprendiera ahí, husmeando. A paso rápido, se dirige al baño y
cierra la puerta, apoyándose luego en ella, esperando a que su respiración se
normalizara y no pareciera agitado cuando saliera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Justo cuando iba a hacerlo, oye
unos tacones retumbar en la madera antes que los vigorosos pasos de su
compañero, y decide, extrañado, no salir. <i><<
¿Irene?>></i>. Siente algo de indiferencia, ya que no albergaba
sentimientos de repulsión hacia ella desde que decidió volver a casa, tras esa
fuerte discusión con Sherlock, y era porque el detective no se comportaba como el
Sherlock Holmes de siempre. Había algo en él muy diferente, en su trato con
John. Más atento, más cercano, solamente un poco más diferente. Aunque seguía
siendo el mismo estaba… más relajado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pone la oreja en la madera de la
puerta, intentando oír lo que se decía más allá de ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Deberías mirar si tienes cámaras
por la casa, Sherlock. Podría estar viéndonos ahora mismo —la voz de La Mujer sonaba
acelerada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John escucha durante unos minutos
libros caerse, folios entrechocando y balanceándose en el aire hasta posarse en
el suelo, los tacones de Irene caminando de un lado hacia otro, Sherlock
resoplando y muebles crujiendo al ser movidos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No hay nada. No encuentro nada
—Sherlock también parecía agitado y cansado—. ¿Cómo podía saber que estábamos
allí?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya te lo he dicho. Tiene mil
ojos, y todos observándome. No puedo, Sherlock, no puedo más… —su voz se va
apagando.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John entreabre la puerta. Por una
línea muy fina consigue ver a Irene. Le cuesta creer que sea ella; ahora es una
mujer encorvada, asustada, con las manos tapando su bello rostro y sollozando. Está
hundida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No puedo escapar de él, Sherlock
—las lágrimas y la angustia se apoderan de ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock sólo estaba a unos pasos
de ella, con las manos en los bolsillos. Se le acerca en silencio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Le necesito —musita ella.
Sherlock frunce el ceño. Irene alza la cabeza y le mira. Tenía largas líneas
grisáceas recorriendo sus mejillas, desde el contorno de sus ojos hasta la
barbilla—. Igual que te necesito a ti. Soy su prisionera, su esclava. Si
intento escapar, estoy acabada. No puedo evitarlo, pero… —mira a otro lado,
ahogando sus palabras en un agudo y débil grito que rompe su voz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Le tienes miedo —Sherlock
termina por ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Y aun así trabajas para él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si te sometes a él así, te
consumirás. No serás tú, sólo serás una sombra. Irene, intento ayudarte. Tienes
hacer lo que te he dicho. Vete y hackea el móvil para que no pueda ver que nos
comunicamos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya sabe lo nuestro. Sería inútil.
Irá a por ti, luego a por mí…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><< ¡¿Lo nuestro?!>></i>. No… No podía ser. John se encoge
sobre sí mismo. ¿Sherlock e Irene al final estaban juntos? Su corazón late muy
rápido, arde, pero tiene frío, está pálido e incrédulo por lo que está
presenciando.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo que viene a continuación hace que
toda esa agitación que había dentro de su ser cese y que el corazón se le pare.
Ve a Sherlock acariciar unos mechones de pelo sueltos del moño de Irene y
colocárselos detrás de la oreja mientras le dedicaba una media sonrisa. La
estrecha entre sus brazos y susurra mientras ella estalla en lágrimas y
sollozos. Se sentía demasiado cansada como para rechazarlo. John sabía que ella
lo necesitaba, pero no puede evitar sentirse dolido. A cada momento que pasa,
está más y más enfadado, pero también triste.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La mirada de Sherlock se cruza un
segundo con la de John, quien suelta un súbito suspiro y se tapa la boca para
no hacer ruido, apartándose de la puerta y cerrando con fuerza los ojos,
derrotado. <i><<Idiota idiota
idiota>></i>. Sherlock se separa de Irene despacio, sin soltarle los
brazos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Kate debe estar al llegar,
¿verdad? —La Mujer asiente—. Te prepararé un té, ¿vale? Ven y siéntate —dice
guiándola hasta la cocina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Irene susurra un ‘’gracias’’
mientras se seca las lágrimas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasados unos quince minutos, el
coche que llevaría a Irene a Belgravia estaba plantado ante la puerta del 221B.
Sherlock se despide Irene, quien le da las gracias una vez más y le dice que
intentará estar en contacto con él. Antes de salir del piso, Irene le da un
corto beso en los labios a Sherlock, pillándolo desprevenido pero sin
rechazarlo; era un beso inofensivo, una forma personal de agradecerle al
detective todo lo que había hecho, hace y hará por ella. Gracias a Dios John no
lo ve, pero eso no apacigua todo lo siente. Hasta que no está todo en calma, el
doctor no se atreve a salir del cuarto de baño. Sherlock estaba esperando justo
delante de la puerta a que diera la cara.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No te hagas una idea equivocada,
por favor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Claro —replica airado el
doctor—. Porque eso es lo que hago siempre. Llegar a conclusiones equivocadas,
¿verdad? Lo he visto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—De verdad, déjame explicártelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡No hay nada que explicar, Sherlock! Siempre igual.
Me hice il-… Cuando volví, yo… —vuelve a sentir el cosquilleo en el dorso de su
mano derecha, pero lo aplaca rápidamente cerrando las manos en puño—, pero eran
ilusiones tontas, como todas las que me he ido haciendo estos años. No puedo
seguir así… —le lanza una mirada dura, aunque la que le dedica Sherlock es muy
diferente; es mucho más suave, triste habría dicho John, aunque está cegado por
el enfado—. Me voy.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock abre los ojos como
platos y da un paso inseguro hacia él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Q-que te vas? No. Te necesito, John. Aquí, conmigo. Necesito a
mi blogger, ¿recuerdas? Tu lugar es este.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡No, no lo es! Me necesitas
porque así lo crees, pero no. Soy yo el que te necesita a ti, de una manera que
tú no eres capaz de imaginarte. Si me quieres, deberías dejarme ir —su voz poco
a poco se apaga. El enfado dice adiós para dar la bienvenida a la tristeza—. Te
lo supli-<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Deja de suplicar! —con un
largo paso, Sherlock se planta delante de él—. No supliques, ¡pelea!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A John se le corta la
respiración. No esperaba esa reacción. Mira hacia otro lado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Estoy peleando. Llevo peleando
mucho tiempo, y ya no quiero seguir haciéndolo. Quiero que lo olvides,
Sherlock. Todo esto, todo lo que te haya dicho, y que me dejes ir de una vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Pero yo no quiero olvidar! Por
primera vez estoy dispuesto a afrontar esto —John frunce el ceño confuso—.
Ahora eres tú el que no te das cuenta. Sé que cuando volviste a casa notaste
que me comportaba de otra manera, y créeme que intenté que se notara todo lo
posible. Me costó, me ha costado hacerlo… Por ti y por mí, por nuestra
seguridad —John respira más y más rápido, e intentando interceder en más de una
ocasión en su discurso, pero Sherlock no le deja—. No, ahora te toca a ti
escucharme.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sólo quería que le escuchase, que
John dejara de echarle la bronca por una vez. Ahora era él el que debía agachar
la cabeza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Te acuerdas cuando volvimos
del ballet, la noche que regresaste por fin a casa? Me quedé unos minutos
mirándote mientras tú te quitabas el abrigo y te tirabas en el sofá. Cogiste un
periódico y al rato te diste cuenta de que te estaba mirando y me preguntaste
‘’ ¿Qué? ¿Quieres algo?’’, y después te reíste, incómodo por la situación, y yo
negué con la cabeza y te di las buenas noches. ¿Te acuerdas?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John se sonroja.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí, me acuerdo. ¿Pero a qué
viene todo eso?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Viene a que sí quería algo.
Quería decirte que me alegraba de que hubieras vuelto, de que volvieras a estar
conmigo, porque las semanas que me dejaste fueron horrorosas. Pero también
quería darte las gracias —se acerca más a él, pero John retrocede, inseguro—. Darte
las gracias porque, si no me hubieras dejado solo, no me habría armado de valor
para dejar que todo lo que había intentado olvidar durante todo este tiempo
saliera, para combatir el miedo a perderte por decirte esto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John se queda boquiabierto
mientras Sherlock se vuelve a acercar a él. Esta vez no retrocede.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock empieza a explicárselo
todo, se le declara. Le cuenta que John despertó algo en él que nadie había
despertado jamás, y que se sintió extraño cuando encontró el nombre de esa
sensación: sentimientos. Tuvo que aplacarlos porque alguien como él no puede
permitirse estar con nadie y porque no sabría qué hacer si lo intentara. Por no saber qué hacer con esos
sentimientos, estaba creando una barrera entre ellos. Al principio esa barrera
era beneficiosa porque Sherlock consiguió dominarse y de alguna forma olvidarlo
todo, pero cuando John le besó por primera vez dentro de él esos sentimientos
despertaron, y la barrera se convirtió en una obstrucción negativa, porque John
amenazaba con irse una y otra vez porque Sherlock actuaba fríamente, intentando
no darle importancia. Pero tenía que abrirse de una vez por todas para que el
doctor se quedará con él, porque así lo quería.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John tiene la boca seca. Puede
notar la respiración agitada de Sherlock que se relaja conforme termina de
hablar. John mira a todos lados, incómodo por la mirada de Sherlock. El
detective sonríe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eres la persona más importante
que tengo —prosigue—. Nunca te dejaría solo, nunca. No puedo dejarte ir. Está
mal… Está mal que te diga todo esto. Por mucho que lo intentemos, seguiremos
acosados por el peligro, pero no podía dejar esto pasar y que al fin decidieras
irte. Una parte de mí se arrepiente de hacerlo, pero otra necesitaba sacarlo a
la luz. Podemos mantener esto entre nosotros, sin nadie más, sin que nadie se
interponga… <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John está temblando, confuso.
Siente que todo es un sueño pero a la vez no y no sabe qué pensar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dios… —dice aguantando las
lágrimas—. Me has tenido años así, y lo sabías —al final no puede evitarlo y un
par de lágrimas corren por sus mejillas. Un tumulto de sentimientos recorre su cuerpo—.
Lo único que quería era que tú no te fueras, que no me dejaras, y por eso tuve
que decirte lo que sentía. Soy idiota, y por mi culpa ahora has tenido que hacer
lo mismo. Ahora te sentirás débil. Pues no quiero eso. Prefiero que seas el
Sherlock Holmes de siempre a que te rebajes por mí, y que poco a poco te
aburras, quieras volver a ser de hielo y magnífico y me olvides. No voy
corromper algo tan perfecto como tú.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John ve la duda en el rostro de
Sherlock. Sabe que aunque se haya declarado, no está seguro del todo. Sherlock
le coge de la mano, haciendo que John se estremezca. Pasa la palma de su mano
por las mejillas del doctor, limpiándole las lágrimas. Este hace un esfuerzo
por parar y le mira a los ojos, muy serio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No quiero que te vayas —musita
Sherlock.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No quiero irme.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ambos se impulsan hacia el otro
para devorar sus labios con ganas. John sabía que Sherlock iría con pies de
plomo, porque si alguno de sus enemigos se enteraba, podría suponer la ruina. El
más peligroso era Moriarty, por supuesto, siempre él, piensa, pero no era
momento de llevar sus pensamientos al archienemigo del detective asesor, de su
amigo, su compañero, y por fin, su amante, lo que llevaba tanto tiempo
deseando. Admira el gran valor de Sherlock por declararse, todavía está muy
sorprendido de que lo haya hecho.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se olvida de una vez de todos los
problemas que acarrearía el estar juntos, los peligros, las dudas, y se sumerge
de nuevo en la sensación de besar a Sherlock, de que él le besara, le
acariciara, le revolviera el pelo. Empieza a quitarle la pajarita y a desabrochar
torpemente la camisa del detective, y este a su vez le saca por la cabeza el
jersey y hace lo mismo. Siente un cosquilleo al notar las manos de Sherlock por
la espalda desnuda y gime dentro del beso, un beso largo y profundo del que
tienen que parar para no ahogarse el uno en el otro. Respiran con fuerza, y
Sherlock traga saliva al notar que John empieza a desabrochar su cinturón.
