<<Bueno Jeanne, mantén la calma. No pasa nada>>. Suspira
molesta. Nunca le ha gustado el instituto, ¿por qué tiene que ir? Su padre le
dio el ultimátum de que o empezaba a ir a clase cuando iniciara el próximo
semestre o la llevaba de vuelta con su madre. Jeanne aguantó todo lo que pudo
evitando volver al colegio, pero cuando su padre le dijo eso, sabía que no
había que buscarle las cosquillas y que debía acatar las órdenes.
De todas formas odia la idea de
ir a clase. No necesitaba nada de lo que le ofrecía; su filosofía se basaba en
que el colegio no te enseña lo que necesitas realmente en la vida. Te meten un
montón de palabras, cifras y datos en la cabeza y te obligan a memorizarlos
para luego ponerte a prueba. Y muchas de esas cosas luego no las volvería a
utilizarlas en toda su vida. Algunos son conocimientos básicos, pero Jeanne
puede aprender todo lo que desee y necesite por su cuenta y cuando quiera. Que
se lo impongan le quita toda la gracia.