Tirando la camisa de Sherlock al suelo, le rodea con sus brazos por la cintura
y le atrae hacia él, impidiendo que ningún estúpido espacio quedara entre sus
cuerpos, y empiezan a caminar hacia la habitación.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-90988522981965137402013-11-29T16:05:00.000+01:002013-11-29T16:05:44.836+01:00Dance (Sherlock, 10)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Llegaba tarde, como de costumbre,
a una de sus citas con Irene Adler, aunque no era el único invitado que iba con
retraso. En el enorme patio ajardinado donde se aparcaban los coches, podía ver
que algunas personas, pocas, entraban entre risas apresuradas, pasitos cortos
por parte de las mujeres para no tropezar con sus vestidos o torcerse un
tobillo por sus tacones y pasos más vigorosos y alargados por parte de los
hombres. El gran salón de ceremonias era toda una fiesta de brillo, oro y
glamour, donde los <a href="http://www.youtube.com/watch?v=CY298YD2kZw">valses</a> resonaban por todo el majestuoso palacio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al adentrarse en el salón, puede
ver a gran parte de los invitados participando con elegancia en el baile,
mientras que otros mantenían una agradable conversación con amigos y conocidos
sobre política y negocios, custodiados por las enormes columnas que rodeaban
todo el salón. Sherlock podía divisar a un par de políticos, unos cuantos
banqueros, empresarios que habían hecho riqueza habiendo llevado con cierta
astucia y sabiduría sus negocios; hasta pudo ver a algún que otro noble. La
persona de la que menos se alegraba de haber visto fue al Primer Ministro, ese
hombrecillo que se refugiaba en Downing Street que no paraba de insistir que
acepara ser nombra Sir por Su Majestad. ¿De qué le servía a Sherlock un título
así en estos tiempos? Era un detective asesor, no un caballero con armadura.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tensa el cuello al ver que el
Primer Ministro también se ha fijado en él y se le acercaba sonriente. <i><<Tierra, trágame>></i>. Resopla
derrotado, pensando que va a tener que aguantar de nuevo su insulsa palabrería,
pero en el momento más oportuno, ve a lo lejos a Irene. La Mujer estaba
radiante, esplendorosa, la más elegante de todo el convite. Llevaba un vestido
color verde esmeralda intenso, ceñido a la cintura y con vuelo, con un escote
no muy pronunciado en triángulo y unos tirantes muy finos que dejaban toda la
espalda abierta hasta la cintura; el cuello lucía desnudo, al igual que sus
orejas, mientras que en la mano derecha llevaba la única joya de todo el
conjunto, un brazalete de plata con circonitas incrustadas; por supuesto, los
labios color escarlata, y ahí estaban, saboreando el champagne de una alta y
delgada copa de cristal reluciente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock consigue eludir al
Primer Ministro cuando emprende su pequeño paseo hacia La Mujer, aunque no
puede evitar sonreír de satisfacción por quitarse de encima al político y por
verlo de reojo con expresión confusa. Irene participaba con pocas ganas en una
conversación, y parecía que también se alegraba de ver a Sherlock.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El detective al fin llega a su
destino y se planta recto ante ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—La puntualidad no es tu fuerte,
querido —dice Irene con una sonrisa en sus alargados y rojos labios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se inclina haciendo una
reverencia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sabía perfectamente por qué
estaba allí. Ni loco habría ido a una fiesta así si no fuera por ella. Seguro
que necesitaba ayuda, aunque no sabía cuál sería el favor. <i><<Puede que Moriarty tenga algo que ver. Es a lo único a lo que
Irene tiene miedo>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si me disculpáis —comenta Irene
dirigiéndose a sus compañeros—, mi acompañante ha llegado —les dedica una
última y falsa sonrisa y rodea el brazo de Sherlock, guiándolo por la noble
muchedumbre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los valses seguían sonando. La
esplendorosa lámpara de araña que colgaba en el centro del gran salón
permanecía inmóvil y contemplando el panorama bajo sus pies tintineantes. Era
una lámpara redonda de varios pisos, con pequeñas lágrimas de cristal colgantes
y repleta de oro y materiales de gran calidad bañados también en oro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock e Irene pasean por el
fondo de la sala, entre los murmullos de los invitados bebiendo y hablando y el
retumbar de los tacones danzando y saltando en el centro de la sala.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Habrás deducido por qué te he
invitado a esto, ¿no? —pregunta La Mujer aferrándose al brazo del detective.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Para verme acosado por el
Primer Ministro?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oh, por supuesto. Pero hablando
en serio… —hace una pausa, mirando sus tacones verde oliva sobresalir por
debajo del vestido cuando daba un paso, y otro, y otro—. Te necesito… otra vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Irene no era una mujer a la que
le gustara deber favores, aunque con el tiempo y conociéndose como se conocían,
había empezado a aceptar recurrir sin ningún reparo a él. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock nota que está tensa,
nerviosa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me gustaría hablar si puede ser
mientras bailamos. Prefiero escuchar de fondo música que parloteos vacíos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Irene accede, sorprendida por la
petición. Consiguen adentrarse en la pista de baile. El vestido, aunque parecía
demasiado ajustado como para resultar cómodo a la hora de bailar, era un truco,
ya que por debajo de la cintura era mucho más abierto y dejando total libertad
de movimiento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Durante los giros y los pasos a
tres, Irene le explica a Sherlock su posición. Se estaba arriesgando demasiado
con Moriarty mientras se seguía viendo con el detective, y temía por su
seguridad por mucho que Sherlock le asegurar que él la protegería todo lo
posible. James Moriarty era sinónimo de peligro y muerte, y no podría librarse
tan fácilmente. Sherlock le da algunas vías de escape. Podría irse otra
temporada fuera del país, como ya hizo hacía unos meses, manteniéndola alejada
y segura de Jim; otra solución era que no quedara tanto con Sherlock. La ciudad
era del Gobierno y de Moriarty, con cámaras por todos los rincones, ojos
expiatorios. Irene podría hackear su móvil y mantenerse en contacto con
Sherlock mediante mensajes, sin dejar rastro; eso podría despistar al criminal
asesor y de nuevo ganarse su confianza, porque estaba claro que Jim no la
dejaría escapar, y Sherlock no podía hacer nada, de momento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los consejos de Sherlock
parecieron tranquilizar a Irene, que gustosamente y después de darle las
gracias, se dejó elevar en el aire por el detective cuando este la cogió con
ambas manos de la cintura y le hizo dar una vuelta al son de la música. La agarra
fuerte antes de dejarla de nuevo en el suelo, quedando muy cerca el uno de la
otra. No había nada romántico entre ellos, ya estaba muy claro, pero de vez en
cuando les divertía hacer esas cosas, jugar. Sherlock se separa de ella sin
soltarle las manos. Irene ríe, con el rostro congestionado por los giros y las
risas. Parecía feliz, pero esa preciosa sonrisa se borra de un plumazo en sólo
unos segundos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock frunce el ceño, confuso.
Irene estaba mirando a un punto lejano en el salón, un rincón oscuro. Su rostro
reflejaba miedo, terror, pavor. Dirige su mirada también a ese rincón y lo ve,
ve lo que atemorizaba a Irene; tan impecable con su traje de westwood, ahí
estaba James Moriarty, sonriendo de oreja a oreja y mirando a ambos fija y
sombríamente. El criminal eleva el rostro hacia el techo y pone los labios como
si estuviera silbando, un silbido que seguramente iba de más agudo a más grave
conforme baja la cabeza hasta llegar el suelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entonces se da cuenta. Le da un
empujón a Irene, alejándola del centro del salón todo lo que puede. Unos
hombres consiguieron cogerla antes de que cayera al suelo. En el momento en el
que se oye el retumbar del techo y un estruendoso ‘’crack’’, Sherlock salta en
dirección a donde había empujado a Irene. Un grito ahogado y chillón de una
mujer anticipa lo que sería la caída de la monumental lámpara del techo. Los
que estaban en la pista de baile consiguen librarse de ser aplastados por la
lámpara, pero no se evita que alguna mujer se tuerza el tobillo a causa de la
imprevista carrera. Algunos trozos de cristal y vidrio salen disparados hacia
el círculo de multitud.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando Sherlock se levanta del
suelo, vuelve su vista a donde estaba orgulloso y triunfante Moriarty; ya no
está. Los gritos se apoderan del palacio, y los invitados corren apresurados
hacia la salida. Sherlock coge del brazo a Irene y la mira con detenimiento,
asegurándose de que no había sufrido ningún daño.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vámonos —consigue decir lo más serenamente
posible, pero su voz suena agitada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Irene habría preguntado que a
dónde, pero sabía la respuesta: al 221B de Baker Street.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-73115366979391429792013-11-23T18:28:00.002+01:002013-11-23T18:29:17.141+01:00Declaration (Eli, 9)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Llevar ya dos semanas con el pie
inmóvil y vendado le hacía sentir muy impotente. ¿Cómo iba entonces a controlar
sus miedos, a alejarlos de ella, si no podía bailar, volar lejos de ellos? Erik
era lo único que le proporcionaba evasión. Era la luz que la guiaba en la
oscuridad del túnel. Aunque ahora no tenía muchas ganas de hablar con él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No me digas que te has enfadado…
—dice Erik cuando por fin da con ella en el salón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hace un rato, estaban en la
cocina, teniendo una conversación como otra cualquiera, cuando de repente Erik
se puso tenso y rígido. Eli notó que las vibraciones de su cuerpo se
intensificaban, como el sentido arácnido de Peter Parker avisándole de algún
peligro. Más rápido que un parpadeo, Erik se desvaneció, dejándola sola y con
la palabra en la boca, algo que la frustró mucho. Podía haberle dicho ‘’Tengo
algo que hacer’’ o ‘’Vuelvo enseguida’’. ¡No le habría costado nada! Se dirigió
al salón y esperó malhumorada a que el mago volviera a aparecer. Cuando oye su
voz no contesta, y deja que él vaya en su búsqueda y la encuentre con el ceño
fruncido y los brazos cruzados.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Podías haber dicho aunque fuera
adiós.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Lo siento, no he podido
evitarlo. He tenido una sensación… extraña, y tenía que acudir a mi mundo un
momento… Aunque sólo ha sido un pálpito.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli alza las cejas, escéptica.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ah, que encima no ha sido nada.
Pues mira qué gracia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Puede que se estuviera pasando,
dándole más importancia de la que tenía, pero Erik no se había separado de ella
desde hacía días, semanas, y se sentía desprotegida, como si un gran peligro
pudiera tirarse sobre ella en cualquier momento si él no estaba a su lado,
protegiéndola, dándole su calor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya te he pedido perdón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No quiero tu perdón. Me has
dejado sola… —Eli mira para otro lado, dando por zanjada la conversación. Erik
hace un amago de explicarse, pero es inútil y desiste, yéndose a su
habitación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No le gustaba hablarle así a Erik,
pero ahora no podía estar sin él. Sentía que una dependencia que crecía y
crecía dentro de ella se estaba convirtiendo en un mal hábito, una droga, si
cada vez que se alejaba de ella se iba a enfadar con él. <i><<La dependencia es una debilidad…</i> —recuerda que le decía siempre Jim— <i>Pero no puedo evitarlo>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik vuelve al salón pasadas unas
horas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Puedes andar?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Por qué? —no tenía ganas de
hablar, pero sentía una punzada en su corazón porque creía que lo correcto era
disculparse por portarse como una niña caprichosa y controladora.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me gustaría que vieras algo, y
tendrás que andar. El viaje a mi mundo me ha dejado con la batería al mínimo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli resopla con pocas ganas, pero
acaba levantándose y haciéndole caso. Puede que la mejor disculpa fuera no
ponerle más malas caras. Erik no se las merecía. Caminan largo rato, él
ayudándola y dejando que se aferrara a su brazo en silencio. Sin darse cuenta
llegan a la Royal Opera House.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué hacemos aquí? —pregunta
Eli mirando la fachada del gran edificio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Cógeme de la mano.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La curiosidad le puede y sonríe.
Le coge de la mano, pero Erik no se teletransporta al momento: espera y deja
que Eli entrelace sus dedos con los suyos. Ella se estremece un poco. El
trayecto mágico es corto, y Elisabeth observa sorprendida dónde han ido a
parar: un palco del teatro que estaba vacío. Lo que había ahora en el escenario
era un ensayo, no un espectáculo abierto al público. Los únicos que asisten son
los directores y algunos invitados de estos y familiares antes de la apertura. Erik
ha estado preparando todo esto cuando volvió a casa y la dejó leyendo en el
salón. Se estaba representando <i>Petrushka</i>,
un ballet de Igor Stravinsky.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sé que no es <i>El lago de los cisnes</i>, pero quería compensarte
por lo de antes—comenta Erik en voz baja. <i><<Idiota</i>
—se dice Eli—. <i>Tú no has hecho nada. Soy
yo la que debe disculparse por ser tan tiquismiquis>></i>—. Este ballet…
bueno, es para niños. Es muy fantástico y lleno de magia —Eli lo mira
sorprendida, preguntándose cómo podía saber eso—. Me he documentado —responde
el mago guiñándole el ojo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La música inunda todo el
auditorio. Eli se siente abrumada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No tienes que disculparte,
¿vale? Lo… Lo siento. Me lo he tomado demasiado a pecho. Y esto… Es
maravilloso. Muchas gracias.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ni siquiera estaba mirando el
escenario, o prestándole atención a la música de acordes yuxtapuestos del
compositor ruso. Estaba delante de Erik, mirándole a los ojos y temblando. Ahora
cuando lo tenía tan cerca, aunque se sentía segura y feliz, también le invadía
un sentimiento de miedo e inseguridad. Son efectos que causan el amor, piensa.
Los ojos del mago estaban clavados en los suyos, y Eli cada vez tenía más calor
por los nervios y la sensación de tenerlo a escasos centímetros de ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hay algo que llevo un tiempo
queriendo decirte, Eli.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Siente que todo en su interior le
da un vuelco, y su corazón palpita con más intensidad y más rápido, como si se
le fuera a salir de un momento a otro del pecho. Esboza una sonrisa nerviosa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Cuando Jim… Quiero decir,
Moriarty… Cuando me contrató, una de sus condiciones fue que ni se me ocurriera
tocarte un solo pelo, que no me acercara a ti. En su momento no lo comprendí
muy bien, por qué esa sobreprotección por alguien de su equipo, pero cuando me
dijiste que era tu padre, lo entendí —sonríe relajado, todo lo contrario a Eli,
que estaba nerviosísima. Él le frota los brazos con ambas manos para que no
estuviera tan tensa, pero lo único que consigue es que Elisabeth se ponga más
nerviosa—. Lo que… intento decirte es que he intentado no acercarme demasiado a
ti, lo justo para que confiemos el uno en el otro y nos llevemos bien… pero me
ha costado reprimir lo que siento y me he pasado de los límites que me impuse
más de una vez sin darme cuenta. Si Jim se enteraba de… de…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli respiraba por la boca
entrecortadamente, haciendo que la tuviera seca. No podía creer lo que estaba
oyendo. Se humedece los labios y luego traga saliva, reuniendo valor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y… si yo quiero que pase?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik frunce el ceño.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Entonces… ¿Qué quieres que haga?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bésame —susurra ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La función estaba terminando, y el
escaso público se levanta para elogiar con aplausos al director de la orquesta
y a los bailarines, aplausos que parecía que estaban dirigidos a ellos dos.
Justo en ese momento, en medio de los resonantes y sonoros aplausos, Erik se
acerca a Eli, acariciándole el pelo, llevando una mano a su nuca y terminando
el pequeño recorrido en un beso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Con los primeros rayos de la
mañana, Eli se despierta al lado del mago. Sonríe. Él estaba boca abajo,
dándole la espalda. Empieza a pasar muy suavemente el dedo por ella, notando el
calor que desprendía su cuerpo, y cierra los ojos aún con la sonrisa permanente
en los labios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todo lo que a ella le parecía
felicidad y magia, para Jim sería el horror. Pero no le dirían nada. Actuarían
delante de él, como ella llevaba haciendo desde que se dio cuenta de que sentía
algo por Erik y como ya estaban haciendo ambos desde hacía unas semanas, unas
semanas maravillosas. Eli no podía permitir que Jim le quitara lo que ahora le
daba seguridad y protección. Es verdad que por un lado le daba miedo
ocultárselo a su padre, por el mero hecho de engañarle y por cómo reaccionaría cuando
se enterara. <i><<Nos mataría>></i>,
piensa. Por otro lado, era demasiado feliz con Erik como para sólo centrarse en
las cosas malas. Era imposible no disfrutarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik se despierta, dándose la
vuelta muy despacio mientras bosteza. Mira a Elisabeth, aún con los ojos
entrecerrados y sonríe, dándole los buenos días con un gracioso y ronco
gruñido. Eli se ríe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Buenos días a ti también.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Erik le aparta con delicadeza
unos mechones de la cara y amplía su sonrisa, acercándose y depositando un
suave beso en su frente. Sus ojos brillan a la luz del Sol de manera
resplandeciente.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-40641209514391480652013-11-19T17:37:00.001+01:002013-11-19T17:40:02.399+01:00More bipolar, and much more sexual (Seb, 6)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Jefe, ¿qué tal está Eli? —pregunta
nada más coger el teléfono. Se veía obligado a hacerlo; seguro que a Jim ‘’le
gustaba’’ que mostrara algo de interés por ella, sabiendo que al francotirador
no le caía especialmente bien su protegida. La respuesta de Jim es seca: mejor—.
Estoy ultimando un trabajo. Volveré cuando termine.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuelga el teléfono nada más
acabar de decir eso. Decir adiós era inútil. ¿Era pareja? ¿No? ¿Sólo
compañeros, amantes? ¿Tenían algo más aparte o sólo la relación profesional con
algún desliz? La verdad, ya no eran
deslices. Eran deslices uno detrás de otro, sin parar… A Seb le gustaría
apostar que había algo más. El amor es algo con lo que a veces es mejor no
jugársela, y más si es con alguien como James Moriarty, que no atiende a sentimentalismos.
Sebastian le daba mucha importancia a su relación extra-profesional desde hacía
años, y quizá se estaba comiendo la cabeza pensando tanto, pero a él le
importaba, mucho.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo cierto es que últimamente Jim
estaba… más posesivo de lo normal. Se le echaba encima siempre que podía. A Seb
por supuesto que no le parecía mal, pero era raro. Estaba sucediendo desde la
noche en la que se fue de Londres a hacer un trabajo en Suecia y Jim se quedó
solo. Desde entonces estaba irreconocible, más bipolar y mucho más sexual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sacude la cabeza; estaba
trabajando, y ya tendría tiempo de pensar en eso más tarde. Termina de ponerse
el traje de repartidor de correos y la gorra, y se carga al hombro una caja.
Cierto empresario corrupto había jodido a Jim por un asunto de tráfico de armas
en el este de Europa, y tenía que responder por ello. Como siempre, el
cancerbero de Moriarty va a por una presa más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Entra al edificio donde trabaja
el mandatario, un edificio muy amplio, con puertas y paredes de cristal y gente
trajeada yendo y viniendo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Perdone —se presenta con una
sonrisa a la joven de la mesa de recepción—, tengo que entregar esto. ¿El
despacho del señor Cormac?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La chica levanta la vista del
ordenador con una sonrisa que se tensa al fijarse en su cicatriz, algo a lo que
Seb ya está acostumbrado y no se toma a mal, pero ella enseguida rectifica su
gesto con naturalidad y educación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si es un paquete puede dejarlo
aquí, en recepción. Avisaremos al señor Cormac y uno de nuestros empleados se
lo subirá.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya… Verá, el caso es… —se rasca
la nuca— que mi jefe me ha dicho que debo entregarlo en persona, y ya lo habló
él con el señor Cormac.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La recepcionista titubea un poco.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No se nos ha informado…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sebastian se inclina en la mesa y
apoya los codos, acercándose un poco a la chica para susurrarle, con una
sonrisa pícara en los labios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Pero usted no querrá causarme
problemas, verdad?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El encanto de Sebastian hace que
ella se sonroja levemente y se eche un poco para atrás en el asiento para que
corra el aire y evitar así que se le eche más encima.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—N-no, supongo que no… Puede
pasar. Tome el ascensor hasta el piso veintitrés. Nada más salir de él verá
delante suyo un cartel que le indica las diferentes oficinas y despachos.
Busque la del señor Cormac.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb le guiña un ojo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Muchísimas gracias.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Siguiendo las indicaciones, llega
al piso veintitrés. Suspira aliviado cuando avanza por el pasillo y ve que el
inmueble cristalino ha dejado paso a la madera y que podrá entrar y salir del
despacho sin ningún problema. Cuando por fin da con el de Cormac, las persianas
están echadas, lo que agradece aún más; silencioso e invisible, todo redondo.
Llama a la puerta y espera a que le dé permiso para entrar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Buenos días, señor. Traigo un
paquete para usted.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dylan Cormac era un hombre
corpulento, de mediana edad con un desagradecido mal envejecimiento, y con una
mirada fría y dura. Alza la vista de los papeles para mirarle con desprecio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Cualquier entrega se hace en
recepción —contesta secamente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya lo sé, pero esto es una
entrega especial —se arregla la gorra y sonríe ampliamente—, del señor
Moriarty.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A Cormac se le corta la
respiración, pero su mirada sigue imperturbable y brusca, aunque Seb sabía que
estaría rezando cual cobarde en sus últimos momentos y suplicando al cielo.
Hace una ‘’o’’ con la boca para intentar decir algo en el momento, pero lo
único que hace es enseñar sus perfectos dientes blancos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pagaré —termina diciendo, quitándose
esa armadura señorial— Lo juro. Díselo. ¡Pagaré!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Seb chasquea la lengua mientras
se saca de la cintura una pistola con silenciador disimuladamente. No podía
dejar que Cormac la viera y se pusiera a gritar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Es demasiado tarde, amigo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Justo cuando el empresario va a
abrir de nuevo la boca, Seb hace un movimiento rápido con el brazo y dispara,
asestándole un agujero limpio en la cabeza que mancha de sangre la pared de
detrás. La pared se queda manchada con diminutos puntitos rojos rodeando un
punto más grande que se derrite y estira hacia abajo, y el cuerpo ya muerto cae
hacia delante y se apoya en la mesa, manchando los papeles y tirando algunos al
suelo por el peso. Sebastian sale lo más rápido de allí intentando no levantar
sospechas. Coge el ascensor y, cuando está en la entrada, saluda a la
recepcionista y se despide de ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al llegar a casa, se topa de
nuevo con la extraña mirada de Jim, que sólo dura un segundo. A veces estaba
seco y cortante, y le lanzaba esas perturbantes miradas que ahora le
incomodaban tanto. Otras veces Jim se abalanzaba sobre él y se le enredaba al
cuerpo, tocando cada una de las partes de su cuerpo, cada cicatriz, y apretaba
las uñas, como si se le fuera a escapar de los dedos o a desvanecerse. Al
minuto ya estaban subiendo las escaleras en dirección a la cama, o revolcándose
por las paredes hasta llegar al sofá del salón. Otras no podían siquiera
esperar y Seb lo tumbaba instintiva y salvajemente en el suelo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dylan Cormac ha pasado a mejor
vida —dice tirándose en uno de los sofás del despacho y sacándose del bolsillo
de detrás del pantalón la pitillera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ajá —contesta Jim distraído,
mirando a cualquier parte menos a Sebastian, aunque tirándole con certeza un
mechero.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Un día ni me mira, y al otro no deja de hacerlo>></i>.
También se daban ocasiones en las que estaba unos minutos sin mirarle y en un
despiste lo hacía, y era como si hubiera estado ciego y no se hubiera percatado
de su presencia, porque al momento estaba ya encima de Seb. Lo tenía muy
confuso y le gustaría hablar de ello, pero con Jim eso no podía hacerse. Lo que
tuviera que ser, sería cuando Jim quisiera que fuera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hace otro intento de entablar una
conversación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Buenas nuevas de Eli?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Recuperándose.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Bah. Pues vale. Si va a estar en ese plan otra vez…>></i>.
No quiere jueguecitos ahora. Vale que necesitaba una paciencia a prueba de
balas con Jim, y más ahora, pero a veces le exasperaba demasiado. Expulsa una
bola de humo y se levanta del sofá con un sonoro quejido de ‘’estoy molido. Me
voy al catre’’. Justo cuando está cruzando el umbral de la puerta, oye el
sonido de la butaca de Jim chirriar oscamente en la moqueta, pero no se gira.
De pronto, nota una mano en su pecho y otra en el trasero, siendo rodeado, y se
detiene, tragándose el humo del cigarrillo y tosiendo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Quién te ha dado permiso para
irte? —le susurra Jim en el oído con dureza.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El criminal asesor aprieta los
dedos de ambas manos Seb aprieta los dientes y suelta un gemido. Se deshace del
agarre con brusquedad y le planta cara. Le coge con fuerza de la cara mientras
con la otra, con más delicadeza, le estira la corbata para deshacer el nudo.
Jim sonríe macabramente y se lanza a sus labios.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Y vuelta a empezar>></i>.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-74917976536865769912013-08-13T21:17:00.001+02:002013-08-13T21:17:53.471+02:00He's my savior (Eli, 8)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La prueba ya había pasado. Por
fin un peso menos que tenía encima, aunque seguía inquieta y nerviosa, siempre
con las pastillas a mano por si pasaba lo peor. No superaba el asesinato de
Dean Crowe, y eso junto a la horrible pesadilla con su madre le aprisionaban el
corazón. Pero ahora había algo que de alguna manera, aunque era peligroso y no
pensaba volver a ponerse en peligro, le levantaba el ánimo: Sherlock Holmes.
Había conocido al detective asesor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Fue después de la prueba de baile
para<i> El lago de los cisnes</i>. Estaba
hablando con unas amigas a la salido cuando oyó detrás suya que alguien se
aclaraba la voz. Se dio la vuelta y lo vio: un hombre joven, de treinta y
pocos, alto, imponente, con unos ojos azules hipnotizantes, preciosos, con el
pelo negro como el carbón y rizado, alborotado pero manteniendo cierto orden en
el caos. Había oído que tenía la apariencia de alguien serio y firme, pero en
ese momento lo notaba desconcertado, más bien nervioso. Eli intentó disimular
su asombro al verlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—H-hola. Soy Sherlock Holmes
—dijo extendiéndole la mano.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli esbozó una diminuta sonrisa
que no duró más de una milésima de segundo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hola… Sí, le… le conozco. El
detective asesor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí —Sherlock sonrió con esa
sonrisa falsa de la que tanto había oído hablar. La utilizaba para acercarse a
la gente, para sonsacarle cosas. Puro interés. <i><<Es una fachada>></i>, pensó—. Lo has hecho muy bien ahí
arriba. ¿Llevas mucho bailando?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli podía sentir su mirada
penetrante. Sabía que él notaba que estaba nerviosa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Varios años… Por mi madre.
También era bailarina —dijo seca. Eli vio que Sherlock, al nombrar a su madre,
tenía un pequeño tic en el ojo derecho. ¿Quizá el detective de alguna forma
sospechaba quién podía ser ella?—. ¿Qué hace usted aquí?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me… Me aburría en casa. Mi
casera me comentó que hacían pruebas de ballet, y cuando mencionó a Tchaikovsky
no pude resistirme —sonrió, más relajado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Para ella, ese hombre era
peligroso. Ya se lo dijo Jim. Pero sentía demasiada curiosidad como para dejar
escapar la ocasión.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Entonces le gusta el ballet,
¿no, señor Holmes?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí. Y por favor, háblame de tú.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<No, gracias…>></i>, pensó. Cuanto menos se acercara a él,
mejor. Aun así el sentimiento de admiración hacia ese hombre no mermaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno —prosiguió el detective—,
no quiero entretenerte más. Será mejor que me vaya. Espero que tengas mucha
suerte. Has estado espléndida. Hace muchos años… —Eli notó que Sherlock, aunque
la miraba fijamente, se sumergía en sus recuerdos sin perder el contacto
visual— fui a un ballet, el único al que he ido hasta ahora, y créeme cuando te
digo que tú bien podrías estar entre profesionales pronto —hace un gesto con la
mano a modo de despedida—. Hasta pronto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Mamá… Vio a mamá>></i>. Cuando el detective ya se había
alejado unos escasos metros, corrió un poco hacia él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Espera! —Sherlock se dio la
vuelta y frunció los labios al volver a mirarla a los ojos—. Gracias.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No… No hay de qué —a Eli le dio
un escalofrío al volver a notar sus penetrantes ojos mirándola. Sherlock soltó
una risita—. Perdona la indiscreción. No sé si lo que voy a decirte es muy
impertinente por mi parte o inapropiado —volvió a reír—. Tienes unos ojos preciosos
—sonrió de medio lado e hizo una pequeña pausa—. Tu madre debe tenerlos igual.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Hablaba en presente de ella, así
que no sabía nada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Mi madre los tenía marrones
—contestó Eli firme.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock no pudo ocultar su
sorpresa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oh… Interesante.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Vaya, vaya, vaya —Jim se acercó
por detrás de Eli y posó una mano en su hombro apretando levemente. Eli vio un
cambio brusco en el rostro de Sherlock—. ¿Quién tenemos aquí? A una prometedora
bailarina y a un aburrido detectivucho asesor. ¿No te enseñaron que no está
bien meter las narices donde no te llaman?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Menos mal que has venido</i> —pensó Eli—. <i>Creo que me he podido ir un poco de la lengua…>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—James Moriarty. Sólo le estaba
felicitando por su trabajo en el escenario —contestó Sherlock, mirándole muy
serio.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya, claro. Será mejor que te
vayas y dejes de molestarla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock entrecerró los ojos.
Intentaba deducir qué tipo de relación tenía con ella, pero no lograba
entenderlo. Una cría como ella y un criminal asesor era una combinación
bastante extraña.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Por supuesto —dijo con media
sonrisa falsa. Se olvidó de Jim después dedicarle otra mirada fría y se centró
en Elisabeth, sonriéndole sinceramente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—A-adiós —pudo titubear ella.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hasta nunca —añadió tajante
Jim.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se dio la vuelta y se
alejó, ondeando al viento su largo y oscuro abrigo. Cuando ya estaban del todo
a solas en el callejón, Jim le dio la vuelta a Eli cogiéndola por los hombros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dime qué te ha dicho, porque no
me creo nada de lo que salga de su miserable boca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Elisabeth tragó saliva antes de
hablar, intentando parecer segura y decidida.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues te ha dicho la verdad. Se
me ha acercado un momento para decirme que lo he hecho muy bien y que podría
estar pronto entre profesionales, y que seguro que me dan el papel.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Algo más? —Jim sabía que le
ocultaba algo, lo más importante de la conversación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<No puedo decirle lo de mamá>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno… Ha mostrado interés en
mis ojos…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Jim chasqueó la lengua.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Joder, Elisabeth. Hasta eso para
Sherlock es suficiente para ponerse a atar cabos. Partiendo de la más minúscula
pista puede empezar a trabajar con ese cerebro suyo. Cuando todo aquello que es
imposible ha sido eliminado, lo que quede, por muy improbable que parezca, es
la verdad. Ese es su lema. No le habrás dicho nada más, ¿no?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No, te lo aseguro. No soy tonta,
Jim. Sé quién es. Bueno… No le conozco como tú, pero sé que es peligroso para
nosotros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—… De acuerdo. Vámonos a casa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ahí terminó su encuentro con
Sherlock Holmes. Siempre había sentido admiración por ese hombre, y a la vez
también miedo, porque durante años Jim le dijo que era un peligro para ella. De
todas formas, haberle conocido en persona la había hecho feliz.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Eli? —la voz de Erik acompañada
de unos toques en la puerta hacen que vuelva de sus ensoñaciones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pasa —dice Eli incorporándose en
la cama. Erik asoma la cabeza un poco. Se le queda mirando en silencio,
preocupado. Aunque Eli seguía durmiendo con él, su subconsciente no descansaba,
permanecía en vela toda la noche, impidiéndole que tuviera horas normales de
sueño, y eso se hacía presente en su estado físico, estando pálida, apagada
aunque siempre con una sonrisa para no preocupar demasiado a Erik, y con los
ojos hinchados y rojos. Las pesadillas no la dejaban en paz—. ¿Qué quieres?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Voy… Voy a preparar la cena.
¿Quieres algo en especial?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No quiero cenar. Gracias<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No podía dormir, pero tampoco
podía comer. El apetito había desaparecido. De vez en cuando picaba algo para
no desfallecer en los ensayos de baile pero nada exagerado. No le entraba nada,
porque todo le sabía mal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Elisabeth… —el tono de su voz es
suplicante pero severo—. Tienes que comer algo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Que no quiero! —se levanta de
la cama y va al armario a coger las puntas—. No quiero y no puedo, Erik.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El mago suspira y se cruza de brazos,
agachando la cabeza; había vuelto a levantarle la voz. Estaba irritada, cansada
y malhumorada, y como en esa casa no había nadie más, la pagaba con Erik, la
persona que menos se lo merecía. Siempre se preocupaba por ella, por que
estuviera bien, y Eli se lo agradecía con malas caras. No podía controlar sus
cambios anímicos. Estando tan tensa como estaba ahora, no podía comportarse de
otra manera, no podía comportarse con él como a ella le gustaría, como ella
deseaba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli lo mira una vez más antes de
salir de su cuarto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Voy a practicar… —dice en un
susurro cuando pasa a su lado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya en el salón, se pone las
puntas y se mentaliza antes de calentar. No tenía la presión de la prueba, pero
quedaban exámenes y las clases, y tenía que seguir concentrada y preparada.
Pone en la mini cadena música de fondo ligera para practicar. En una de las
paredes del salón había instalado una barra horizontal para poder sujetarse y
así hacer bien los ejercicios. Una vez acabado el calentamiento, empieza a
hacer pasos más largos, elegantes y sincronizados, y a dar vueltas por el
salón, que previamente había despejado. En su cabeza rondaban miles de cosas y
le costaba centrarse en la melodía que escuchaba y seguirla al pie de la letra:
el detective, lo mal que se estaba portando con Erik, el asesinato de Crowe,
los resultados aún desconocidos de la prueba, la pesadilla con su madre, el
temor de que Jim le encargara más trabajos y fuera incapaz de hacerlo, o que
los hiciera y se volviera loca… Eran demasiadas preocupaciones, demasiados
remordimientos, demasiada presión, una presión que la empujaba hacia abajo que
no dejaba que siguiera adelante con su vida. <i><<Mi existencia es un signo de interrogación, es un caos. ¿Qué
voy a hacer?>></i>. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pierde el equilibrio, fallándole
el tobillo izquierdo y cayendo de bruces en el suelo. Un grito de dolor por el
impacto contra el suelo resuena por la casa, y un escalofrío le recorre todo el
cuerpo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Eli? —desde la cocina Erik
había oído el estrepitoso ruido. Eli reacciona al oír su voz y como puede, se
pone de pie cogiéndose en la barra de la pared. Intenta no apoyar el pie
izquierdo, pero sin querer lo hace y vuelve a gritar—. ¡¿Elisabeth?!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Camina con dificultad, casi a la
pata coja, y sale del salón adentrándose en el baño y cerrando con pestillo la
puerta antes de que Erik pudiera impedirlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Eli! —el mago intenta abrir la
puerta y da golpes en ella—. Abre la puerta. ¿Qué ha pasado?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Era incapaz de contestarle.
Empapada en lágrimas, se mira con miedo el tobillo; una lesión. Intenta
respirar tranquila, relajada, pero no puede. Se busca entre los bolsillos del
pantalón el bote con las pastillas y se alcanza como meramente puede un vaso de
agua del lavabo, llevándose a la boca la medicación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Eli, abre o echo la puerta abajo
—al otro lado de la puerta Erik seguía insistiendo en verla.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Déjame! No es nada, sólo me he
caído. ¡Quiero estar sola!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sabe que Erik no se traga sus
palabras porque hablaba con la voz entrecortada y sollozando, además de que al
acabar la frase suelta un pequeño grito al notar un pinchazo en el tobillo, que
no paraba de palpitarle. Apoya la cabeza en la pared y cierra los ojos,
preocupada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pasó un rato sin oír a Erik, el
rato que las pastillas le hacían efecto y la dejaron adormilada. Por lo menos
ahora no había riesgo de que perdiera los nervios. Cuando volvió en sí, ve que
Erik abre la puerta con su magia, y al otro lado de la puerta también está Jim.
Erik lo había llamado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Qué ha pasado? —Jim se agacha
a su lado. Sin tocarla, porque se lo pide Eli negando con la cabeza, mira de
cerca el tobillo—. Hay que llevarte al hospital.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eli sigue llorando y suplicando
que la dejen, pero ninguno le hace caso y ella sigue un poco adormilada por las
pastillas, incapaz de poner resistencia. La cogen en brazos y la llevan al
coche que había traído a Jim. Los médicos le dicen que no era una torcedura muy
grave, pero que Eli tendría que estar por lo menos un mes sin poder bailar y
sin andar. Eso la asustaba aún más, porque si no podía bailar, no sabría cómo
mantener su mente ocupada y las pesadillas acabarían absorbiéndola y
volviéndola paranoica.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Por suerte ahí estaba Erik, que
seguía sin apartarse de su lado, animándola, jugando con ella, viendo
películas, o simplemente fingiendo que discutían y se enfurecían el uno con la
otra para luego estallar en carcajadas sin sentido. Hacía que más o menos, la
mayor parte del día, se olvidara de todo<i>.
<<Es mi salvador>></i>.<o:p></o:p><br />
<br /></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-84463581246317756062013-08-07T20:42:00.000+02:002013-08-07T20:42:48.400+02:00Welcome to Baker (John, 8)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Tras cerrar la última cremallera
de su maleta, a rebosar con todas sus cosas, suspira. Por una parte estaba
encantado de volver a casa. Por otra no sabía cómo enfrentarse a Sherlock
cuando le viera.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La idea que se había metido en la
cabeza era simple: Sherlock seguiría como hasta ahora, siendo una persona fría,
meticulosa y dejando en un cajón cerrado con llave sus sentimientos y
emociones, si es que por algún poder extraño allá en el universo Sherlock
sentía algo por él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Qué haría en ese caso John?
Reprimirse y perder la batalla de la que llevaba años intentando salir
victorioso. No había conseguido que el detective se interesase por él, o por lo
menos que le tratase mejor, y no podría hacer nada más. Viviría con él, le
ayudaría en sus casos e iría a trabajar al hospital. Una vida normal y
corriente, y totalmente falta de luz para el doctor. Aunque en el fondo para
John estar cerca de Sherlock era suficiente.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Mira su móvil y ve el mensaje que
un mes atrás le había mandado Sherlock preguntando cuándo volvería. No le
contestó, aunque algo saltó dentro de él al ver un pequeño atisbo de interés y
preocupación por su parte. Pasa el pulgar por la pantalla, dejando su huella en
el nombre de su compañero. Controlar esas mariposas que saltaban en su estómago
recordando cualquier momento con Sherlock. Iba a ser una tarea difícil. Si no
lo conseguía, su vida en Baker sería de lo más complicada.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le esperaba un trayecto largo de
vuelta a casa en el que no pararía de pensar las cosas más horribles que podían
pasar. No espera un recibimiento a lo grande, ni una buena noticia, ni un
‘’John, te quiero y siento todo lo que ha pasado, la cantidad de veces que te
he tratado tan mal’’. No esperaba nada de eso. Intenta pensar en otras cosas,
en lo mucho que ha echado de menos su cama, a la señora Hudson, tan amable y
familiar y que le hacía sentir bien y querido, en la ciudad llena de gente,
turistas y curiosos, hasta echaba de menos trabajar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Harry no quiso que cogiera un
taxi, así que ella misma lo llevó de vuelta a Londres en un viaje en coche
silencioso e incómodo. John se despide de ella cuando le deja en la puerta de
su casa y le desea que se cuide si es capaz de poder hacerlo por sí misma. Su
relación no era la mejor entre hermano y hermana todavía, pero Harry le había
apoyado mucho después de la caída y John no dudó en recibir esa empatía. En
esos días ya lejanos aunque todavía dolorosos necesitó todo el cariño posible,
pero sólo de las personas que sabían que lo apreciaban. No quería que ajenos se
compadecieran de él, que pensasen lo miserable que era. Para eso estaba él
todos los días recordándoselo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Cinco años ya…>></i>. Vuelve atrás
en el tiempo. Se sintió la persona más vulnerable y desprotegida de la faz de
la tierra sin Sherlock, pero no mostraba esa faceta en público. La gente se le
acercaba, le daba el pésame (sólo lo aceptaba de buena gana de las persona más
cercanas), le hacían infinidad de preguntas esos periodistas pesados que no
paraban de llamar farsante a Sherlock. Mandó al infierno a unos cuantos cuando
no pudo más, y a los demás los ignoró. Sólo en la intimidad lloraba, se
abrazaba hasta clavarse las uñas en la espalda de la rabia, de lo inútil y
débil que se sentía por estar solo y no poder hacer nada para remediarlo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya enfrente del 221B, deja escapar
un largo suspiro. <i><<Que sea lo que
Dios quiera>></i>, piensa. Abre la puerta y ve la señora Hudson en el
rellano.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Señora Hudson —dice con una
sonrisa, dejando las maletas en el suelo—. He vuelto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La anciana se da la vuelta y lo
recibe con bendiciones y risas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Oh Dios mío, John! ¡Por fin
has vuelto! —se abalanza hacia él y le da un fuerte abrazo que John
corresponde—. Qué alegría que estés aquí. Te hemos echado mucho de menos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Hemos? Lo dudo —dice
sarcástico—. Bueno, ya sabe lo que quiero decir. Sé que usted me habrá echado
de menos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No te engañes, querido. Ha
estado muy raro estos días. Apenas ha salido de casa.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y eso qué tiene de raro?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Los primeros días estaba como
más… triste. Sólo dejaba que yo o el inspector Lestrade subiéramos arriba y estuviéramos
unos escasos minutos con él. Hasta tuve que regañarle para que saliese del
piso, y lo conseguí, pero de verdad John… Hace unos días que no le veo, pero… —sonríe
tímida y sinceramente—. Te ha echado de menos. A su manera, pero lo ha hecho.
No me cabe la menor duda.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La mira con gesto interrogativo.
Una mujer como la señora Hudson se daba cuenta de cómo se siente la gente,
aunque Sherlock fuese la persona más extraña del mundo. Deducir algo emocional
de él resultaba más que imposible y no acababa de creérselo.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Bueno, veamos si es verdad. La
veo luego —le da un beso en la mejilla antes de encaminarse escaleras arriba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lo poco que ve de refilón del
salón mientras pasa por el pasillo, dirigiéndose al piso de arriba donde estaba
su dormitorio, le hace sonreír. Estaba como siempre, un poco más ordenado. Se
notaba la presencia de la señora Hudson. Estaba claro que Sherlock no iba a
poner orden en su pequeño mundo caótico de papeles, cartas y partituras, así
que la pobre se resignaba a hacer el trabajo de asistenta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Vuelve a colocar todas sus cosas
en su sitio y se cruza de brazos. <i><<Una
cosa hecha… Creo que Sherlock no está en casa. No le he visto>></i>. Baja
las escaleras y va al salón a sentarse en su butaca. Oye el agua correr en el
baño y deduce que Sherlock sí estaba. Mira detenidamente lo que le rodea, su
hogar. Poco a poco se olvida de sus problemas con Sherlock y se relajaba,
pensando que por fin está en Baker, en casa. Entraba ya la noche, y el salón
estaba como más le gustaba a él, taciturno, lúgubre e iluminado débilmente por
un par de lámparas, dándole al salón aún más aire hogareño e íntimo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oh no, no, no, no, no —oye cómo
se detiene el ruido del agua en la ducha y un par de maldiciones—. La tetera.
¡Me he olvidado de la tetera!<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<Aquí viene>></i>. La butaca de John estaba dándole la
espalda a la cocina, y por consiguiente, todavía no había visto a Sherlock
hasta que se dio la vuelta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Fue en ese momento cuando el
tiempo se detuvo. Se aferra con las manos en los reposabrazos de la butaca, intentando
no saltar de ella y mirando estupefacto a Sherlock con la boca abierta. Una
toalla blanca era lo único que llevaba atado a la cintura el detective, dejando
el torso y la espalda al descubierto. Su piel, blanca como el marfil, parecía
más brillante adornada por las pequeñas perlas de agua que bajaban juguetonas
desde su pelo hasta el borde de la toalla. John pudo contar con la mirada todas
y cada una de las innumerables gotas que corrían por su cuerpo. Sólo la tenue
luz de una lámpara daba algo de color a su perfecta piel uniforme. Su pelo,
apenas rizado por la humedad pero sí dibujando algunos pequeño bucles, le
chorreaba, dejando en el suelo un camino de gotitas, como las migas de pan de
Hansel y Gretel en el bosque. El doctor, que a cada momento que pasaba la
garganta se le secaba más y tenía que tragar saliva con esfuerzo, notaba la
respiración agitada de su compañero al correr con soberbio cuidado, ya que iba
descalzo, pero con rapidez hasta la encimera de la cocina para quitar la tetera
del fuego. Esa respiración no superaba a la suya propia, que iba más rápida a
cada milésima de segundo que observaba con detenimiento todo su cuerpo. La
respiración de Sherlock se ralentizaba en la mente de John, convirtiéndola en
una regular, profunda, que parecía absorber todo a su alrededor, incluido a él.
Sherlock se apartó el pelo de los ojos antes de coger la tetera y apartarla del
fuego. Sus ojos centelleaban más azules que nunca. No los había visto así
antes. Quizá era porque había estado todo un mes sin verlos, sin ver esos ojos
tan profundos, hipnotizantes y arrebatadores que el condenado objeto de su
deseo desde hacía años tenía.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock parecía un ser de otro
mundo, divino, sobrehumano, que irradiaba belleza por todos lados. Era todo
luz, y para John toda una maldición. Intenta mantenerse sereno, pero le es
imposible. Intenta por todos los medios no perder más la razón y el corazón por
Sherlock Holmes, y estaba viéndolo como nunca antes. Era una batalla perdida. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John le da la espalda. <i><<Maldito… Me han tenido que echar una
maldición. Lo mío es mala suerte>></i>. Cierra los ojos e intenta
tranquilizarse. <i><<John, respira
profundamente y no pienses en Sherlock. Piensa en cualquier otra cosa. El
trabajo…</i> —vuelve a tragar saliva con dificultad. Nota cómo toda su cara
está al rojo vivo—. <i>Eso es. Pacientes,
camillas, pastillas, batas, baños, dispensadores de jabón, toallas, su cuerpo
empapado, sus ojos azules intensos y su pelo negro y brillante por el agua…
Mierda>></i>. Vuelve a abrir los ojos, todavía incómodo y sonrojado a más
no poder.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock estaba apoyado en la
encimera sujetándose con una mano la toalla mientras que con la otra se sacudía
el pelo mojado. Se pasa la mano por la cara, quitándose el exceso de humedad
que tenía a causa del pelo, y es entonces cuando se da cuenta de que John
estaba ahí, sentando su butaca de espaldas y mirando al infinito, distraído y
tamborileando con los dedos en el regazo del asiento de forma regular y
meditada, como intentando concentrarse en un único pensamiento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—John… —dice sorprendido. ¿Cuánto
llevaría ahí?, se preguntaría el detective.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John torna sus ojos a Sherlock,
intentando centrarse en su cara y no bajarla hasta su pecho al descubierto. Se
muerde el labio inferior, nervioso. Si no tuviera tanto control sobre su cuerpo
quién sabe en qué momento perdería los papeles. Notaba sus mejillas ardientes,
encendidas y ruborizadas. Se pasa una mano por la cara y la mantiene en ella un
segundo, tapándosela y mentalizándose.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—H-hola —consigue decir al final.
Añadiría un qué tal, o cómo estás, pero no se olvidaba ni por el acontecimiento
de ahora lo que ocurría entre ellos dos. Desvía su mirada un instante a su
cuello, blanco, alargado, brillante, al que le daban ganas de besar otra vez
(no podía olvidar la primera vez que lo hizo. Era como una adicción, no podía
parar), pero en seguida apartó la mirada intentando disimular su rubor.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Me coges en plena ducha… —el
detective muestra una pequeña sonrisa. A John se le hizo extraño ese gesto. No
era una sonrisa de desagrado, ni irónica. Parecía una sonrisa… normal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><< ¿Qué te crees, que estoy ciego y no lo veo? Menos mal que no
estoy ciego… Por el amor de Dios John, cállate>></i>.<i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Ya. E-esto… será mejor que
termines. Vas a co-coger frío.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Cierto —Sherlock chasquea los
dedos y vuelve al baño.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
De nuevo a solas en el salón,
John resopla y suspira profundamente. Por mucho que lo intentase, ver a
Sherlock semi-desnudo sería una imagen imborrable en su mente. Permanecería ahí
siempre. <i><<Total, es lo único que
voy a ver de él así, sin tanta ropa>></i>, se dice para sus adentros y
riéndose por lo bajo. Podía permitirse ese capricho, ese lujo de cerrar los
ojos y verle así, ciñéndose la toalla a la cintura, mirar sus ojos azules
llenos de poder y confianza, su cuello pálido con millares de gotitas de agua corriendo
hacia abajo, sus labios entreabiertos respirando profundamente en un baile al
que se le unían las fosas nasales y sincronizaban cada una de las
respiraciones.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pensando en eso, John se terminó
por calmar y afrontar de manera más seria los hechos si Sherlock le decía algo.
Él no iba a dar el primer paso. Ya dio el primer beso, y no iba a ser el
primero en decir hacia dónde iba definitivamente esa relación, ya fuese
profesional o sentimentalmente. A estas alturas más o menos le daba igual. Sólo
quería estar en casa y por lo menos seguir a su lado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A pesar de que verlo apenas sin
ropa, le había llamado mucho la atención esa sonrisa, esa sonrisa de persona
normal, de alguien que sonríe con sinceridad y no porque se vea obligado. ¿Y si
la señora Hudson había acertado, y Sherlock le había echado de menos? Esa
sonrisa podía ser una pista. También había dicho que estaba más triste, pero al
verlo no es lo que su cara ha reflejado. Estaba… ¿contento de verle? John
sonríe ruborizado. No podía ser. No quería fantasear más y luego caerse de
bruces por ilusiones destrozadas. Quizá todo era una fachada para hacerle que
se quedara definitivamente, que no volviera a irse, y luego volvería a su
siniestra y distante normalidad. Era un pensamiento más duro y angustioso, pero
John prefiere pensar que es eso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al rato Sherlock sale de su
cuarto vestido de etiqueta. <i><< ¿Lo
hace aposta?>></i>, piensa John mientras cierra las manos en puño. Nunca
lo había visto tan elegante. ¡Hasta llevaba pajarita! Sherlock no es de esos
hombres que llevan complementos, no le gustaban esas cosas. Parecía todo un lord.
Sólo le faltaban los guantes blancos a juego con la camisa y contrastando con
los pantalones y la chaqueta negros, pero sería pasarse de la raya.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿A dónde vas? ¿Eso es una
pajarita? —pregunta divertido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No puedo ir al ballet al Royal
Opera House de casual. Hay que arreglarse —responde serio y obvio arreglándose
la pajarita en el reflejo de un cuadro—. Siento irme con tantas prisas y no
haberte dado la bienvenida como es debido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i><<No, no. Recibirme como es debido lo has hecho a las mil maravillas.
Por eso no te preocupes>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Vas con la señorita Adler?
—pregunta con curiosidad y algo de recelo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No. Irene lleva unos meses fuera
del país. Decidió evadirse un poco de Londres después de lo de Weisz, y no sé
cuándo va a volver. Voy con la señora Hudson, que espero esté ya lista porque
llegamos tarde —dice esto último elevando el tono de su voz para que la anciana
pudiera escucharle desde abajo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oh. Bueno, pasarlo bien. Yo
aprovecharé para organ-<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Sherlock! ¡Lleva a John! ¡Así
le das la bienvenida como es debido! —la voz de la señora Hudson resonaba desde
la planta de abajo parafraseando lo que el propio detective había dicho antes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se da la vuelta airado
pero algo sonrojado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Es de mala educación escuchar
conversaciones ajenas, señora Hudson! —vuelve a mirar a John, que estaba
perplejo por su actitud, aunque sonreía divertido por verle así. Mira el reloj
y alza las cejas—. ¿Qué me dices? ¿Vienes?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Yo? ¿A un ballet? —pregunta
irónico. <i><<Idiota, acepta, así
podrás estar con él un rato sin necesidad de hablar de ya sabes qué. Y además lo verás más tiempo
así de elegante>></i>—. Vale.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues venga, vístete —suspira
mientras ve a John subir las escaleras—. ¡Date toda la prisa que puedas!</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
A los pocos minutos John baja al
salón otra vez lo más formal que puede. No es de comprar ropa muy elegante, ya
que era cara. Solía ir con lo puesto, pero tenía un par de trajes guardados.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Genial —comenta Sherlock—.
Vamos. Ah, por cierto —se da la vuelta y le extiende la mano sonriente—.
Bienvenido a Baker, John —John le estrecha la mano firme y algo confuso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
En más de una ocasión, John ya
había visto el Royal Opera House por fuera, aunque la mayoría de las veces fue
de día. Ahora la noche era la invitada de honor en el imponente edificio y todo
estaba a punto para que estuviera lo más bello posible. Las luces enfocaban a
las columnas dóricas de la impresionante entrada, haciendo de esta un gran
pórtico dos veces más grande de lo que realmente era por la iluminación.
Grandes carteles anunciaban el ballet de la noche: <i>El Cascanueces</i>, de Pyotr Ilyich Tchaikovsky.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Si la entrada ya le había
impresionado, el interior le dejó estupefacto. Nunca había entrado, y era un
salón enorme de butacas como los que veía en las películas. Era una sala tan
inmensa, tan espaciosa y lujosa que le abrumaba. Predominaban el rojo y el
dorado, y el gigantesco telón cubría un majestuoso e increíble escenario. La
gente iba de aquí para allá, habñando con sus conocidos o personas importantes
que tenían el gusto y privilegio de conocer y buscando sus asientos. Parecía
ser que esta clase de eventos siempre se retrasaban un poco para que los
asistentes se acomodasen, y cuando todos estuviesen sentados, apagarían las
luces y el telón subiría para dar comienzo al espectáculo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John camina al lado de Sherlock
por el pasillo lateral izquierdo. No tenía asientos de primera en un balcón,
sino que estaban en el patio de butacas central. Las vistas serían igual de
maravillosas, o eso pensó John, que era la primera vez que asistía a un evento
tan grande. Era una persona sencilla y cómoda; nunca buscaba el lujo, y estar
en medio de algo así le dejaba maravillado, como un niño que sin saber qué es
va por primera vez al circo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se da cuenta de que llevaba unos
pocos segundos caminando solo. Sherlock se había parado. Vuelve sobre sus pasos
y se detiene al verlo con los brazos un poco extendidos a los lados y la cabeza
hacia atrás. Se acerca a él.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿No lo oyes? —pregunta
Sherlock. John cierra los ojos y se da cuenta. Los instrumentos estaban debajo
del escenario afinando. Un violín da una nota tenida y poco a poco se le unen
los demás instrumentos para poder afinarse. Ese sonido inunda cada rincón del
gran auditorio—. Es increíble. Una sensación, un revoltijo de notas que se
abrazan entre sí y que se te meten muy dentro —sonríe y cierra los ojos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
John ladea la cabeza y sonríe. <i><< ¿Qué le pasa…? ¿Por qué está tan
feliz…?>></i>. Estaba más raro que de costumbre, pero le mira con
ternura. Parecía más humano. Irradiaba felicidad y emoción, como un infante abriendo
sus regalos de Navidad. <i><<Es
imposible no enamorarse de él>></i>. Se da la vuelta algo triste, para
que no le vea. <i><<Y eso es lo peor.
Voy a tenerlo muy difícil>></i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ya en sus asientos, oye cómo los
instrumentos dejan de afinar y la gente empieza a sentarse también y a hablar
más bajo antes de que se anunciase que en escasos minutos comenzaría el ballet.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Nunca has venido a algo así,
¿verdad? —le pregunta susurrando Sherlock.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Tanto se me nota? —sonríe nervioso—.
Supongo que puede estar bien aunque no esté acostumbrado a cosas de… tanta
envergadura.</div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Las luces poco a poco se
extinguen. John se acomoda en su asiento y apoya la mano en el reposabrazos.
Cuando las luces están del todo apagadas y la música empieza a resonar por el
auditorio, nota que Sherlock pone su mano encima. John mira primero ambas
manos y luego le mira a él, nervioso, pero Sherlock no le devuelve la mirada. Ya estaba
absorto en lo que sucedía en el escenario, todo lo contrario a John.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-6005015082575126592013-07-31T16:17:00.006+02:002013-07-31T16:21:15.417+02:00Prólogo II<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Ese aroma a papel caliente recién
impreso, mezclado con el olor a viejo, a antiguo, a libros llenos de recuerdos
y fantasías, era lo que reinaba en la pequeña, bohemia y coqueta librería
Koreander’s de la calle New Cavendish. Un sitio anticuado, nada en armonía con
el resto de la calle, dándole ese toque nostálgico de una Londres de años
lejanos y desenfadados a la fría y distante modernidad. Poca gente se fijaba en
ella, aunque solía tener clientela. Sería por eso de estar en el lugar equivocado,
en la época equivocada; llamaba la atención.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br />
<a name='more'></a>Los libros más antiguos, piezas
de coleccionista, se amontonaban en una mesa central de la librería además de
en una pequeña estantería donde estaban bien ordenados para que su acceso no
fuera dificultoso, mientras que los más actuales estaban en las estanterías más
amplias. A Paul Doyle siempre le había gustado cómo tenía organizada su tienda.
Sobrevivía por ella, y la había mantenido desde hacía años. El nombre, Koreander’s,
se lo puso a modo de homenaje. <i>La
historia interminable</i> siempre le había fascinado, y la librería del sr.
Koreander le gustaba mucho: lúgubre, antigua, pequeña, llena de polvo… Tenía su
encanto, y de no ser porque la estética en los tiempos que corren es algo
vital, a Paul le habría gustado tener su librería exactamente igual. La
mantenía él solo, aunque su nieto le hacía compañía. Al pequeño le encantaba
estar allí, leer, pasar el tiempo… El señor Doyle era el único dependiente, el
que hacía todos los trámites con las distribuidoras y limpiaba la tienda. Algún
día necesitaría ayuda si el destino no se topaba antes con él; su nieto era
demasiado joven para encargarse de ella, y si a él le pasara algo, dejaría al
pequeño desamparado, sin nadie. Normalmente intentaba no pensar en esas cosas.
Todavía tenía varios años por delante; era fuerte, decidido, amable, sensato…
Una persona así no podía irse pronto y privar al mundo de una pizca de bondad
que en estos tiempos tanto escasea.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Al lado del mostrador había un
ventanal donde además de tener las publicaciones más recientes, había un
antiguo tocadiscos que le acompañaba en sus horas laborales, siempre con música
antigua, relajante. La música agradaba también a los clientes, haciendo que su
estancia en la librería no fuera silenciosa ni aburrida. Aquello no era una
biblioteca. La gente podía hablar, tener un rato ameno ojeando libros, y la
música, con su poder divino, ayudaba a que se quedasen más tiempo, porque
estaban a gusto allí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Su nieto, de mirada seria pero
traviesa, distraída y con una diminuta sonrisa sale del pequeño almacén al
fondo del local y se para a mirar unos cuantos libros antiguos de la mesa
central. Era un chico muy inteligente, avispado, dulce y atento. Su abuelo lo
quería muchísimo y lo cuidaba y educaba lo mejor que podía. Paul Doyle cada día
estaba más seguro de que lo estaba haciendo bien, y se sentía orgulloso del
pequeño.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Has dibujado algo interesante
últimamente? —le pregunta el anciano librero.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Un par de palomas que se posaron
en el alfeizar de la tienda hace unos días. Y empecé un boceto de esta mesa —el
niño abre su bloc de dibujo y se lo enseña.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Paul sonríe. Para su corta edad,
dibujaba maravillosamente. Tenía un manejo impresionante y personal, y se le
daba muy bien hacer retratos. Los ojos que dibujaba tenían vida propia. Apenas
había recibido clases. Todo lo aprendía por su cuenta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Está muy bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Si quieres, cuando lo termine,
lo puedes colgar en esa pared—el pequeño le señala la pared que estaba detrás
de Paul, un hueco iluminado por la luz que entraba por la ventana del mostrador.
Sonríe—. Podría quedar bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Quedará muy bien —dice Paul
devolviéndole una arrugada sonrisa—. ¿Vas ya a casa?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí… Tengo deberes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Estupendo —ve al niño meterse en
la mochila el bloc y cerrarla. Se la
coloca en la espalda y sale despacio de la librería—. ¡Hamish! No olvides
cerrar la puerta de casa. Voy dentro de un ratito, cuando cierre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El pequeño se detiene al otro
lado de la ventana y afirma con la cabeza después, sonriéndole antes de
desaparecer.<o:p></o:p></div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-86557523837929684222013-07-30T15:41:00.002+02:002013-07-30T15:41:28.057+02:00¡Feliz verano!<div style="text-align: justify;">
Buenas a todos. Hago este pequeño comunicado para decirle a los seguidores de este humilde fanfic, <i>The Man Who Can</i>, vuelve pronto a las andadas. Estamos a mitad de verano y he tenido un poco de tiempo para avanzar y hacer algunos capítulos de lo que será la segunda parte, aunque aún me queda bastante por hacer y por organizarme, pues tengo la cabeza en muchos sitios, proyectos y el calor no ayuda. Así que aprovecho también para decir que por lo menos al principio de la publicación de la segunda parte no habrá capítulos todas las semanas, para darme tiempo a seguir avanzado sin agobiarme.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Muchas gracias a los que siguen ahí apoyándome y dándome esperanzas y amor para que no me desanime y esto siga adelante. En relativamente poco publicaré el prólogo que introducirá la segunda parte. Para terminar, el tiempo que he estado ausente aquí he aprovechado para evadirme y para escribir relatos cortos. Si alguno quiere ojear algo, en la barra lateral encontrará un botón de <b>wattpad </b>que le llevará a mi perfil en esa web.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¡Un saludo, un abrazo enorme y seguid disfrutando del verano!</div>
Celyhttp://www.blogger.com/profile/13204116269760765211noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5996407094314346429.post-91316498629064345162013-06-15T17:26:00.000+02:002013-06-15T17:26:07.223+02:00Elisabeth Parker (Sherlock, 9)<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Irene Adler pasó cuatro días más en
Baker hasta que dieron con Samuel Weisz. Pertenecía a una mafia de poca monta,
pero que daba más de un quebradero de cabeza a la policía desde hacía un
tiempo. Con la ayuda de Sherlock (por supuesto), apenas tardaron menos de una
semana para desmantelar su negocio y encerrarlos a todos, menos a uno.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Dean Crowe, el segundo al mando,
logró escapar. Llevaba varios días ilocalizable. Dio la casualidad de que
Sherlock quiso investigar un poco más sobre este grupo de mafiosos, y se
encontró con que Jackson Williams era un informador y mensajero de éstos.
Moriarty acabó con él y por motivos que desconocía. Seguro que habría algún
enlace entre Jackson y la mafia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
</div>
<a name='more'></a><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Y así era. Uno de los mafiosos
confesó que Crowe era quien trataba de primera mano con el joven, y que estaban
sobornando a Jim con algún tipo de información que pudiera ponerle en un apuro
y poder sacar beneficio de ello. ¿Qué hizo el criminal asesor? Matar a uno, si
no había matado ya al otro también. Aunque Crowe estaba en paradero
desconocido, el caso estaba resuelto en parte. Podría dar constancia de ello.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
‘’ Jackson Williams anduvo
acompañado de personas poco recomendables. Una lástima que Crowe no esté por
aquí saber más’’, publicó en la red. Al instante, recibió un mensaje de
Moriarty:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sí, una lástima –JM.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Eso era todo con respecto a Irene
y el caso de Moriarty. Pensó que, aunque las casualidades para él no existían,
ya que todo ocurre por una razón, estuvo en el momento exacto el día adecuado.
El caso de Jim se vio afectado por el tema de Irene. Había matado a dos pájaros
de un tiro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Pero faltaba un asunto pendiente:
John. Estuvieron semanas bastante distanciados. Fueron unas Navidades frías y
tristes. Sherlock era consciente de que le estaba haciendo daño, pero también
él sufría las consecuencias, y solo podía interpretar un papel: el papel de
malo, el papel de no sacar a la luz sus verdaderos sentimientos para mantener
fuera del peligro a John, aunque eso le causase el doble de daño a su querido
compañero. Apenas cruzaban unas palabras; John evitaba dentro de lo posible
estar en la misma habitación que él. Sherlock se quemaba por dentro. No sabía
cuánto más podría aguantar. Todo el que hiciese falta, pero… ¿y si un día John
no podía seguir así?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esperaba que ese día no llegase,
pero lo hizo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se levanta y va a la
cocina a desayunar lo mínimo para que pudiera concentrarse sin que su estómago
le diera guerra. No había leche.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿John? ¡John! ¡No hay leche! —al
no recibir contestación, va en su búsqueda, y pasando por el salón ve una carta
encima de la mesa—. ¿Pero qué…?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
‘’Querido Sherlock:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Llevamos unos días en los que no
nos entendemos, o no queremos entendernos. Me ha parecido mejor hacer esto así,
aunque no estaba seguro de si te lo decía a la cara me habrías retenido o no.
¿Soy un cobarde al no decirte esto a la cara? Puede.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sabes lo que siento, mis
sentimientos hacia ti. No te obligo a dar ningún paso. Eso es cosa tuya, pero
necesito un tiempo para meditar y pensar cómo quiero sobrellevar esto, y creo
que tú también lo necesitas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Me gustaría que, aunque no
llegues a nada, por lo menos pensases en cómo tratarme, porque estoy harto de
no parar de darte consejos y ayudarte y que no me tomes en serio. Lo hago por
tu bien.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Todo es por ti, siempre lo ha
sido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Voy a estar con mi hermana un
tiempo indefinido. Lo mejor es que no contactes conmigo y te centres en lo que
te pido, por favor, y en tu trabajo, por supuesto. Haz algo por mí por una vez.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Atentamente, John. ’’<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Arruga la carta, boquiabierto. Su
corazón se comprime y siente ganas de arrancárselo para que deje de dolerle el
pecho. John era el único que podía hacer que su corazón tomase vida y encima de
una forma tan pasional y excesiva. <i>‘’Lo
sabía. No podía más…’’</i>, piensa mientras corre escaleras arriba hasta su
habitación. Estaba vacía, sin nada, aunque en los armarios quedaba algo de ropa.<i> ‘‘No…’’</i>. Sale corriendo del piso. No
podía creérselo; John no podía haberse ido. <i>‘’No
me hagas esto…’’</i>. Llega a la calle y mira a todos lados. Podía haberse
levantado unos instantes después de que John se fuera y estar cogiendo un taxi
o cruzando la calle, pero era una posibilidad muy remota.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se lleva las manos a la cabeza
acongojado y empieza a maldecir. John no sabía que todo lo que hacía ahora, no mostrarle sus verdaderos sentimientos, no
poder decirle que lo quería, era por él, por su bien y su seguridad, aunque
tenía doble riesgo esta decisión: que John no aguantara más y un día se fuera
de verdad. Pero prefería que no estuviera con él y fuera de peligro que estar
evitando cualquier contacto con este.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Esto es lo que le decía su
cabeza. Su corazón luchaba por romper esa limitación. Pero había un detalle
enorme que le quitaba el sueño por las noches: no sabía manejar los
sentimientos. Nunca se había dejado llevar, y creía que no sabría hacer nada a
derechas. Deseaba estar con John y no hacerle sufrir, todo lo contrario a lo
que hacía ahora, pero no se veía capaz de abrirse a él como una persona normal.
Ya se lo dijo John varias veces antes: era una máquina.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los sentimientos fueron los
causantes de que años atrás tuviera que dejar todo y a todos para mantenerlos a
salvo. ¿Qué pasaría si volvía a abrirse a ellos? ¿Y si pasase lo mismo, pero
esta vez con perjudicados de verdad? ¿Y si ponía a John en más peligro aún, o
hasta conseguía que lo llegasen a matar? Preguntas tan espeluznantes no paraban
de rondar por su cabeza, y por mucho que intentase sacársela, la idea del
nombre de John manchado de sangre permanecía en su mente, imborrable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
¿Y si de verdad John no iba a
volver? Se había llevado casi todas sus cosas, y eso lo asustaba. Coge el móvil
subiendo las escaleras y le manda un mensaje.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Cuándo vas a volver? –SH.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Le había dicho que no contactase
con él, pero esta era de las muchas veces en las que Sherlock no le hacía caso.
Llega apesadumbrado al salón y se deja caer en el sofá. ¿Qué haría ahora sin
él?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
No se había movido del sofá en un
par de horas cuando la señora Hudson entra en el salón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Hola querido. ¿Ya se ha ido
John? —pregunta sonriente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock se da la vuelta al oírla
decir eso, muy sorprendido.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Usted lo sabía? ¿¡Que se iba a
ir!? —no se da cuenta de que estaba gritando, con un tono de voz malhumorado—.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Pues claro que lo sabía. Y no me
hables en ese tono, señorito.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Sabe cuándo va a volver? —la
coge fuerte pero sin hacerle daño de los hombros—. ¿¡Lo sabe!?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Sherlock, tranquilízate. No… No
me dijo nada. Sólo que se iba unos días con su hermana, nada más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Dios… —empieza a dar vueltas,
hasta que decide pararse y calmarse—. Sólo eso, ¿no? Sólo serán unos días… Es
un idiota. Irse así, sin más… —<i>‘’Eres tú
el idiota, Sherlock, y lo sabes. No te engañes’’</i>.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No te preocupes. Ya verás como
vuelve antes de que te des cuenta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>‘’Ojalá… Le… Le necesito’’</i>, piensa. El chip de su cabeza que
intentaba bloquear sus sentimientos se debilitaba si John no estaba con él, y
hablaba con sinceridad consigo mismo, sin poder evitarlo, sin reprimirse. Sin
John sentía vacío; era todo lo que tenía y lo estaba dejando marchar, pero no
podía ni plantearse que le pasase algo por su culpa en un futuro. No se lo
perdonaría.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El tiempo sin John pasaba lento.
No le había contestado al mensaje. Definitivamente creía que le había dejado, y
eso tenía a Sherlock por los suelos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Cuando todavía no estaba del todo
destrozado por pensar esas cosas, iba a Scotland Yard. Consiguió resolver unos
cuantos casos que tuvieron una pequeña repercusión en la prensa, pero nada del
otro mundo. Trabajar le mantenía la mente ocupada, y el caso de Dean Crowe se
había abierto nada más poner punto y final al de Jackson Williams.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Se sabe algo del desaparecido?
—exigió saber un día nada más entrar en el despacho de Lestrade.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
El inspector apartó la vista de
un montón de papeles sobre su mesa y lo miró, cansado.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Nada… Se rumorea que está fuera
del país desde hace mucho, antes de que hiciésemos aquella redada, pero me
sorprendería que se hubiera alejado tanto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Y su paradero?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No se sabe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tanta información me abruma —dijo
irritante y en un tono burlesco.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Oye, Sherlock. Este no es el
único caso que estamos tratando ahora —se levantó de la silla y extendió los
brazos señalando su mesa hasta arriba de informes—. Tenemos mil cosas más. Ten paciencia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Paciencia es lo que menos
necesito ahora —<i>‘’Se me está agotando con
esperar a John. En algo tan banal y vulgar como esto la paciencia es lo último
en lo que pienso’’</i>. Le echó un rápido vistazo al inspector—. ¿Te ha vuelto
a dejar tu mujer?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Perdona? —dijo poniendo los
brazos en jarra.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Es evidente. Marcas de cansancio
en las cuencas de los ojos, que están rojos de trasnochar mirando todos esos
papeles —se acercó un poco a él— o de estar toda la noche en un bar cualquiera —aspiró
profundamente y se dio la vuelta—. Sí, parece que lo del bar es más correcto en
parte. Sin hablar de que llevas con el mismo traje de hace dos días, o sea que
por casa no has pasado, tal vez por los recuerdos que te trae. ¿Te ha dejado ya
definitivamente? —vio cómo se le nublaba el semblante a Lestrade, enfadándose y
poniéndose triste a la vez, y decidió parar. El que John no estuviera con él le
hacía sobrepasar los límites que el doctor le marcaba desde hacía años. Habría sido
repelente, pero no hasta ese extremo. Se llevó las manos a la cara, tapándosela—.
Lo… Lo siento.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Lestrade se sorprendió bastante
con su disculpa. Sólo le había escuchado una vez decir esas palabras, y eso fue
hace años.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Gregory Lestrade sentía mucho afecto
hacia Sherlock, aunque pocas veces lo había podido demostrar. Siempre el
detective asesor le soltaba alguna pulla que le impedía hablarle como le
gustaría y se mostraba serio y profesional. En contadas veces podía pasarse por
Baker y pasar un pequeño rato con él y con John, al que ayudó mucho en ausencia
de Sherlock. Esa ausencia le dolió y afectó bastante también a Lestrade. En
parte fue por su culpa, por dejarse embaucar por Anderson y Donovan, pero
Sherlock le explicó todo y le dijo que no tenía que sentirse culpable.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Se acercó a él y le puso una mano
en el hombro.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tran… Tranquilo. Tienes razón:
debería pasar por casa y cambiarme —soltó una carcajada para aliviar la tensión—.
¿John… no ha vuelto?<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—No —<i>‘’Por eso estoy así. No tenía que haber venido. Lo estoy pagando con
Lestrade y no es justo’’</i>. Hasta a él le sorprendía hablar así. ¿Tanto había
influido John en su forma de pensar que ahora se preocupaba un poco más por los
demás, o por lo menos por las personas más cercanas a él? —. Será mejor que me
vaya.<i><o:p></o:p></i></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Descansa, Sherlock. Y no te
preocupes. En cualquier momento estará otra vez sentado en su butaca y leyendo
el periódico.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Unas horas más tarde, Sherlock
recibió una llamada de Lestrade con malas noticias. Dean Crowe no estaba fuera
del país. Habían encontrado su cuerpo en un piso en Canterbury. Encontraron el
cuerpo bocabajo, ahogado en su propia sangre. Fue a ver el cadáver a la morgue:
un corte limpio y perfectamente trazado horizontalmente en la garganta. Sin
huellas, sin asesino, mas Sherlock sabía que había sido obra de Jim.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Los siguientes días fueron un
arresto domiciliario para Sherlock. No quería salir de casa, John seguía sin
volver… Sus esperanzas minaban cada vez más. ¿Lo había perdido del todo? Pensar
en ello lo irritaba y consumía aún más.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La señora Hudson era la única
persona a la que permitía pasar al piso y darle unos minutos de escasa
conversación.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Sherlock estaba tocando el violín
mientras miraba por la ventana cómo la ciudad se sumía en una densa niebla que
teñía de gris los edificios. La niebla iba devorando todo a su paso.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Sherlock? —el detective oye que la casera toca la puerta y pasa libremente por la cocina—. Querido… Me preocupas...
Deberías salir, dar una vuelta… Mantener contacto con lo que te rodea, que es
mucho más que estas cuatro paredes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<i>‘’La soledad me protege’’</i>, le dijo en una ocasión a John. Cada vez
estaba más seguro de eso ahora que él no estaba. A pesar de que quería que
volviera, en parte esa frase siempre la mantenía presente en su moral. Quería a
John, pero no podía estar con él abiertamente por el simple hecho de no querer
ponerlo en peligro. Era como el pez que se mordía constantemente la cola.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Salir no me hará ningún bien, al
igual que quedarme en casa tampoco. Así que, ¿qué diferencia hay? Es más cómodo
estar aquí.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
La casera refunfuña y maldice por
lo bajo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Por lo menos no estarías todo el
día sin hacer nada. Podrías dar un paseo, estirar las piernas, ¡yo qué sé! Pero
quedarte todo el santo día en casa no está bien —se acerca a él un poco—. Mira…
Mi sobrina está haciendo ballet. Creo que ya te lo he comentado alguna vez.
Esta tarde van a hacer unas audiciones para el papel protagonista de <i>El Lago de los Cisnes</i>. Sé que a ti te
encanta la música clásica y ese compositor…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Tchaikovsky.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¡Eso! Así que he pensado que
podría interesarte. Haz un esfuerzo. Podría gustarte, y así te olvidarías de
esta pequeña vida sedentaria que llevas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
— ¿Me ve con cara de ir a esas
cosas? —se da la vuelta y ve a la señora Hudson mirándole inquisitivamente, y
vuelve a lo suyo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
—Santo Dios… Quedarte aquí no
hará que John vuelva, Sherlock. Él no querría verte así.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Oye que cierra la puerta y deja
de tocar. Mira al techo, dejando caer la cabeza hacia atrás en un movimiento
rápido pero pesado. Tenía razón; John preferiría que se mantuviera distraído e
hiciese algo. Además, podría estar entretenido. Era Tchaikovsky, y su ballet
favorito.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Decide ponerse el abrigo y bajar
las escaleras, en las que se encuentra a la señora Hudson sonriendo satisfecha.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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—No puedo decirle que no y lo
sabe —sonríe un poco y le da un ligero beso en la mejilla.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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La ciudad estaba bastante
tranquila. No había muchos problemas de circulación, aunque el tráfico era tan
concurrido como de costumbre. Se lleva las manos a los bolsillos y saca los
guantes. El frío cada vez se hacía más intenso, calando en los huesos, y la
niebla bajaba conforme se hacía de noche. <st1:personname productid="La Royal Opera" w:st="on">La Royal Opera</st1:personname> House no
estaba muy lejos de casa, a un cuarto de hora más o menos, así que prefería ir
caminando y observar lo que se suponía que se perdía con su estancia permanente
en el 221B en vez de ir en taxi y pasar todo fugazmente.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Al llegar a Covent Garden, se
para en medio de la puerta del imponente edificio y mira hacia arriba. Las
columnas de estilo corinto daban la bienvenida en la enorme parte central de lo
que era un lugar donde la música, el baile y el arte se fundían en uno en
conciertos, ballet y representaciones teatrales. Podía ser el lugar perfecto
para que Sherlock se relajase durante un par de horas.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Entra y observa el panorama. Era
una sala tan inmensa, tan espaciosa y lujosa que le abrumaba. El color dorado y
rojo predominaban en la estancia todo impecable, pulido y perfecto, y el
gigantesco telón cubría un majestuoso escenario. No tardarían mucho en empezar
las audiciones, así que se dispone a sentarse por el patio de butacas central,
en la esquina de una de las filas del medio.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Los profesores que iban a evaluar
llevaban ahí el mismo rato que Sherlock llevaba esperando, más de media hora.
Estaba aburrido y ahí no había ni música ni baile.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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<i>‘’Vaya pérdida de tiempo. Estaría mejor en casa tocando el violín o
durmiendo’’</i>, piensa.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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—A este paso llega el día del
juicio final y no he ‘’disfrutado’’ del baile —acentúa sus últimas palabras en
tono irónico.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Uno de los profesores se da media
vuelta y le mira mal, a lo que Sherlock responde con una de sus características
sonrisas falsas. Parecía ser que su comentario había incitado que las
bailarinas, que estarían en los vestuarios mentalizándose, se dieran más prisa
y empezasen a ir saliendo.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Ya había visto cinco aspirantes
al papel principal cuando oyó al fondo algo de ruido; más gente curiosa había
ido a ver las audiciones. Por el número de pisadas supuso que eran dos o tres.
Nadie se sentó cerca de él, sino que se quedaron al fondo.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Pasaban y pasaban las aspirantes<i>. ‘’Esto parece eterno’’</i>. Apenas
prestaba ya atención. Se dedicaba a juguetear con sus dedos con la bufanda,
haciendo trenzas y luego deshaciéndolas una y otra vez.</div>
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<br /></div>
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<o:p></o:p></div>
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— ¿Qué hace un detective asesor
en una audición de ballet? <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Reconoció la voz de Jim Moriarty
detrás de él. Estaba apoyando sus brazos en el respaldo de su butaca y le
incomodaba, aunque no se echó para delante.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Justo cuando iba a contestarle,
uno de los profesores llamó a la siguiente bailarina.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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—Parker, Elisabeth. Su turno.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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<i>‘’ ¿Parker?’’</i>. Levanta la vista de la bufanda y mira al escenario.
Una chica rubia, alta y esbelta, se coloca en el centro del escenario. Hace un
amago de levantarse, pero se contiene aferrándose fuerte a los reposabrazos.
Conocía ese apellido. La observa detenidamente, echándose hacia delante en su
asiento y llevándose las manos en puño a los labios, rozando los pulgares
contra estos. Bailaba grácilmente, haciendo unos movimientos. Sus brazos eran
las alas de un cisne, haciendo círculos en el aire hasta llevarlos despacio hasta
sus tobillos. Parecía tan ligera que daba la impresión de que continuaría su
elegante y bella exhibición en el aire.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Se había olvidado por completo de
Jim.<o:p></o:p></div>
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—Sé que es extraño que yo esté
aquí, ¿pero tú? —dice sin quitarle el ojo de encima a la bailarina—.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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—Pasaba por aquí. ¿Y tú?<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Se toma su tiempo para contestar,
algo que exasperaba a Jim, ansioso por saber qué hacía él ahí. Sherlock estaba
demasiado ensimismado mirando a esa chica. Pensaba, la cabeza le daba vueltas y
se bloqueaba. <i>‘’No puede ser. Es un
apellido muy común, ¿no?’’</i>. Cuando calcula que queda poco para que acabe,
le susurra unas últimas palabras a Jim.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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—Me gusta Tchaikovsky. Es lo
único que tienes que saber —se levanta y se da la vuelta, mirándole—. Si me
disculpas —alza las cejas. Ve cómo Jim resopla a modo de desaprobación por
salirse antes de que termine y se va.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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En el vestíbulo empieza a dar
vueltas, retorciendo los guantes en su mano y mirando al infinito.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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No podía ser la misma Parker.
Conoció a una mujer apellidada Parker, y que casualmente también se dedicaba al
ballet. Hacia muchos, muchísimos años que no sabía nada de ella. Podría estar
fuera del país… o muerta. Nunca lo sabría. Por extrañas y personales circunstancias
no volvió a mantener contacto con Martha Parker.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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<i>‘’Era de las últimas bailarinas. Deberían salir dentro de poco por la
puerta de atrás’’</i>. Se abre paso entre la gente de la calle y va al callejón
que da a la puerta de salida para artistas. <o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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<i>‘’Demasiada casualidad, Sherlock. Es imposible’’</i>. Las jóvenes
bailarinas ya estaban saliendo y cuchicheando. La única rubia de pelo ondulado
que vio a lo lejos estaba de espaldas, pero suponía que sería ella.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Se acerca poco a poco, dudando,
hasta que llega a una distancia considerable y se aclara sonoramente la
garganta. La chica se da la vuelta.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Sherlock se queda boquiabierto
durante un segundo. <i>‘’Sus ojos…’’</i>, se
dice sin salir de su asombro. Eran azules, muy azules, tirando a un grisáceo
que los hacía parecer de hielo. Penetrantes y profundos… como los suyos.<o:p></o:p></div>
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<br /></div>
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Vuelve en sí y le extiende la
mano.<o:p></o:p></div>
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—H-hola. Soy Sherlock Holmes.</div>
<br />
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<i>‘’Vale, Sherlock. Ahora es sólo improbable’’</i>.<o:p></o:p></div>
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<b><span style="font-size: large;">Fin de la primera parte.</span></b></div>
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